crónica de una flojera anunciada

in #freewriters13 days ago (edited)

Este microrrelato nace de esas pequeñas contradicciones que vivimos en la adultez, cuando el cuerpo pide descanso, pero el alma aún quiere aventuras.
Con humor, con honestidad y con mucho calor oriental…
Aquí les dejo una escena cotidiana que, quizás, también es la tuya.

Mamá solía decir que, con la vejez, todo se vuelve contradicción. Y ahora le creo.
De muchacha, yo no necesitaba excusas para lanzarme a la aventura. No me importaba no tener dinero, ni tiempo, ni hacer el ridículo. Mucho menos me molestaba ser el centro de atención.
Desde la calle, mis amigos me llamaban o silbaban, y al salir ya sabía que no regresaría pronto... no hasta haber vivido la aventura iniciada.
Inventábamos travesuras, desafíos, competencias… y eso era lo que más me motivaba. Todavía hago cosas por tan solo competir. Con los años, uno empieza a antojarse justo de lo que le falta. Si hay tiempo, no hay plata. Si hay plata, falta el tiempo... o las ganas.
Con Cari cobramos unos trabajitos extras.
—¿Salimos?- me pregunta.
Miro al gato antes de responderle... le envidio ese empoderamiento absoluto.
—¿Salir? No lo sé. ¿Hace calor, no?-Respondo como si existiera alguna posibilidad de que esa condición climática fuera variar en Cumaná.
-sí, dale, vayamos por unos helados.-Me tienta con mi debilidad más grande..
Pero mi cuerpo grita: “¡No pises el palito! ¡Hace calooooooor!”
Siento una flojera inmensurable que seguro pasará... luego de las 3 p.m cuando baje el sol.

Imagen de WhatsApp 2025-04-18 a las 12.43.02_09b69891.jpg

Tomada con Redmi14C
P.D. Saludos de Rino,

Gracias por leerme. Si te gustó este texto, te invito a conocer más sobre mi proyecto de escritura y estilo de vida consciente. Sígueme en Instagram como @3l3ida. Vivo bonito, escribo bonito.