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Asciendes de las sombras más tenebrosas de mi humanidad.
Te llaman cólera, ira, furia.
Yo solo sé que pierdo mi nombre cuando mis palabras no son mías por ser tuyas.
La vista me traiciona porque ve solo lo que susurras.
Los oídos dejan de escuchar, con tus uñas degollaste al sonido, lo mataste.
Cuan doloroso es dejarse llevar por ti, cuan doloroso es saber que tú no eres tú sino yo mismo.
Y que la culpa no solventa, que el arrepentimiento es superfluo.
Sazón animal de mi composición que si no lo domino me degrado.
Y como un castillo de arena contra una brisa fatal que es rabia, me destruyo.
Dejo de ser Centauro para ser solo animal, así como el castillo deja ser castillo para ser solo grano.
Un todo minúsculo, distante del bello equilibrio entre la razón y el instinto.
Lejos de la humildad de la bestia que solo vive sin saber.
¡Más abajo, Sí, más al fondo!
Ya que por convicción somos crueles al ser animales.
En cambio ellos no son salvajes por predilección, solo son feroces por condición.
¡Ira usurpadora, ira tajante, ira desafiante que a los sentidos esclavizaste!
Con tu poder dejo huellas de pies sucios sobre mi preciado mármol, mi preciado cielo.
¡No necesito tal inmundicia, nadie la debería de precisar!
Sin embargo, hay descuido…
Y carcome, devora, modela y sacia.
Luego a dormir y quien sabe cuándo, a despertar…
Este tercero de “El V Arte’’ germina gracias a la reflexión sobre ese estado donde el alma parece ser arrojada a un laberinto, a una prisión. Es la lucha del individuo ante ese fervoroso deseo del cuerpo por destruir con intensión, ser feroz, hostil y tajante. Convertir las palabras en afilados cuchillos que trocen, mutilen y rebanen sentimientos, sonrisas, plenitudes.
No debemos apropiarnos la inculpabilidad del animal porque aunque el ser humano parezca ciego de ira o enojo, no esta tan ciego. Por eso no es algo que pase una vez…
Ese monstruoso estado del ser solo podrá domarse aceptándolo. El ‘‘estado de plenitud’’ atrapado en esa prisión de la ira anda ciego, anda aturdido, pero anda y porque anda puede encontrar salida al control, al restablecimiento de la balanza que por descuido se desplomo hacia un suelo.
El video habla por sí solo y el poema se descubre, no lleva nada oculto ni palabra que lo vista. Está desnuda la idea, está totalmente despojada de cortinas. No es culpa de alguien más lo que ocurre al enfurecerse más que de si mismo.
He sentido como el odio corre por mis venas, también he cometido errores al dejar que mis palabras sean navajas ante los pechos confiados de mi autocontrol en vez de materias armónicas y productivas.
Sí, sí, y otra vez si…
Cometí la equivocación de engendrar lágrimas de tristeza y dolor en cuencas ajenas con mis palabras. Por eso busque redención aceptando que no hay tercero ni segundo, solo hay uno y ese uno es rabia y es alegría, ese uno es juez y juzgado, ese uno es ley y ciudadano, no es darse golpes al pecho y vivir en penumbra, es golpearse el pecho y reaccionar, no hay nadie más culpable de las fallas de tus acciones durante el enojo que tú mismo.
Agradecimientos a @cronosclocks y a @bagloy por la colaboracion prestada para filmar el audiovisual.
Como dices: "El video habla por si solo y el poema se descubre. No lleva nada oculto, ni palabra que lo vista."
Cuan libres seríamos al explorar en nuestra sombra, en esos cuadrantes de la oscura noche en nosotros, nuestros miedos, deseos, arrepentimientos, y mucho más... el soñador se hace consciente de su sueño dentro del sueño... un paso a la vez, sin miedo.
¡Así mismo, un paso a la vez!
Es el arte que nos permite emprender semejantes exploraciones de la mente en algún momento de la vida.
Aprecio el que les haya sido grato el poema y el vídeo. saludos. @celfmagazine