La muerte tiene una manera de hacernos honestos con nosotros mismos. No con el evento en sí, sino con la posibilidad inminente de que ocurra. Es posible que nunca pensemos en ello hasta que sucede algo que nos haga reflexionar sobre la vida. Esta verdad me impactó una noche cuando me llegó un mensaje de mi esposa en el teléfono: "Hola, cariño, ¿sigues ocupada? Quiero hablar contigo ahora".
Iba a ignorar ese mensaje, porque en el momento en que llegó estaba exhausto después de dar una lección en la conferencia en la que estaba en ese momento y seguramente lo que ella quisiera discutir podía esperar. Pero entonces me di cuenta: ¿y si no espera? ¿Y si este es uno de esos momentos que nunca volveré? ¿Y si el mañana no está garantizado?
Todos sabemos que algún día moriremos. No es bueno pensar en ello, pero es lo más seguro de nuestra existencia. Sin embargo, la mayoría de nosotros vivimos como si tuviéramos todo el tiempo del mundo. Yo era así antes.
No es algo agradable de pensar, pero es lo más seguro de nuestra existencia. Sin embargo, la mayoría de nosotros vivimos como si tuviéramos todo el tiempo del mundo. Yo era así antes. Durante años viví como un ser inmortal, postergando la alegría, postergando la conexión, siempre pensando que lo que realmente importaba vendría "más tarde".
Salgo antes del amanecer todas las mañanas, persiguiendo ambiciones y éxitos comerciales. Todas las noches vuelvo a casa demasiado exhausto para sentarme con mi familia ni cinco minutos. Estaba construyendo el futuro mientras me perdía el presente. La ironía es que a la muerte no le importan nuestros horarios ni nuestros planes. No espera hasta que terminemos nuestras negociaciones importantes o cerremos nuestros acuerdos más importantes.
Hace dos años, esta comprensión me sacudió hasta la médula. ¿Qué pasaría si nunca llego a ver ese mañana? ¿Qué significaría todo este éxito comercial si muriera sin saber cómo viven sus vidas mis hijos diariamente o si me perdiera la alegría de envejecer con mi esposa?
Fue entonces cuando decidí hacer un cambio. No porque tuviera miedo a la muerte, sino porque temo no vivir la vida al máximo hasta que llegue. A partir de ese momento, tengo que limitar mis ambiciones comerciales externas. Empecé a volver a casa más temprano. Empecé a ver realmente a mis hijos, no solo a estar en la misma casa, sino a verlos de verdad. A verlos jugar. A escuchar sus preguntas. A compartir sus descubrimientos y a ser parte de su vida diaria.
Ahora, cuando mi esposa quiere hablar, escucho. No porque tenga que hacerlo, sino porque entiendo que cada conversación podría ser la última. Cada momento es precioso porque es finito. Cada risa, cada toque, cada silencio compartido: estos son los verdaderos tesoros de una vida bien vivida.
Las alertas de negociación de criptomonedas a medianoche pueden esperar. Los correos electrónicos seguirán ahí mañana de todos modos. ¿Pero este momento? ¿Este momento raro e irrepetible con mis seres queridos? Es ahora o nunca.
Algunos pueden llamarlo pensamiento de la vieja escuela, pero a mí me pareció liberador. El conocimiento de que moriremos en el futuro no debería oscurecer la vida, sino hacerla más viva, urgente y real. Nos obliga a elegir lo que realmente importa. Para mí, ya no se trata de construir un imperio empresarial. Se trata de crear recuerdos. Es estar presente. Es amar plenamente, reír profundamente y vivir una vida auténtica.
La muerte llegará cuando llegue. Ninguno de nosotros puede cambiar eso. Pero podemos cambiar cómo vivimos hasta entonces. Podemos elegir estar tan ocupados ganándonos la vida que nos olvidemos de vivir la vida en realidad, o podemos elegir aceptar cada día como un regalo que es.
Este simple mensaje de mi esposa se convirtió en mi llamada de atención. ¿Cuál será la tuya? ¿Esperarás hasta que sea demasiado tarde o comenzarás a vivir hoy al máximo? Porque esta es la verdad: no sabemos si tendremos un mañana, pero seguro que tenemos el hoy ahora mismo.
Así que deja el teléfono. Cierra la computadora portátil. Mira a los ojos a quienes amas. Mantenlos cerca. Diles lo que significan para ti. Vive plenamente, ama profundamente, ríete a menudo. Porque la muerte no es la mayor tragedia después de todo. La mayor tragedia es morir sin vivir realmente.
Un saludo especial a @damarysvibra por iniciar esta conversación que toca el núcleo de la existencia humana.
English Version
Death has a way of making us honest with ourselves. Not the actual event itself, but the looming possibility of it. We may never give a single thought about it, until something happens that could make you have an introspection about life. This truth hit me one evening when a message from my wife popped up on my phone: "Hi honey, are you still busy? I want to talk to you now."
For that message, I was going to ignore it. Because at the time it came, I was exhausted after giving a lesson at the conference I was at that moment, and surely whatever she wanted to discuss could wait. But then it dawned on me - what if it doesn't wait? What if this was one of those moments I will never get back? What if tomorrow wasn't guaranteed?
We all know we will die someday. It is not a good thing to think about, but it is the most certain of our existence. Yet most of us live as if we have all the time in the world. I was like that before.
It's not a pleasant thing to think about, but it's the most certain of our existence. Yet most of us live as if we have all the time in this world. I was like that before. For years I lived as an immortal being, delaying joy, delaying connection, always thinking that what really mattered would come "later".
I will set out before dawn every morning, chasing ambitions and business success. Every night I always return home too exhausted to even sit with my family for five minutes. I was building the future while missing the present. The irony is that death does not care about our schedule or plans. It doesn't wait until we finish our important negotiations or close our biggest deals.
Two years ago, this realization shook me to the core. What if I never get to see that tomorrow? What would all this business success mean if I died without knowing how my children live their lives daily or if I missed the joy of growing old with my wife?
That was when I decided made a change. Not because I was afraid of death, but because I'm afraid I won't really live life to the fullest until it comes. From that moment, I have to limit my outside business ambitions. I started coming home earlier. I began to really see my children – not just exist in the same house, but actually see them. Watch them play. Listen to their questions. Share their discoveries, and be a part of their daily lives.
Now, when my wife wants to talk, I listen. Not because I have to, but because I understand that every conversation could be our last. Every moment is precious because it is finite. Every laugh, every touch, every shared silence - these are the true treasures of a life well lived.
Midnight cryptocurrency trading alerts can wait. The emails will still be there tomorrow anyway. But this moment? This rare, unrepeatable moment with my loved ones? It's now or never.
Some may call it old school thinking, but I found it liberating. The knowledge that we will die in the future should not make life dark, but make it more lively, urgent, and real. It forces us to choose what really matters. For me, it's no longer about building a business empire. It's about Building memories. It is in the presence. It is loving fully, laughing deeply and living authentic life.
Death will come when it comes. None of us can change that. But we can change how we live until then. We can choose to be so busy making a living that we forget to actually live the life, or we can choose to accept each day as a gift that it is.
This simple message from my wife became my wake up call. What will yours be? Will you wait until it's too late or start living today to the fullest? Because here's the truth: we don't know if we have tomorrow, but we sure do have today right now.
So put the phone down. Close the laptop. Look into the eyes of those you love. Keep them close. Tell them what they mean to you. Live fully, love deeply, laugh often. Because death is not the greatest tragedy after all. The greatest tragedy is dying without really living.
My special regards to @damarysvibra for initiating this conversation that touches the core of human existence.
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Hola @fexonice, gracias a ti por ese mensaje tan claro y motivador para apreciar la vida viviendo, Saludos y muchas bendiciones para ti y tu familia. 😊
Thank you so much for initiating the conversation.
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