Saludos, amigos cazadores de sombras en esta comunidad. Hago mi primera publicación en ella, atendiendo al llamado de #OCD para este concurso, aunque ya sabía que existían, gracias a mi amiga @lisfabian que es una empedernida cazadora de sombras. Ella ha compartido publicaciones geniales de sombras y reflejos.

Para mi participación, estuve revisando mis archivos fotográficos y encontré algunas fotos que bien pude compartir con ustedes, pero había algo que no me permitía escoger unas, entre todas las que vi. Fueron fotos tomadas en tiempos de libertad, tiempos en el que no existía el miedo a compartir y que me dejaron un poco de nostalgia por todo lo vivido, pero no conecté con ninguna.

Así, pensando en fotos para participar, hoy temprano, cuando me iba a sentar a tomar el sol como todas las mañanas con mi cafecito en la mano, vi la sombra de las rejas y de inmediato pensé: estas son las fotos para el concurso.

Cada mañana, la hermosa luz del sol entra por uno de los patios de mi casa y desde que comenzó la cuarentena por la pandemia, me siento un buen rato a disfrutar del primer café y a recargarme de vitamina D, mientras se va haciendo el desayuno.

Es allí cuando, además, disfruto de las flores que me regalan mis plantas, de las mariposas que recién han salido de la crisálida y vuelan de flor en flor.

Muchas veces, he capturado hermosas imágenes de la vida que hay en mi jardín para compartir en mis publicaciones.

Antes de la cuarentena, la cotidianidad de la vida no me había permitido ver mi sombra en este espacio de mi casa. Por allí, entraba y salía sin darme cuenta.

Hoy, dispuesta a compartir estas fotos para el concurso, analizo cada elemento de la composición que logré con mi celular en una sola mano, en la otra tenía mi café, y siento que en ella se resume este tiempo que vivo ahora.

Vivimos tras las rejas, detrás de las puertas cerradas para protegernos del virus, pero agradezco que puedo salir al jardín, conectarme con el cielo y con la luz que entra a mi casa. El sol llega temprano y, despacito, la acaricia para darle calidez a mi refugio. En las sombras se ven mis plantas, mi cafecito y el móvil que suena suavemente por la brisa mañanera y que me encanta.

Los minutos que allí disfruto, me dan paz, me fortalecen y me alegran el día. No todo es malo en estos tiempos.