"Ordinariamente especial" // "Ordinarily special"

in EmpowerTalent3 days ago

¿Qué pensarías si de pronto vas caminando por la calle y ves a una persona andando con los pies descalzos? Inmediatamente lo veríamos como algo poco razonable, incluso llegando a cuestionar la cordura de dicha persona o dependiendo de su lenguaje corporal hasta se podría considerar como una víctima de la delincuencia. Lo cierto es que sea cual sea nuestra reacción, la tendencia en su mayoría se inclina a que se trata de algo anormal, fuera de lo común y bastante cuestionable. Pero, ¿Qué hay si esa persona está actuando de manera consciente e intencionada? ¿Qué razones podría tener alguien para hacer algo así?

Esto me hace recordar el tiempo que como niño disfrutaba todas las tardes cerca de mi casa, y es que al momento de jugar fútbol lo hacía sin algún calzado. ¿Por qué? Sencillamente mi madre solo tenía para comprarme los zapatos para ir al colegio, así que ni siquiera podía pensar de tomarlos para jugar. Aún así, este detalle es tan solo algo insignificante para lo que yo disfrutaba cada tarde, y es que el no tener zapatos no me impedía practicar el deporte que más me ha gustado desde siempre. Si bien es cierto que jugar descalzo en algún momento me causaba ciertas heridas en los pies, ningún dolor podía mermar ese deseo intenso de cada tarde querer jugar fútbol.

What would you think if you were suddenly walking down the street and saw a person walking barefoot? We would immediately see it as something unreasonable, even questioning the person's sanity or, depending on their body language, even considering them a victim of crime. The truth is that whatever our reaction is, the tendency is mostly that it is something abnormal, out of the ordinary and quite questionable. But what if that person is acting consciously and intentionally? What reason could someone have for doing something like that?

This reminds me of the time that as a child I enjoyed every afternoon near my house, and that is when I played soccer without any shoes. Why? Simply my mother only had to buy me the shoes to go to school, so I couldn't even think of taking them to play. Even so, this detail is just something insignificant for what I enjoyed every afternoon, and not having shoes did not prevent me from practicing the sport that I have always liked the most. Although it is true that playing barefoot at some point caused some injuries to my feet, no pain could diminish that intense desire to play soccer every afternoon.

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Pixabay by uroburos

No sé qué tanto pudo aquello influir en mi crecimiento, pero desde niño supe disfrutar de esas pequeñas cosas que no necesitan de tanto para poderme sentir feliz. Mientras muchos de mis amigos tenían un montón de juguetes, yo podía sentirme a pleno con unas cuantas metras, una pelota de goma y un juego de mesa que me dieron en navidad cuando yo tenía como nueve años. No deje de ser un niño feliz por no tener zapatos ni muchos juguetes, e incluso nunca extrañé algo que también veía en mis amigos y vecinos, cuando al obtener una buena calificación o por sencillamente portarse bien recibían una especie de recompensa por parte de sus padres. Nunca esperé por "algo" para sentirme feliz.

En una ocasión leí un libro maravilloso llamado "el principito", y en sus múltiples frases y enseñanza se destaca una idea de vida bastante profunda: "A los adultos le gustan las cifras". Eso me hace pensar en una especie de principio en la que creemos que "lo que abunda debe ser muy númeroso", y mientras más dígitos tenga pues mucho mejor. ¿Realmente es así? Bueno, ya de niños a muchos nos compran con esa idea que no hace más que distorsionar incluso el concepto de algo que nos arroje satisfacción. Si hacemos un ejercicio mental y asociamos "felicidad" con "posesiones, trabajo, viajes y gastos", ¿Qué precio le pondríamos a cada uno?

Recuerdo algo que mi padrino nos hacía a mí y a otros de mis primos cada vez que llegaba el día viernes. Él siempre nos daba algo de dinero en varios billetes y monedas para que compráramos lo que quisiéramos, pero a veces hacía lo siguiente: sacaba un solo billete de su cartera y decía: "Te cambio todos esos billetes y monedas por este". Obviamente nadie aceptaba porque se trataba de dar muchos billetes por uno solo. ¿Y saben que billete era el que sacaba mi padrino? Pues uno de 10 dólares. Nosotros pensábamos que teníamos más por la cantidad de monedas y billetes, y por eso nos negabamos a siquiera cambiar por lo que nos estaban ofreciendo.

I don't know how much that might have influenced my growth, but since I was a child I knew how to enjoy those little things that don't need so much to make me feel happy. While many of my friends had a lot of toys, I could feel at ease with a few metras, a rubber ball and a board game that I got at Christmas when I was about nine years old. I never stopped being a happy kid because I didn't have shoes or a lot of toys, and I never missed something I also saw in my friends and neighbors, when getting a good grade or just being a good boy got some kind of reward from their parents. I never waited for "something" to make me feel happy.

I once read a wonderful book called "The Little Prince", and in its many sentences and teachings a very profound idea of life stands out: "Adults like numbers". That makes me think of a kind of principle in which we believe that "what abounds must be very numerical", and the more digits it has, the better. Is it really like that? Well, as children, many of us are bought with this idea that does nothing more than distort even the concept of something that gives us satisfaction. If we do a mental exercise and associate "happiness" with "possessions, work, travel and expenses", what price would we put on each one?

I remember something my godfather used to do to me and some of my cousins every Friday. He would always give us some money in various bills and coins so that we could buy whatever we wanted, but sometimes he would do the following: he would take a single bill out of his wallet and say: "I'll exchange all those bills and coins for this one. Obviously no one would accept because it was a lot of bills for just one. And do you know what bill my godfather would pull out? Well, it was a $10 bill. We thought we had more because of the amount of coins and bills, and that's why we refused to even exchange for what they were offering us.

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Pixabay by trilemedia

¿Acaso no nos ocurre así con muchas cosas en nuestra vida? De hecho hasta llegamos a cuestionar nuestra realidad por algo que no tenemos y quizás nunca podremos alcanzar. También nos pasa a la hora de tomar una decisión importante, esperando el momento y el lugar perfecto. ¿Qué puede ser mejor que el mismo presente que hoy tenemos? "Si tuviera unos zapatos para jugar sería el mejor jugador del mundo" ¡ERROR! Ya condicioné mis ganas y mi actitud de alcanzar el éxito en algo material, y por lo tanto esto me puede hacer perder el enfoque de una vida con verdadero propósito. Me pongo como ejemplo por aquel niño que solía jugar descalzo y que aún siendo un adulto reflexiono en lo especial que pueden ser las cosas aún en lo más ordinario y simple.

Ya el hecho de venir al mundo de la forma en la que lo hacemos dice mucho de lo que es la verdadera esencia de la vida. Y es que ya la vida por si misma suele ser un viaje de múltiples experiencias, altibajos que nos educan y nos enseñan de forma única. En ocasiones me ha pasado que en la abundancia me siento incómodo por lo mucho, mientras que en la escasez debo cuidarme para no desanimarme por lo poco. ¿Qué me ha ayudado a manejar dichos escenarios? Entender la importancia del equilibrio en nuestra vida, y de que si aprendo a mirar al mundo con humildad y simpleza, en lo poco y en lo mucho nunca dejaré de encontrar algo para seguir disfrutando mi vida.

No estamos destinados a caminar descalzos, pero si podemos dar sentido a nuestros pasos con cosas que quizás en números y cifras no son tan llamativas, pero que en su esencia resultan más duraderas porque se acumulan en nuestro corazón. Ser empático, humilde y hospitalario es algo que puede brillar no por la cantidad sino por la sinceridad con la que se expresa, y es que a ciencia cierta las cosas que parten del alma pesan y valen más que el oro mismo. Ya no soy aquel niño que juega descalzo en la calle, pero aún sigo siendo esa persona que en lo simple y ordinario encuentro un espacio maravilloso para atesorar de la vida.

Doesn't this happen to us with many things in our lives? In fact, we even question our reality for something that we do not have and perhaps we will never be able to achieve. It also happens to us when making an important decision, waiting for the perfect time and place. What could be better than the very present we have today? "If I had some shoes to play in I would be the best player in the world" WRONG! I have already conditioned my desire and my attitude to achieve success in something material, and therefore this can make me lose the focus of a life with true purpose. I put myself as an example for that child who used to play barefoot and even as an adult I reflect on how special things can be even in the most ordinary and simple.

The fact that we come into the world the way we do says a lot about the true essence of life. Life itself is usually a journey of multiple experiences, ups and downs that educate and teach us in a unique way. Sometimes it has happened to me that in abundance I feel uncomfortable because of the abundance, while in scarcity I must be careful not to be discouraged by the little. What has helped me to manage such scenarios? Understanding the importance of balance in our lives, and that if I learn to look at the world with humility and simplicity, in the little and in the much I will never fail to find something to continue enjoying my life.

We are not destined to walk barefoot, but we can give meaning to our steps with things that perhaps in numbers and figures are not so striking, but that in their essence are more lasting because they accumulate in our heart. Being empathetic, humble and hospitable is something that can shine not by the quantity but by the sincerity with which it is expressed, and it is certain that the things that come from the soul weigh and are worth more than gold itself. I am no longer that child who plays barefoot in the street, but I am still that person who finds in the simple and ordinary a wonderful space to treasure life.

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Pixabay by StockSnap


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