Prometí no llorar, si madurar es aprender a despedirse, a mi aun me queda un camino largo por recorrer.
Prometí no llorar, pero al escuchar el aviso del vuelo, se anudo mi garganta, fue difícil cumplir.
Prometí no llorar, pero inmediatamente recordé que por segunda vez quedaría un espacio vació en el closet, en el pie de amigos, en la nevera, en la habitación.
Prometí no llorar, pero en estos casi tres años verlas crecer, compartir, sonreír, molestarse, reír y hasta llorar valió la pena.
Prometí no llorar, o por lo menos no hacerlo hasta que las viera cruzar check in, pero no me contuve.
Prometí no llorar, y darle buen fin a esto que escribo y la verdad no lo conseguí, es que no lo tengo.
Las quiero y esto se queda pequeño.
Postdata: Escuche un día que el mundo es muy pequeño e incluso lo comparan con una caraota. Si es así espero encontrarnos en algún pabellón.
Muy buen Post, mucho ánimo y buena onda!
Muchas Gracias amigo, te sigo :)
Tu post transpira nostalgia, no ha de ser fácil despedir a quienes se han vuelto tan importantes para ti, muy bonito y conmovedor Dani, un abrazo, espero leerte muy seguido por aquí.
¡BIENVENIDA!
Muchísimas gracias a ti Loren por enamorarme de esta idea, e insistir hasta conseguirlo. Besos!!
Es un hermoso post!!! El cual representa el sentir de muchos hoy en día!!
muchisimas gracias cristi... te sigo. besos