Siempre me he preguntado qué se siente al tener una familia. Tomar un desayuno normal en un entorno familiar. Que mi madre me leyera cuentos antes de dormir. Ir de caza con mi padre. Ensuciarme en el jardín jugando con mis hermanos.

Eso nunca ha sido así para mí. Toda mi vida he estado en movimiento, sirviendo a diferentes amos. Sinceramente, he perdido la cuenta de a cuántas personas he servido en mis 20 años.

Me llamo Orlando, soy un esclavo y esta es mi historia.

En mi mundo, hay tres categorías de personas. LOS SILVANTES estaban en la cima de la cadena alimenticia. Con su pelo plateado brillante, y sus gloriosos trajes, los más caros. Además de estar dotados de riquezas, también estaban dotados de magia. Gobernaban el mundo y siempre tenían la última palabra.

Luego estaba EL LIMPIO. Estos no tenían poderes mágicos, pero eran ricos. Trabajaban para los plateados y hacían algunos de sus trabajos sucios cuando era necesario.

Luego estaba mi tribu, los ESCLAVOS. No éramos ricos ni teníamos poderes mágicos. Estábamos por debajo de la cadena alimenticia. No teníamos medios para sobrevivir, hacíamos básicamente todo lo que podíamos para comprar comida. Servíamos tanto a los plateados como a los limpios. Llevábamos a cabo tareas inimaginables, todo por una paga ínfima.

La mayoría de las veces me preguntaba por qué los esclavos se molestaban en reproducirse y traer a sus hijos a esta vida de abyecta pobreza y ciclo interminable de sufrimiento. Servir a los silvers parecía ser lo peor que le podía pasar a un esclavo, porque su vida está en riesgo en cada minuto. Los silvers nunca valoraron la vida de un esclavo, para ellos éramos moscas y podían deshacerse de nosotros fácilmente con un chasquido de dedos.

Hay mil maneras de acabar muerto cuando se sirve a los silvers. Si les pisas los pies, estás muerto. O cometer un error tonto cerca de ellos. Peor aún, pueden emborracharse y tener ganas de practicar su magia contigo. Los locos matarían a un esclavo simplemente porque disfrutan viendo cómo luchan por vivir al borde de la muerte.

Hay un montón de experiencias mientras servía a los plateados que nunca olvidaré. Una de ellas es el escenario en el que casi pierdo la vida.

Como he mencionado antes, los esclavos no tenían mucho control de sus vidas. Íbamos a cualquier sitio donde nos destinaran y hacíamos lo que se nos pedía. Una vez me asignaron a un psicópata loco llamado Barz. Estaba metido de lleno en las drogas y practicaba magia oscura que estaba prohibida. Tenia un amigo Jonah, estaban juntos la mayor parte del tiempo tomando drogas y dominando la magia oscura.

Un día, mientras los atendía mientras hacían sus tonterías, sucedió algo extraño. Por alguna razón, se enzarzaron en serias discusiones que desembocaron en una pelea. Me quedé observando en silencio, no me atreví a intervenir. La pelea se puso muy seria y Barz terminó matando a Jonás. Este fue el mayor crimen que una plata puede cometer y se castiga con la muerte.

Inmediatamente T vio morir a Jonah, supe que estaba bien muerto, porque Barz nunca me dejaría salir de allí con vida después de ver lo que acababa de ver. Me ordenó que llevara el cuerpo al centro de la habitación, lo que hice. El cantó algunos hechizos mágicos que prendieron fuego a la habitación, su plan era hacer que pareciera un accidente. Cuando el fuego se encendió, me pidió que fuera a coger algo de la habitación. Sabía que su motivo era empujarme al fuego y encerrarme, así que le dije.

"Señor, soy alérgico al fuego, si me acerco demasiado al fuego, mi piel desprende un olor terrible".

"¿Cómo te atreves a contestarle a una plata?". Tronó. "¡Entra ahí ahora!"

Se acercó a mí asistiendo a empujarme hacia el fuego. Sin que él lo supiera, yo había cogido antes un cuchillo de la habitación. Lo apuñalé con fuerza con el cuchillo y lo empujé al fuego. Pude escuchar sus gritos de angustia. Por primera vez en mi vida, oí a Silver suplicar por su vida.

Después de este escenario, estaba totalmente confundido. ¿Qué hago ahora? Si me denuncio, estoy como muerto porque nadie creería mi historia, me acusarían de haber matado a los dos. Tampoco había ningún lugar al que huir, los plateados tienen sus ojos y oídos en cada parte de la ciudad. Decidí vivir escondido en la mansión de los silvers, actuaría como si siguiera vivo y haría los recados como de costumbre, así sería menos sospechoso. Todos los días rezaba para que nadie viniera a buscar a Barz nuestro Jonás.
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ɢʀǟƈɨǟֆ քօʀ ʟɛɛʀ

ɓuıpɐǝᴚ ɹoℲ sʞuɐɥ⊥