¿Se ha preguntado alguna vez qué poder tiene nuestra mente, cómo influyen nuestros pensamientos en nuestra salud? Y las emociones, ¿pueden deteriorar o por el contrario mejorar nuestra salud? Todas estas preguntas nunca me las había planteado, nunca le había dado importancia a mi salud mental.

Sin embargo, hoy la vida me ha dado una dura lección que me ha hecho comprender lo importante que es para el ser humano el bienestar y el equilibrio mental. Un familiar mío muy cercano ha sido diagnosticado de Parkinson, aunque la enfermedad no está en un estado avanzado, ha generado en esta persona un impacto emocional de tal manera que en tan sólo dos meses ha envejecido lo que tardaría veinte años en envejecer. Para ponerlos en contexto, se trata de un anciano de 72 años cuyo aspecto muestra una persona de aproximadamente 50 años.

Al menos lo era hasta hace 2 meses, desde que se enteró de su enfermedad se ha visto afectado emocionalmente y esto ha repercutido en su estado físico. Pasó de ser
una persona alegre, divertida, dinámica, inquieta, proactiva, a convertirse en un hombre cabizbajo, desanimado, muy reflexivo, sin duda sus actitudes han cambiado por completo y es comprensible, no es fácil aceptar de un día para otro que tu realidad haya cambiado por completo y sobre todo cuando estás en la última etapa de la vida como es la vejez.

El punto al que quiero llegar con todo este preámbulo, es que precisamente no es la enfermedad la que le está consumiendo, es el poder de su mente el que le está matando. Sí, son sus pensamientos, sus emociones, todas esas ideas que pueden pasar por su cabeza las que han conseguido convertirle en un anciano en apenas dos meses, su espíritu se ha doblegado, sus fuerzas han disminuido, se ha rendido sin dar batalla como si estuviera cansado de iniciar una lucha que sabe que no va a ganar.

Esta experiencia me permite comprender que la mente puede ser nuestra mayor fuerza, o por el contrario, el mayor enemigo que podemos tener. Ahora entiendo que no sólo es necesario ejercitar nuestro cuerpo, también debemos hacer lo mismo con nuestra mente. La meditación, el yoga, los ejercicios de respiración, la aromaterapia, cualquier otra actividad beneficiosa para nuestra salud mental debe ser implementada, es importante lograr y mantener la armonía y el equilibrio interno en nuestro cuerpo, sólo así podremos contrarrestar los efectos negativos generados por el estrés al que podemos estar sometidos.

Como dice la frase, "todo es cuestión de actitud", entendiendo que las actitudes son manifestaciones de nuestros pensamientos y emociones, por lo tanto, una mente sana sólo puede generar pensamientos positivos que a su vez se traducen en emociones positivas. Por lo tanto, es mejor vivir pensando que todo estará bien que torturarse imaginando que todo será peor; fortalece tu mente, libérate del estrés y deja que la vida siga su ritmo, recuerda que hagas lo que hagas siempre tendrás un final, por lo tanto, es mejor vivir para ser feliz que ser feliz para vivir.