que hermosa tradición la de la silla, tienes muchas verdad en tus palabras, y muchas veces cuando somos niños deseamos crecer y cuando crecemos olvidamos que las cosas mas simples dan felicidad. a mi me paso como a ti, cuando nació mi hijo y el jugar con el me llevo a recordar lo liberador que puede ser usar tu imaginación.
Respecto al resto del comentario, lei en algún lugar que por medio del dolor uno madura. Cuando tenía 8 años mi abuelo murió dejando en mi la idea de lo vulnerable que somos, luego mi padrino Delfin cae en ese estado y así poco a poco la familia se hizo más y más pequeña. Ese dolor me hizo un poco más seguro y me fortaleció.