pero en medio de este caos
la revolución se ha adueñado de la ley y el orden.
Amo a esta tierra, nos odio hasta por pisarla
nos odio por darle paso y rienda suelta a la miseria
por comprar el beneficio personal a cambio del sufrimiento de ajeno
por haber hecho de la desgracia entretenimiento y empresa.
Víctimas de la avaricia y el egoísmo
pidiendo ayuda desesperadamente
porque fuimos los viventes y más ciegos observadores
y encandilados por la inmediatez que non nos permitió ver la realidad hasta que la sentimos ahorcando nuestro cuello.
Demostramos ser manipulables y moldeables
nos convertimos en una masa incapaz de levantarse por impulso propio
sin importar lo oprimidos que estemos,
no aceptamos la realidad y por ende no la enfrentamos
solo nos resignamos a “soportar todo y más”