Estimados lectores de Hive, hoy les dejo este relato esperando que sea de su mayor agrado.
Saludos.
“¡Lista la langosta en salsa de ostras!", anunció el chef desde la cocina. El delicioso olor que desprendía aquella comida inundó todos los espacios desde el mismo momento en que se inició su preparación. Los familiares más cercanos de Gerónimo salivaban en seco, mucho más cuando Francisco pasó frente a ellos con la bandeja en dirección hacia su padre. Esta era la sexta noche que sucedía el mismo ritual.
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El chef Guilliart, contratado específicamente para preparar solo un exquisito plato gourmet cada almuerzo y cada cena, sacaba a relucir sus tres estrellas Michelín luciéndose en la elaboración y presentación de la comida a gusto del dueño de la casa. Como si se tratara del Festín de Babette, en la lista de solicitud para el chef figuraron, entre entradas, principales y postres: crêpes de queso emmenthal y fresas, crema de alcachofas y camarones, paté de hígado con salsa de uvas pasas, omelette de espárragos y champiñones, ensalada de peras con cangrejo, ensalada de rúgula con queso de cabra y trozos de mango, mousse de jamón de pierna, buñuelos de bacalao, albóndigas a la suiza, vol-au-vent de salmón y champiñones, langosta en salsa de ostras y calamares, costillitas de puerco a la barbacoa, chuletas ahumadas en salsa de oporto, pato en salsa de miel y mascarpone, lomo de cerdo a las hierbas, muchacho al vino tinto, strogonoff de carne de cerdo, quiche de maíz con echalotes y queso pecorino, pargo a la parmesana, lomito de res en salsa negra, trucha a la marinera, torta selva negra, peras y trufas al chocolate, tarta de queso, pie de limón...
Cada vez que pasaba su hijo con el plato hacia Gerónimo, María del Carmen suspiraba. Más bien, respiraba hondo. Su mirada se perdía detrás del delicioso olor y de la figura de su hijo. En secreto, en una de esas seis noches, le comentó a su prima Luciana que iban a quedar arruinados porque el gasto en la contratación del chef y en los ingredientes de las comidas era exorbitante, pero qué podía hacer si todo aquello era la voluntad de su marido. Además, agregó que estaba convencida de que su esposo no debía estar comiendo esas cosas que pedía a diario. Su prima le dijo que tuviera paciencia, que todo iba a salir bien, pues eran las indicaciones del doctor Castro.
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La primera vez el joven Francisco colocó la bandeja sobre la mesa pequeña y, toda vez que ordenó cada elemento para que se le hiciera más fácil la tarea, empezó a darle bocados a su padre. Gerónimo apenas podía abrir la boca, pero sus ojos se abrieron desorbitados ante el platillo y luego, sin oponer resistencia, aceptó que su hijo lo consintiera de esa manera. Pero, el doctor Castro dijo que los bocados estaban muy grandes, que debían ser más pequeños, que él se encargaría de hacerlo pues tenía experiencia en eso. Le pidió a Francisco que los dejara solos y cerrara la puerta.
Así, durante seis días, el doctor se encargó de alimentar a Gerónimo en los almuerzos y también en las cenas, situación que preocupó a la familia al punto que llegaron a preguntarle si no tenía otros pacientes, a lo que él respondió que sí pero que había decidido atender exclusivamente a su buen amigo en las últimas comidas de su vida.
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Y así fue como el goloso doctor Castro disfrutó de la exquisitez presentada en diversos platos preparados por el famoso chef Guilliart, ordenados a su gusto y deseo, hasta que fue descubierto por María del Carmen quien había sospechado de la actitud del doctor cuando le vio una mancha de chocolate en su blanca camisa, cerca de la corbata, y decidió espiarlo. Descubrió que el doctor le daba a Gerónimo unos pequeñitos bocados, luego él se comía el resto.
Jejejeje todavía me estoy riendo con la travesura de tu personaje, @alidamaria.
Buenísimo el relato, muy divertido. Muy bien. Te abrazo.
Buenísimo un cuento muy bien logrado y que dentro de la desgracia del pobre paciente está la astucia del médico. Jajajaj me gustó mucho.
@alidamaria, yo sé dónde ocurrió. Es en un lugar maravilloso donde el ingenio de su gente hace magia para sobrevivir. En un lugar donde los profesionales hacen máster de resistencia. Ese lugar renacerá 🙏🏻
@evagavilan2, cuanto lamento no haber podido responderte en su momento. Es un gran comentario. Y sí, acertaste el lugar. Un abrazo, amiga.