Julio Cortázar: el juego del sentido y la forma

in Writing Club3 years ago (edited)

El 12 de febrero de 1984 falleció un inmenso (incluso en su talla) escritor latinoamericano y universal, Julio Cortázar. Como he dicho antes, nunca podremos olvidar a nuestros maestros en la literatura y en la sensibilidad, como es el caso. He escrito en esta plataforma tres posts sobre Cortázar; si estuvieran interesados les dejo los enlaces (1, 2 y 3).


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Fuente


Uno de los cuentos de Cortázar de mayor significación para mí es ”Continuidad de los parques”, en lo que coincidiré con gran parte de la crítica especializada, perteneciente a su libro Final de juego, de 1956. En él Cortázar condensa uno de los caracteres propios de lo que luego se denominaría “metaliteratura” o “metaficción”, aspecto caracterizador de la literatura moderna y contemporánea. No reproduciré el cuento por su extensión. Pueden leerlo en el siguiente enlace.


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Fuente


La voz narrativa nos sitúa de entrada en las coordenadas que regirán el relato. Un personaje que es lector de una novela, a la que vuelve luego de unos días, al regresar a su finca. Es, entonces, un hacendado, que, se puede inferir, ha tenido unos ciertos contratiempos en su actividad, de los que pareciera querer salir al entrar en la lectura de la novela preterida, ya en sus partes finales.

Todo resulta muy claro, dentro de una historia de cierta convencionalidad. Sin embargo, el autor implícito nos va dejando ciertos indicios, iniciando desde las primeras líneas un cierto juego con el lector empírico (cada uno de nosotros). Entre los primeros puedo destacar que el lector de la historia se imbuía en la trama y en la caracterización de los personajes. En la tarde, se sienta en su sillón de espalda a la puerta, para obviar interrupciones, y frente al parque de robles de su finca. Allí enlazamos con una pista del título del cuento. Acaricia la suavidad del terciopelo verde del sillón, y se deja cautivar por “la ilusión novelesca”. Se bosqueja aquí una sencilla estrategia textual, que habrá de funcionar en la expectativa del lector empírico (nosotros), al suministrar pequeñas pistas que prepararán el desarrollo y desenlace del relato. Es especialmente significativo que hable la voz narrativa de “ilusión”, que alude a imaginación, engaño de los sentidos, ironía, según el Diccionario de la Lengua Española (DEL de la RAE).


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Fir Forest I, de Gustav Klimt - Fuente – Dominio público


El lector de la historia se va distanciando paulatinamente de las circunstancias de su entorno, al adentrarse en el relato que lo aprehende, como toda ilusión. Pasamos, a la sazón, a ser partícipes de la lectura de las escenas finales y definitivas de la historia leída por el hacendado, a través de un resumen hecho desde su comprensión. Aquí estamos ante una estrategia textual clave: sabemos de un acuerdo entre la pareja que supone acometer un acto definitivo: “la sórdida disyuntiva de los héroes” –el puñal ya nos asoma un posible homicidio–, que buscaría la libertad de esta pareja que hasta ahora solo puede vivir su relación como una “pasión secreta”, a escondidas. Alguien tendrá que ser quitado del medio.

Ya anocheciendo, la pareja se separa. Y aquí se nos presenta el desenlace de este extraordinario relato de Cortázar: el amante divisa la mansión a través de la arboleda (parque); recuerda las precisiones de la estructura de la casa dadas por la mujer, lo que supone un conocimiento de su parte. Todo se cumple como estaba pensado (escrito). Y en las dos últimas líneas del cuento, se consuma no solo el crimen, sino la imbricación o con-fusión de los dos planos de la historia leída en una.


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Office in a Small City, by Edward Hopper Fuente


Me perdonarán los usuarios visitantes de este post si no habían leído el cuento de Cortázar, pues lo que hago, en gran medida, “desencanta” su lectura. Pero en la tarea interpretativa de un relato de esta placentera complejidad no puede ser de otro modo.

Estamos, como es notorio, ante un relato de carácter policial, género narrativo tan querido y practicado por Cortázar, no por casualidad de los mejores traductores al español de los cuentos de Edgar Allan Poe; de allí la práctica de eso que se ha llamado el “paradigma indiciario”. Más importante aún, diría, es la magistral consecución, en un cuento breve, de la “puesta en abismo” (mise en abyme, por el término de origen francés, introducido por el escritor André Gide a finales del siglo XIX).

El inteligente cuento de Cortázar imbrica una historia en otra, casi sin percibir que esto sucederá, aunque un lector avisado podría preverlo por los indicios o pistas ofrecidas. La “continuidad” de esa urdimbre se muestra como coincidencia. “Continuidad de los parques” es continuidad solapada de la vida en la literatura o viceversa. ¿Cuántas veces no somos un personaje de una historia soñada o pensada? ¿En cuántas ocasiones no sentimos que somos una superposición de algo leído, visto en el cine, en una fotografía o en una pintura? He allí uno de los aportes de la maestría de Julio Cortázar.


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Gracias por su lectura.


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