Hoy me di cuenta de que las vacaciones están por terminar, las de Mathias, pues cuando somos madres, las vacaciones no existen, hay días de descanso, intermitentes a veces, y probablemente cuando ya los hijos hayan crecido y hecho sus vidas exista esas tan anheladas vacaciones, si no es que nos da por criar a los nietos jajaja. La verdad es que debo decir que amo dormir hasta tarde, una de las cosas por las que amaba trabajar en el segundo turno era porque podía dormir un poco mas allá de las 7:00 am, para mí el hecho de madrugar siempre ha representado una tortura, lo digo sin nada de vergüenza de hecho, pues sé que no soy la única que piensa de esa manera. Esto ha sido motivo de críticas en mi vida, pero como se le hace si amo dormir con el frio delicioso que hace en las mañanas. Ahora bien, eso va a tener que quedar en el pasado para mí, por lo menos hasta que lleguen las vacaciones de diciembre.



Las clases comienzan para Mathias el lunes próximo, lo que implica madrugar a diario, para hacer todas las actividades que implican el llevarlo al colegio, con suerte aprovechare mis mañanas pacificas para hacer algunas actividades extras que me ayuden a organizar un poco mis cosas, probablemente la rutina de ejercicios que abandone hace meses regrese a mi vida, esto es, además, algo que necesito. No todo es malo al tener que madrugar, he aprendido a ver las cosas desde el lado positivo, al menos los días en teoría, serían más productivos para mí. Lo cierto es, que cuando somos madres tenemos que dejar de lado la mayoría de las veces, algunas de las cosas que amamos, pues ya hay una vida que depende de nosotros, de nuestra colaboración y cuidado y sobre todo de nuestro ejemplo.



Hoy mientras ayudaba a Mathias a armar muñecos de cartón de Minecraft, que debo decir, las manualidades no son lo mío, pero se hace el esfuerzo jajaja, conversaba con el sobre lo que ahora implica esta nueva etapa en el colegio, ya de esto habíamos conversado hace rato, sin embargo, hay que recordarle las cosas, para el no todo fue vacaciones, jugar y dormir hasta tarde estos meses libres, para ayudarlo un poco en su evolución escolar, acudí a las tareas dirigidas, algo que mi madre hacia con mi hermano y conmigo cuando estábamos en edad escolar, algo que odiaba pero que ahora veo cuanto me ayudo y cuánto va a ayudar a Mathias en su nueva etapa.



Una de las cosas que me llevo a no dudar en llevarlo a tareas dirigidas, que en mis años le llamaban escuelita de vacaciones, fue el hecho de que volvió a retomar viejas malas costumbres, como las de decir que en casa no se estudia, porque no es escuela y que yo soy su madre no su maestra, entonces, en pro de evitar peleas y discusiones triviales, recurrí a esta herramienta, algunos me dirán que huyo de mis responsabilidades, o que no afronto al niño como se debe, sin embargo, yo lo veo como un medio de apoyo, pues en todo caso lo que busco y quiero es la evolución y crecimiento educativo de mi hijo, a medida que el vaya creciendo y entendiendo las cosas irán evolucionando y podremos con seguridad hacer nuestras actividades en casa sin peleas ni discusiones.



Muchas veces critican las acciones y decisiones que como padres tomamos, sin sentarse a pensar los sucesos que llevan a tomar dichas medidas, no todos los hijos son iguales, no evolucionan al mismo ritmo ni de la misma madera, son individuos únicos que como tal, van formando sus caracteres, algunas veces con ciertos parecidos a familiares directos, esto más que todo por el ejemplo que logran ver, pero sin duda alguna siempre serán personas diferentes. Mathias por ejemplo ama jugar con cosas simples, esta semana pasada estuvo entregado a jugar con figuras hechas en cartón por el mismo, por ello imprimí estos personajes de Minecraft y armamos estos muñecos, con los que me dijo que yo era la mejor mamá del mundo, así como otros días me dice que soy la peor porque no lo dejo vaciar la vieja caja de juguetes y hacer un desastre en la sala.

_{Imágenes de mi propiedad, tomadas con la cámara de mi Xiaomi Redmi Note 9S}

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