Mis amores imposibles (reflexión y vida personal)

Todos tenemos derecho a tener nuestros amores imposibles, imaginarios. Tenemos derecho incluso a idealizarlos. Para mí esto es vital. A lo que no tenemos derecho es a invadir su espacio y a exigirles ser como nuestra imaginación ha de concebirlos. Toca contemplarlos a lo lejos, como a esas pinturas valiosísimas que no tenemos derecho a tocar. Borges decía que el milagro tiene derecho a imponer sus propias condiciones. No lo fuerce. En mi caso, no puedo vivir sin ellos. Son mi tesoro, pero es un tesoro que, aun siendo mío, aun cuando he sido yo quien los ha engalanado con brillo casi divino, no se pueden tocar. Los dejo aparecer. Que bailen a su modo y a su ritmo.

Una misma construye a hogar en la gente que ama, en lo autores que leemos, en esos amores imposibles. Todo con el fin de sentir que pertenecemos a algo.

Digo esto sin sufrir. No dramatizo.

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