The Hell of Battlefield 4, my Eternal Quagmire.😓

Dear friends of HiveGaming, today I’m not here to tell about a glorious victory or an epic maneuver on the battlefield. No, today I’m here to vent, because honestly, I feel like I’m stuck in one of the most frustrating stages I’ve lived through in a long time as a gamer.

Queridos amigos de HiveGaming, hoy no vengo a contar una gloriosa victoria ni una maniobra épica en el campo de batalla. No, hoy vengo a desahogarme, porque sinceramente, siento que estoy atrapado en una de las etapas más frustrantes que he vivido en mucho tiempo como jugador.

After escaping the frozen wastelands, in that snow sequence where the adrenaline and cold seemed to pour out of the screen, two days passed in the game. Two days of tense calm, of reorganizing the team, of feeling that maybe, just maybe, there was a brief respite in this endless war. Foolish me!

Después de haber escapado de los páramos helados, en esa secuencia de nieve donde la adrenalina y el frío parecían salir de la pantalla, pasaron dos días dentro del juego. Dos días de calma tensa, de reorganizar el equipo, de sentir que tal vez, solo tal vez, había un pequeño respiro en esta guerra interminable. ¡Iluso de mí!

What came next was, quite literally, my descent into hell. I reached what I now call the quagmire, a section of the game that honestly feels designed to break anyone’s spirit. I move a few meters, land a couple of well-placed shots, a tank pops up out of nowhere, an explosion goes off around the corner, snipers lurking where you least expect them, and bam — down I go.

Lo que vino después fue, literalmente, mi descenso al infierno. Llegué a lo que hoy llamo el atolladero, un tramo del juego que, honestamente, parece diseñado para quebrantar el espíritu de cualquiera. Avanzo unos metros, un par de disparos bien colocados, un tanque que aparece de la nada, una explosión en la esquina, francotiradores apostados donde uno menos se lo espera, y zas, a la lona.

And this is where everything gets even worse — the save system in Battlefield 4 during this section feels like it was programmed by someone who deeply hates players. It doesn’t cooperate, it doesn’t forgive, and it definitely doesn’t save when you really need it. Every time I fall (and believe me, it’s been a lot), all progress vanishes as if nothing had happened, forcing me to relive the same nightmare over and over again.

Y aquí es donde todo se pone aún peor,el sistema de guardado de Battlefield 4 en esta sección parece haber sido programado por alguien que odia profundamente a los jugadores. No coopera, no perdona, no guarda en los momentos que uno realmente necesita. Cada vez que caigo (y créanme, han sido muchas), el progreso se borra como si nada, obligándome a repetir la misma pesadilla una y otra vez.

More than a month — yes, more than a month! — I’ve been stuck in this cursed part of the game. Day after day, trying to push through crossfire, deafening explosions, relentless tanks, and anti-aircraft guns that seem to have eyes in the back of their heads. Sometimes I honestly think the game itself is conspiring against me. I don’t know if I’m just incredibly bad, or if Battlefield 4 decided to switch to you shall not pass mode just for me. But man, it’s been a nightmare.

Más de un mes ¡sí, más de un mes! he estado atrapado en este bendito pedazo del juego. Día tras día, intentando abrirme paso entre disparos cruzados, explosiones ensordecedoras, tanques implacables y antiaéreas que parecen tener ojos en la espalda. A veces pienso que el propio juego está conspirando contra mí. No sé si es que soy tremendamente manco, o si Battlefield 4 decidió ponerse en modo no pasarás conmigo específicamente. Pero vaya que ha sido una pesadilla.

Each attempt feels like a personal battle. I’ve learned to move more stealthily, to find stronger cover, to anticipate enemy attacks. Sometimes I really believe I’m going to make it — I get my hopes up, push a few meters further than usual, catch a glimpse of the light at the end of the tunnel — and right then, a stray bullet or the roar of a tank brutally sends me back to square one. It’s maddening, frustrating, exhausting.

Cada intento se siente como una batalla personal. Aprendí a moverme más sigilosamente, a buscar coberturas más sólidas, a anticipar los ataques enemigos. A veces creo que lo lograré, me ilusiono, avanzo unos metros más de lo habitual, veo la luz al final del túnel y justo ahí, una bala perdida o el rugido de un tanque me devuelve brutalmente a la casilla de salida. Es desesperante, frustrante, agotador.

But you know what? It’s also a reminder of why we love these games. That feeling of pure challenge, where every victory is paid for with (virtual) blood and (real) sweat. Today I’m writing these lines not just to share my frustration, but also to celebrate the fact that, despite everything, I’m still here, fighting.

Pero ¿saben qué? También es un recordatorio de por qué amamos estos juegos. De esa sensación de desafío puro, de que cada victoria cuesta sangre (virtual) y sudor (real). Hoy escribo estas líneas no solo para compartirles mi frustración, sino también para celebrar que a pesar de todo, sigo aquí, batallando.

I may not have made it out of this damned quagmire yet, but I have no intention of giving up. Because if there’s one thing all those hours playing Dark Souls taught me, it’s that a true gamer isn’t the one who never falls — it’s the one who always gets back up and tries again.

Puede que aún no haya logrado salir de este maldito atolladero, pero no pienso rendirme. Porque si algo me enseñaron las horas jugando dark souls, es que el verdadero jugador no es el que nunca cae, sino el que siempre se levanta y vuelve a intentarlo.

See you in the next post, where, hopefully, I’ll be writing about how I finally made it out of this hell. Wish me luck, because I’m definitely going to need it!

Nos vemos en el próximo post, donde, con suerte, estaré escribiendo sobre cómo finalmente logré salir de este infierno. ¡Deseadme suerte, que la voy a necesitar!

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