Las peleas familiares son inevitables en muchas ocasiones. Las diferencias de opinión, malentendidos o estrés pueden generar conflictos que parecen no tener fin. Sin embargo, es importante recordar que las peleas no definen una relación. La clave está en cómo se gestionan. La comunicación asertiva, el escuchar al otro y el tratar de entender las emociones involucradas pueden ser pasos importantes hacia la resolución. Si te encuentras atrapado en una pelea, intenta dar espacio para reflexionar antes de continuar la conversación. A veces, un simple “Lo siento” puede ser el primer paso para sanar. Recuerda, el amor familiar es más fuerte que cualquier disputa momentánea.
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