Saludos amigos de hiveswc

Ayer fue un día especial: cumplí 30 años. Tres décadas de aprendizajes, caídas, logros y evolución. Y decidí celebrarlo de una forma que me representa: entrenando. Nada de fiestas ruidosas ni excesos, solo yo, mi cuerpo, y la disciplina que me ha acompañado durante años. Me regalé un entrenamiento de plancha, intenso y desafiante, como símbolo de resistencia y enfoque.

Cada segundo en esa posición fue un recordatorio de lo que he construido. No solo fuerza física, sino mental. Porque mantenerse firme cuando el cuerpo tiembla es también una metáfora de la vida. A los 30, no busco aprobación ni aplausos. Celebro con sudor, con esfuerzo, con esa sensación de que estoy en mi mejor versión.

Mientras sostenía la plancha, pensé en todo lo que he superado. En cómo cada año me ha moldeado. Y aunque el mundo celebra con tortas y velas, yo lo hice con respiraciones profundas y músculos activos. Fue mi manera de decir: estoy aquí, más fuerte que nunca.

Así que sí, fue mi cumpleaños. Y lo celebré como un guerrero. Porque cumplir años no es solo sumar tiempo, es demostrar que cada día cuenta. Y ayer, cada segundo en esa plancha fue una victoria.