Hoy decidí tomar un autobús “chiquito” de los que no suelo tomar, mejor dicho una van, pero al final eso es irrelevante. Al sentarme en mi puesto, pude escuchar a una señora conversando frente a mí, inevitablemente escuché lo que decía y fue muy valioso para mí.

Ella decía que, cuando uno muera, nada de lo material viene con nosotros, ella lo aprendió desde que su madre murió, y eso le hizo reflexionar acerca de todas las personas que conoció, las cuales, de un día a otro, dejaban de estar en este mundo. Entonces, gracias a eso, ella dice que si tiene un antojo y cuenta con dinero para satisfacerlo, lo hace; usa la blusa que le gusta cada que pueda, los zapatos que le guste cada que pueda, regala las cosas que no necesita y no usará… Y es cierto que, muchas veces, olvidamos que lo material es solo un mero objeto.

Entonces pensé: ¿Cuántas veces llegué a guardar cosas que no necesitaba, pero que sentía las ganas de guardarlas igual?, ¿cuántas veces deje de usar mis zapatos favoritos o mi ropa favorita solo para dejarlos para una ocasión especial?, ¿cuántas veces me negué un gusto a mí misma pensando en un futuro?

Pero, ¿cuánto tiempo me queda en esta vida? Eso es algo que nadie puede saber, y yo podría irme mañana y entonces todos esos “para más tarde”, habrían quedado en el aire, desvaneciéndose como mi vida misma.

Es cierto que también, cuando muera, quizá no importe lo que hice o dejé de hacer, pero ¿qué sentido tiene negarme pedacitos de felicidad si luego no va a importar?

Vivir cada día como si fuera el último también tiene sus desventajas, creo yo, porque si nos dejamos llevar desenfrenadamente por el presente, ¿luego qué habrá mañana? Siento que debe haber un equilibrio, entre vivir el hoy y esperar por mañana, sin poner mucho en ningún lado de la balanza.

Me bajé de ese autobús pensando mucho, sobre todo en los eventos que recientemente tambalearon mi vida, la muerte ha sido un tema que he podido reflexionar durante meses, lamentablemente. Pero hoy, me sentí un poco esperanzada, estuve mirando a mí alrededor, agradeciendo por estar viva. Las personas que compartieron conmigo, las cosas que hice, los árboles que vi, el viento que sentí, los sitios que caminé.

Volví a casa sintiéndome más libre que ayer, no volviendo a ponerme restricciones acerca de lo que quiero, ni guardando para mañana indefinidamente para una ocasión especial, porque la ocasión especial es hoy.

Foto tomada por mí

Al final, la felicidad no viene de las cosas materiales que obtenemos o damos a otros, como los gustos o las cosas que dejamos “para una ocasión especial”, sino que pienso yo, viene de los momentos que pasamos con las personas que queremos.

Como dije, hoy estamos y mañana no, por lo cual hoy podrías hacer algo que te gusta y al menos te irías siendo feliz, pero hay algo más valioso: irte habiéndole dado buenos recuerdos a alguien que te quería. El amor y el aprecio es algo que permanece y nos terminamos llevando con nosotros cuando nos vamos, o que terminamos conservando de otra persona cuando nos quedamos.

Me hizo preguntarme también, si todas las personas a las que yo quise, y ya no están, disfrutaron su vida o supieron que yo las quería; espero que sí. Ojalá que todos tengan una señora del autobús que les haga pensar cosas de la vida y reflexionar. Y si no es así, entonces yo espero ser su señora del autobús y que esté pequeño escrito los haga reflexionar a ustedes también.

Sin nada más que añadir, les deseo un muy bonito fin de semana, amigos de la comunidad de Holos&Lotus. Un abrazo y no olviden sonreír, ¡nos vemos!