Valkyrja - Relato [ESP - ENG]

Ella no tenía nombre pero la conocían como Kaira, reina de las Valkirias. En el séptimo trono irradiaba la osadía de su espíritu: aquel que sobrepasaba la inteligencia de los dioses y los hombres. Su reinado gozaba de justicia y equidad, y de una sabiduría nunca antes vista en milenios. No obstante, desde los séquitos más bajos del palacio de los nueve reinos los consejeros murmuraban que Kaira debía ser destronada por el simple hecho de ser mujer. A escondidas se armó una conspiración en su contra y, al decimoctavo día del segundo milenio intentaron asesinarla mientras reposaba en el jardín de sus aposentos. Pretendieron sorprenderla con la muerte, pero fueron ellos los sorprendidos.

She had no name but was known as Kaira, Queen of the Valkyries. On her seventh throne radiated the daring of her spirit: the one who surpassed the intelligence of gods and men. Her reign enjoyed justice and equity, and a wisdom never seen before in millennia. However, from the lower retinues of the palace of the nine kingdoms, the advisers whispered that Kaira should be dethroned for the simple fact of being a woman. Hidden from her, a conspiracy was formed against her and, on the eighteenth day of the second millennium, they tried to assassinate her while she was resting in the garden of her room. They tried to surprise her with her death, but they were the ones surprised by her.

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“¿Quién dice que una mujer no puede gobernar?” Retumbó la voz de Kaira sobre el séptimo reino de los Valles Divinos. Los conspiradores, miedosos cual ratones a punto de ser aniquilados, negaron la verdad de sus hechos. La ira no pudo contenerse en el corazón de la reina de las valquirias, y sin embargo, su sabiduría fue todavía más grande. Convocó a los séquitos y las cortes y, sentada en el trono con un vestido de plata, se atrevió a retar tanto a los que intentaban arrebatarle la corona como a los que dudaban de su gobierno.

“Si quieren mi corona la tendrán, más si la desangran serán condenados al castigo del águila sangrienta para la eternidad.”

Los conspiradores no creían que en verdad la reina Kaira les estaba entregando su corona. Ella se levantó del trono, victoriosa como siempre, y preguntó por el candidato al nuevo rey. Se escuchó el nombre de Erik y un muchacho rubio posó para el Trono de plata. Las cortes susurraban o para lamentarse o para mostrar sorpresa, incluso se oían llantos que suplicaban la permanencia de Kaira en el poder. Nada de eso pudo cambiar la decisión de la valkiria, pues su corazón contemplaba el honor de la palabra. Se coronó a Erik ese día y tan pronto como tuvo la corona en la cabeza comenzaron los cambios.

"Who says that a woman cannot govern?" Kaira's voice rumbled over the seventh kingdom of the Divine Valleys. The conspirators, fearful as mice about to be annihilated, denied the truth of their facts. The anger could not be contained in the heart of the queen of the valkyries, and yet, her wisdom was even greater. She summoned retinues and courts and, seated on the throne in a silver gown, she dared to challenge both those who tried to wrest the crown from her and those who doubted her rule.

"If they want my crown they will have it, but if they bleed it they will be condemned to the punishment of the bloody eagle for eternity."

The conspirators did not believe that Queen Kaira was actually handing over her crown to them. She rose from the throne, victorious as always, and asked for the candidate for the new king. Erik's name was called and a blond boy posed for the Silver Throne. The courts whispered either to lament or to show surprise, even cries were heard begging for Kaira's continuance in power. None of that could change the Valkyrie's decision, since her heart contemplated the honor of the word. She crowned Erik that day and as soon as she had the crown on her head the changes began.

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Erik era un rey de iniciativas, eso sí: nadie las escuchaba. No tenía el temple necesario para gobernar ni la sabiduría para impartir leyes. Aquellos que lo apoyaron para su coronación en realidad deseaban un títere que firmara pactos y alianzas prohibidas. El séptimo reino de los Valle Divinos comenzó a caer en la oscuridad; las nubes que resguardaban los palacios y los jardines se volvieron del color de la sangre. El pueblo demandó respuestas y, los mismos traidores que concedieron la corona a Erik lo asesinaron mientras dormía con la excusa de que era un mal rey. Mientras tanto, impaciente en el palacio del primer trono, Kaira observaba con ironía desde el manantial de las verdades… esperando su oportunidad.

“¡Queremos que vuelva Kaira!” Pidieron las almas del séptimo reino… y sin embargo Kaira no regresó.

Quince días después del asesinato del Rey Erik coronaron a Dag, príncipe de los guerreros de los siete mares. Hubo celebraciones porque Dag no era un hombre cualquiera: su espíritu valeroso había sido capaz de guiar a los ejércitos del trono supremo a la victoria. ¿Quién mejor rey que Dag el Valiente? Se respiró la prosperidad pues el nuevo rey prometió acabar con los malestares que comprometían al séptimo reino. Y en verdad lo hizo… aunque no por mucho tiempo. Pronto miró lo que su antecesor Erik había mirado: la oscuridad yacía en su propio consejo, en los conspiradores que únicamente deseaban un títere para sus patrañas.

“He de exterminar el mal desde la raíz.” Juró ante su trono y su pueblo lo alabó como solo se había alabado a la reina Kaira en sus días de corona. Sin embargo, el rey no cumplió su juramento: murió comiendo pollo envenenado.

Erik was a king of initiatives, yes: nobody listened to them. He did not have the necessary mettle to govern nor the wisdom to impart laws. Those who supported him for his coronation actually wanted a puppet to sign pacts and forbidden alliances. The seventh realm of the Divine Valley began to fall into darkness; the clouds that guarded the palaces and gardens turned the color of blood. The people demanded answers and the same traitors who granted Erik the crown murdered him while he slept with the excuse that he was a bad king. Meanwhile, impatient in the palace of the first throne, Kaira watched wryly from the spring of truths…waiting for his opportunity.

"We want Kaira back!" They asked for the souls of the seventh realm... and yet Kaira did not return.

Fifteen days after the assassination of King Erik they crowned Dag, prince of the warriors of the seven seas. There were celebrations because Dag was no ordinary man: his courageous spirit had been able to lead the armies of the High Throne to victory. Who better king than Dag the Brave? Prosperity was breathed as the new king promised to put an end to the discomforts that compromised the seventh kingdom. And he really did... though not for long. He soon saw what his ancestor Erik had seen: darkness lay in his own council, in the conspirators who only wanted a puppet for his lies.

"I have to exterminate evil from the root." He swore before his throne and his people praised him as only Queen Kaira had been praised in her crown days. However, the king did not fulfill his oath: he died eating poisoned chicken.

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“¡Queremos que vuelva Kaira!”

Era claro que el pueblo deseaba el regreso de su reina, pero los conspiradores se negaban a entregar el poder que había llenado de oro sus bolsillos. Negados a que cualquier rey o reina les dijera como gobernar los consejos rebeldes eliminaron la figura del trono y el monarca e instauraron un sistema sin gobernantes. Amenazaron a cualquier alma que se atreviera a revocar sus leyes con el dominio de los ejércitos de los siete mares bajo sus hombros. Prevaleció la hambruna y la enfermedad, y venció la oscuridad. El sol de plata que iluminaba los valles desapareció del horizonte y con él la esperanza del mundo.

“Oh Kaira, cuanta falta nos haces.” Lamentaron las almas.

Y en verdad parecía que ya la oscuridad había vencido hasta que una gran luz brilló en el tridente, tan vasta y gloriosa que remplazó el brillo del sol. Y entonces se escuchó una voz que esparció una onda de vida verde y nubes blancas, y que derrumbó el palacio de los traidores y los destronó de la corona. ¡Era Kaira! ¡Era la Reina! Y blandía una espada de plata que centellaba rayos desde la hoja hasta la empuñadura. No hizo falta guerra porque la sola imagen de la reina de las valquirias hizo arrodillar a los ejércitos de los traidores, los cuales pretendieron intimidarla con sus amenazas de muerte:

“Insolente, ¡no mereces ni el trono ni la corona!” Vociferaron al unisono.

Kaira solo respondió: “¿Quién dice que una mujer no puede gobernar?”

Al águila sangrienta fueron condenados dado a que las intenciones oscuras de sus actos desangraron al séptimo reino. Derrotados y exiliados a su castigo los traidores sucumbieron a la verdad cuando era ya demasiado tarde. Mientras tanto, la reina de las valquirias había devuelto la prosperidad a los valles divinos, y así fue para toda la eternidad pues, aunque todo hombre está capacitado para gobernar pocos pueden tener la sabiduría de una mujer.

"We want Kaira to come back!"

It was clear that the people wanted the return of their queen, but the conspirators refused to give up the power that had filled their pockets with gold. Refusing to be told by any king or queen how to govern, the rebel councils eliminated the figure of the throne and the monarch and established a system without rulers. They threatened any soul who dared to revoke their laws with dominance over the armies of the seven seas under their shoulders. Famine and disease prevailed, and darkness overcame. The silver sun that illuminated the valleys disappeared from the horizon and with it the hope of the world.

"Oh Kaira, how much we miss you." The souls lamented.

And indeed it seemed that the darkness had already won until a great light shone on the trident, so vast and glorious that it replaced the brilliance of the sun. And then a voice was heard that spread a wave of green life and white clouds, and that collapsed the palace of the traitors and dethroned them from the crown. It was Kara! She was the Queen! And he brandished a silver sword that flashed lightning from blade to hilt. There was no need for war because the mere image of the queen of the Valkyries brought the armies of traitors to their knees, who tried to intimidate her with her death threats:

"Insolent, you deserve neither the throne nor the crown!" They yelled in unison.

Kaira only replied: "Who says that a woman cannot govern?"

They were condemned to the bloody eagle because the dark intentions of their actions bled the seventh kingdom to death. Defeated and exiled to their punishment, the traitors succumbed to the truth when it was too late. Meanwhile, the queen of the valkyries had restored prosperity to the divine valleys, and so it was for all eternity, for although every man is qualified to govern, few can have the wisdom of a woman.

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Este relato va dedicado a todas las mujeres guerreras y empoderadas.

This story is dedicated to all empowered women warriors.

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