Nos despertamos temprano, Juan fue a buscar y fuimos a ver la máquina para repararla, en el camino, Félix comenta a Juan:
Félix: “Qué te parece, estos dos peleando a chancletazos anoche”
Juan algo nervioso, se puso a reír como si algo le preocupara, llegamos al sitio donde estaba la máquina e inmediatamente nos pusimos a trabajar.
Unas pocas horas después, Félix me dice:
Félix: “toma la camioneta ve a la casa a buscar unos planos que se quedaron en la habitación”
Tomé las llaves de la camioneta y de la casa, rápidamente salía buscar lo que me habían pedido, al llegar salude a una señora mayor que estaba sentado en la acera del frente de la casa.
Yo: “buenos días abuela ¿tomando un poco de brisa fresca?”
Abuela: “buenos días joven, ¿cómo pasaron la noche?”
Yo: “Gracias a Dios todo muy bien”
Abuela: “tenga cuidado, a la doña no le gustan los extraños, entre y salga rapidito”
Yo:“No se preocupe, ya salgo"
No presté mucha atención lo dicho por la abuela, pensé que estaba senil, me retiré y me dispuse a abrir la puerta de la casa, hice más de 50 intentos, todos imposible de meter algo tan sencillo como una llave en la cerradura, sabía que era la llave correspondiente, ya que temprano, yo mismo había cerrado la puerta de la casa. En el último intento, logré abrir la puerta y cuando me disponía a entrar, súbitamente la misma se cerró en mi nariz, luego sentí unos pasos que se alejaban detrás de la puerta. Lo único que se me ocurrió fue que alguien estaba dentro de la casa y no quería que yo entrara.
La abuela me preguntó:
Abuela: “¿Qué me le paso?”
Yo: “Creo que alguien está dentro de la casa”
Abuela: “no hijo, la dueña de esa casa era una señora que hizo pacto con el Diablo y se ganaba la vida haciendo brujerías, era muy mala. Murió a los 125 años”
Yo: “Abuelo yo no creo en fantasmas.”
Abuela: “crea hijo, crea. Todos los lunes riego frente a mi casa agua bendita para que no se me venga, tenga mucho cuidado, mire que de que vuelan vuelan”
Me despedí y me regresé al taller sin los planos, al llegar Félix me pregunto:
Félix: “¿trajiste los planos?”
Yo: “No pude entrar a la casa, parece que hay alguien adentro”
Juan que escuchaba la conversación me dijo:
Juan: “dame las llaves, yo voy rápido y los busco”
Llame a Félix y a Ray, le conté lo que me dijo la abuela. Estos no me tomaron en serio y Ray:
Ray: “Tan grandote y creyendo en fantasma.”
Ya en la tarde nos dirigimos a la casa a descansar, Ray descolgó su hamaca y se cambió a nuestro cuarto, apagó la luz, puso como siempre las chancletas en cruz y se dispuso a dormir, en eso, escuchamos un golpe muy fuerte a la puerta del cuarto, me paré, prendí la luz y vi la chancleta cerca de la puerta.
Yo: “¿que fue esto hermanos?”
Todos nos quedamos asombrados, recordé lo que me había contado la abuela del frente. Luego escuchamos que bajaron la poceta del baño tres veces seguidas, nos miramos las caras, Félix entró al baño y no vio a nadie, levantó la tapa del tanque y desconecto la cadena del bajante. En ese momento se prendió la licuadora en la cocina, ninguno de los tres quería salir de la habitación, estábamos literalmente muertos de miedo, nos armamos de valor y fuimos los tres a la cocina, apagamos la licuadora y le desconectamos el cable de electricidad.
Abrí la puerta de la casa que da salida a la calle, Salí y cruce la calle. Toque la puerta de la casa de la abuela.
Abuela: “¿quién llama a la puerta?”
Yo: “soy la persona que se está quedando al frente, necesito hacerle una pregunta, por favor”
La abuela abrió la puerta y me preguntó:
Abuela: “¿qué te pasa hijo?”
Yo: “la bruja del frente no nos deja dormir”
Abuela: “ya te busco algo para que duermas tranquilo.
Entró a su casa y sacó una biblia y un recipiente.
Abuela: “lea en voz alta el salmo 23 Y riegue donde duermen esta agua bendita, así ella los va a dejar tranquilos”
Le di las gracias a la abuela y me regresé a la casa. Me esperaba Feliz y Ray estaban en el cuarto bien asustado, le conté lo que me dijo la abuela y nos dispusimos hacer lo que ella nos había recomendado.
Ray leyó el salmo y Félix regó por el cuarto el agua bendita. Todo estaba en calma, en eso escuchamos un perro que ladraba y arañaba en la puerta del cuarto, Félix dice:
Félix: “por la magnitud de los ladridos, parece un perro muy grande”
Ray, abrió la puerta, regó agua bendita en el pasillo nuevamente leyó el salmo, al cerrar, vio en la puerta marcas de garras de un animal.
Ray: “Amigos mañana termine o no el trabajo, no vengo más a dormir a esta casa”
Yo: “igual, tampoco vengo más, en la mañana saco mi ropa y me regreso para Maracay”
El resto de la noche la pasamos sin poder dormir, el fantasma no siguió molestando, ya en la mañana, Juan llegó como de costumbre bien temprano, mientras sacabamos nuestras pertenencias le contamos la mala noche que vivimos. El muy apenado se disculpó con nosotros, nos contó:
Juan:" Mi abuela fue una bruja reconocida, cuentan que hizo un pacto con el demonio para que les diera poderes.. murió muy mayor y su espíritu, ronda por la casa asustando a quienes no son sus familiares.
Ray:"dile a tu abuela que por mi parte me voy, le dejo su casa y jamas volvere por aqui"
YO:"¿por que nos trajistes para acá, sabiendo la situación de esta casa?
Juan:"yo le ofrecí una misa si no les molestaba y ella siempre colabora"
Felix:" bueno juan, vamos a hacer todo lo posible por reparar la máquina y nos regresamos hoy mismo"
Al salir de la casa, logré ver a una señora mayor en la ventana, ella también nos veía, con una cara de maldad, yo estaba contento de haber salido vivo de esa casa a la cual jamás volveré.
Aunque no me crean en realidad es un hecho de la vida real, lo que nos aconteció a mis amigos y a mi fue una terrible experiencia que vivimos en Caicara del Orinoco. hasta ese momento era incrédulo en lo que respecta a fantasmas, brujas, demonios, etc. Pero esta aventura me enseñó que existe algo más allá de la muerte y pueden ser peligrosos.