Saturday was an intense day, at noon I celebrated the birthday of my wife's brother's wife, that is, my sister-in-law, I don't understand much about this political relationship and perhaps I prefer the long explanation, although some get lost in the game of words.
They invited us to have lunch at a traditional Spanish food restaurant located within a very traditional club that brings together Spaniards and their descendants, the Asturian center. Fish of all kinds and in the best preparations I have ever tasted in this food. I'm going to put pictures of the place because I think I've already done it on another occasion and if not, I'll do it in the future.
Then came the match for the round of 16 with Australia, everyone home to watch it on television, there is no other choice since traveling to Qatar is not for everyone and although the number of compatriots there is surprising, I can't stop wondering how they do it. It's not that I worry too much, but sometimes one wonders, what did I fail? Why was I never able to give myself and my family that kind of luxury? Of course, it is not something that will take away our dream.
After the game where we suffered perhaps more than we deserved since everything could have been defined long before the one-on-one that our goalkeeper blocked a player from Australia whose name I don't even know. I don't know because he failed or rather "the drawing" Martínez covered what could have been the tie and the anguish of the extra time, if he had scored that goal, surely now he would know his name.
The meeting ended, with total uproar not only in the family but for everyone, the economy, and politics in this country work so badly that we need happiness from time to time if only to give us a breath of fresh and clean air in the face of so much dirt and rot.
The festivities could be heard everywhere, the cars honking their horns, fireworks, bugles, and whistles, everyone wearing the Messi shirt, even the very young children and the dogs, yes, the dogs too, although it is hot for dogs, worth the redundancy, they put the 10 with the blue and white barred colors.
What could we do to end a dream day, and yes, go to dinner all together. But this time sanity took its toll and we decided to choose a quieter restaurant, with less heavy food and as far as possible away from the festivities and noise that continued for several hours.
My daughter, who knows better than anyone else the gastronomic offer of the entire Federal Capital and its surroundings, suggested a small, but a friendly place that only offers Asian tapas. It was the first time she had heard the word “tapas” associated with the adjective “Asian”. I always believed, until Saturday, that tapas were a Spanish creation and I still think so because they are something else, of course, rare for our eyes and palates, but no less exquisite for that.
Names like Bola-Bola, Kinilaw Sa Tahure, Tamal Cavite, and others that were unpronounceable or at least completely unknown to us, appeared before our eyes on the short menu. Luckily for everyone, right next to the names was a cursory explanation of the contents of the dish, although to be honest, some of them also contained names of components we didn't know about either.
But it didn't matter too much, we ordered an assortment to share and see if the Asian tapas were worth a second visit another time.
We left very satisfied, the food and the presentation were excellent and except for some surprises, the taste of each of these rare dishes was worth it.
The additional was the tranquility and peace that the restaurant offered, in the street, some explosions, horns, and noisemakers were still heard when we finally returned each one to their homes.
We had to rest and regain our strength for Sunday, the day that another outing awaited us, this time to a country house where we could spend the day with another part of the family, that of my son's wife.
I still can't imagine how I'll go back to work on Monday.
El sábado fue un día intenso, al mediodía festejo de cumpleaños de la esposa del hermano de mi esposa, es decir mi concuñada, no entiendo mucho de esto de los parentescos políticos y quizás prefiero la explicación larga, aunque algunos se pierdan con el juego de palabras.
Nos invitaron a almorzar a un tradicional restaurante de comida española situado dentro de un club muy tradicional que nuclea españoles y descendientes, el centro Asturiano. Pescados de todo tipo y en las mejores preparaciones que yo haya probado jamás en este tipo de comidas. Yo voy a poner fotografías del lugar porque creo que ya lo hice en otra oportunidad y si no es así, lo hare en el futuro.
Luego vino el encuentro por octavos de final con Australia, todos a casa para observarlo por televisión, no queda otra ya que viajar hasta Qatar no es para cualquiera y aunque la cantidad de compatriotas que se encuentran allí sorprende, no dejo de preguntarme como hacen. No es que me preocupe demasiado pero en ocasiones uno se pregunta ¿en que fallé? ¿Por qué jamás pude darme y darle a mi familia ese tipo de lujo? Por supuesto no es algo que nos quite el sueño a ninguno.
Luego del partido donde sufrimos quizás más de lo que merecíamos ya que todo pudo haber estado definido bastante antes del mano a mano que nuestro arquero le tapó a un jugador de Australia del que ni siquiera se el nombre. No lo sé debido a que falló o mejor dicho “el dibu” Martínez le tapo lo que pudo ser el empate y la angustia del alargue, si hubiera hecho ese gol, seguramente ahora sabría su nombre.
Terminó el encuentro, algarabía total no solo en la familia sino en todos, la economía y la política en este país funcionan tan mal que necesitamos de vez en cuando una alegría, aunque más no sea para darnos una bocanada de aire fresco y limpio ante tanta suciedad y podredumbre.
Los festejos se escuchaban por todas partes, los automóviles tocando sus bocinas, fuegos artificiales, cornetas y pitos, todo el mundo con la camiseta de Messi, hasta los niños muy pequeños y los perros, si, también a los perros, aunque hace un calor de perros, valga la redundancia, le ponen la 10 con los colores barrados celeste y blanco.
Qué podíamos hacer para terminar una jornada soñada, y si, ir a cenar todos juntos. Pero esta vez privó la cordura y decidimos elegir un restaurante más tranquilo, con comida menos pesada y en lo posible alejado de los festejos y los ruidos que continuaron por varias horas.
Mi hija, conocedora como nadie de la oferta gastronómica de toda la Capital Federal y sus alrededores sugirió un pequeño, aunque simpático local que ofrece solo tapas asiáticas. Era la primera vez que escuchaba la palabra “tapas” asociada al adjetivo “asiático”. Siempre creí, hasta el sábado, que las tapas eran una creación española y lo sigo pensando porque estas son otra cosa, por supuesto más raras para nuestra vista y paladar, pero no por ello menos exquisitas.
Nombres como Bola-Bola, Kinilaw Sa Tahure, Tamal Cavite y otros impronunciables o al menos absolutamente desconocidos para nosotros, aparecían ante nuestra vista en el corto menú. Por suerte para todos, justo al lado de los nombres había una somera explicación del contenido del plato, aunque para ser sincero, algunas de ellas también contenían nombres de componentes sobre los que tampoco conocíamos.
Pero no importó demasiado, pedimos un surtido para compartir y verificar si las tapas asiáticas valían una segunda visita en otra oportunidad.
Salimos muy satisfechos, la comida y la presentación fueron excelentes y salvo alguna sorpresa, el gusto de cada uno de esos raros platos valió la pena.
El adicional fue la tranquilidad y la paz que el restaurante ofreció, en la calle todavía se escuchaban algunas explosiones, bocinas y matracas cuando finalmente regresamos cada uno para su casa.
Había que descansar y reponer fuerzas para el domingo, día que nos esperaba otra salida, esta vez a una quinta donde pasar el día con otra parte de la familia, la de la esposa de mi hijo.
Todavía no imagino como volveré a trabajar el lunes.
Las fotografías son de mi propiedad excepto las que menciono la fuente.
The photographs are my property except those mentioned by the source.
Héctor Gugliermo
@hosgug
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