Consequences | Consecuencias [ENG/ESP]

No todos los días tenemos la oportunidad de reflexionar acerca de cuan vulnerables somos. Un viejo amigo solía decir que estamos de paso en este mundo, él tenía razón, pero cuando somos jóvenes nos creemos inmortales. Luego el tiempo pasa y descubrimos que todo cuanto hemos hecho a lo largo de nuestra vida afecta nuestro futuro. A veces tenemos la capacidad de revertir muchas de esas "consecuencias del pasado".

Otras consecuencias se quedan contigo y tienes que aprender a vivir con ellas. Hablo de enfermedades, por ejemplo, muchos de los padecimientos que enfrentamos en nuestra adultez son a consecuencia de, y no un simple hecho fortuito. Con esto no quiero decir que todas las enfermedades tengan origen en nuestra juventud, sino que nuestra salud es el resultado de nuestro pasado en muchos casos.

Lo cierto es que hoy me tocó a mí reflexionar. Yo no consumo alcohol frecuentemente, nunca he amanecido en una discoteca, ni mucho menos he fumado. He vivido una vida libre de excesos, una vida tranquila. En una época de mi vida iba al gimnasio, me preocupaba mucho por la alimentación, luego llegaría una época en donde experimenté mucha ansiedad y producto de eso comencé a engordar muchísimo.

Creo que cuando eres flaco y luego comienzas a engordar, la gente siente que tiene la responsabilidad de advertirte los cambios que están sucediendo en tu cuerpo. Muchas personas que ni siquiera me escriben regularmente, lo hacen solo para decirme lo gordo que estoy y lo mucho que me he “descuidado”. La cosa adquirió mayor gravedad en 2020, el año de la pandemia.

Trabajaba muy poco y básicamente todo lo que me pasaba por delante me lo comía. Engordé muchísimo más, por supuesto, y lo seguí haciendo una vez que dejé mi tierra amada, el Zulia, para mudarme a la hermosa ciudad de Valencia, Venezuela. El tema es que subir de peso no ha hecho tanta mella en mí como la presión social, aunque me siento tranquilo con mi físico.

Eso no me hace perder de vista mi salud; con la obesidad también han venido problemas como los dolores en los tobillos, las rodillas y en la espalda, también, fui testigo de cuán difícil es encontrar ropa que te guste y que al mismo tiempo se adapte a tu cuerpo. La gordofobia está en todos los ámbitos, incluso en la moda.

También he tenido problemas con mis riñones. Vengo de una zona en donde consumimos muchos productos lácteos, eso aunado a mí “obesidad” me han llevado a padecer cálculos en los riñones. Yo soy realmente fuerte, no me enfermo con regularidad, solo he estado una vez hospitalizado con dengue y tenía 10 años sin pisar un hospital, hasta hoy.

Anoche me dolía mucho la espalda, así que decidí buscar un médico. Los servicios médicos en Venezuela son deficientes, a pesar del gran talento humano que tenemos, grandes médicos y enfermeras que trabajan por un sueldo paupérrimo. Sin embargo, decidí ir a una especie de ambulatorio llamado Centro Médico Pediátrico Dr. José Gregorio Hernández, adscrito a la alcaldía del municipio San Diego, cerca de mi casa, todo estuvo muy bien, la atención es increíble.

La doctora que me atendió era una muy joven, me revisó y me prescribió un récipe con un sin número de exámenes médico que debía hacerme y me pidió que accediera a uno de los consultorios para que de manera gratuita me inyectaran un ketoprofeno. La enfermera muy amable me preguntó si yo era alérgico a algo—yo nunca he sido alérgico a ningún medicamento— le dije, ya que el ketoprofeno es un antiinflamatorio estrechamente relacionado con el diclofenac y el ibuprofeno que nunca me habían generado ninguna reacción adversa.

El ketoprofeno duele muchísimo, yo que no quería parecer un niño, evite un pequeño quejido y espere recobrar el aliento después de que me aplicaron la dosis en el glúteo. Di las gracias y me dirigí a la parte exterior del centro médico para buscar a mi pareja y tuve que sentarme en cuanto lo vi. Me senté esperando a que el dolor aminorara, pero de un instante a otro, convulsioné y me desmayé dejando caer el teléfono y asustando a mi novio, quien de inmediato salió a buscar ayuda en emergencia.

Había sufrido una reacción alérgica, la presión arterial se me bajó de inmediato, dando paso a un semblante pálido y una sudoración gélida. Estaba descompensado; rápidamente el personal médico procedió a hidratarme con dos soluciones salinas que me dejaron dos horas postrado en una camilla, rogando a Dios por volver a la normalidad lo más pronto posible. Este episodio de hoy fue sumamente incómodo, tenía años sin sentirme tan mal. Ahora debo chequearme la tensión periódicamente.

Al estar así de mal, me puse a pensar en cuan vulnerable soy y cuanto debo preocuparme por mi salud, desde ahora y para siempre. A pesar de que lo de hoy fue una reacción alérgica, no dejo de reflexionar en eso de que somos un ratico; todo el daño que le hacemos hoy a nuestro cuerpo quizás no surta un efecto inmediato, pero con los años ese daño te alcanzará y hará mella en tu salud. No he llegado a los 100 kg, pero a pesar de que no culpo a la obesidad de todo lo que me pasa, sí que es verdad que debo mejorar mi estilo de vida.

Aunque decido hacerlo por mí y no por la gente, la presión social y toda la mierda existencial que tienen muchos.