Semana Santa diferente en Caracas

Hace unos días fue la Semana Santa y para mí, unos días totalmente diferentes a los que estoy acostumbrada, al menos los últimos años. Para ponerlos un poco en contexto, yo vengo de varios años quedándome en mi parroquia a servir los días que tenía disponible (ya que trabajo y no libro toda la semana).

Sin embargo, este año se dio la oportunidad para hacer algo diferente: misionar. ¿Y qué es eso de misionar?, bueno, básicamente es evangelizar, preparar actividades especiales para niños, jóvenes, utilizar los diferentes dones para el servicio, como el canto, por ejemplo.

Tengo algunos meses trabajando en una nueva parroquia para conformar un grupo juvenil, sin embargo, debido al trabajo, mis planes originales no eran quedarme todos estos días, sino acompañar en la medida de las posibilidades. Pero, lo que sucedió fue que iban a venir 5 jóvenes misioneros de otras instancias, y pocos días antes 2 de ellos cancelaron.

Así que el sacerdote encargado me pidió ayuda para conseguir más misioneros, al final logré conseguir a una chica, y faltaba una persona, por lo que el sacerdote me dijo que fuese yo. Yo le expliqué (nuevamente) que yo tenía que trabajar lunes, martes y miércoles, asistir a mi parroquia jueves y viernes. Pero aun así, insistió.

Ya que los misioneros nos íbamos a quedar en un colegio, tomé la decisión de quedarme de igual manera, aunque fuese a trabajar al otro día, y así transcurrieron los primeros días, yo quedándome a dormir pero al otro día alistándome desde temprano para ir a trabajar, llegando rápido del trabajo para las celebraciones y así. La verdad no me fue tan mal con ese plan, llegué a tiempo a las celebraciones y pude realizar mis labores. También como la distancia entre una iglesia y la otra no era tanta, pude asistir a las actividades que tenía previstas.

La verdad se ajustó mi agenda de una forma tal que me dio tiempo de estar en todo lo que tenía que estar y lo más importante es que pude servir a los demás como me gustaría. Ya tenía varios años queriendo misionar, pero como por lo general la misión la hacen los días que yo trabajo (lunes, martes y miércoles) pues no había tenido la oportunidad de participar, en cambio, acá había más momentos en lo que se podía misionar.

La comunidad fue muy receptiva ante las actividades que teníamos previstas, como actividades con niños y jóvenes, animación de las eucaristías, visitas a los hogares, inclusive tuvimos la oportunidad de visitar unos ancianatos. De verdad fue una experiencia muy reconfortante poder llevar un mensaje de esperanza a los diferentes sectores, ya que había personas que no podían por diferentes razones acercarse a la iglesia y el mismo Papa Francisco nos ha invitado a ser una iglesia misionera en salida.

Fue un reto misionar en la ciudad, yo había tenido la oportunidad de hacerlo solo en encuentros de medio día, y los que eran de más días solo lo había hecho en pueblos. Pero varios días, en una ciudad tan movida como Caracas, la verdad es que nunca, y fue una experiencia muy interesante.

Las personas en Caracas suelen estar muy ocupadas, ajetreadas, distraídas con mil cosas que hacer, y ese fue uno de los principales retos, y puntos de comparación respecto a misionar en un pueblo. Sin embargo, había muchas personas con ganas de conocer más de Jesús y alegres, porque los jóvenes estaban acercándose a la comunidad para compartir con ellos e invitar a la iglesia.

Fuimos consentidos, nos dieron muchos detalles bonitos, nos hicieron sentir muy especiales y lo más importante es que sobreabundó la gracia. Espero que podamos seguir trabajando por la evangelización en los sectores, reavivar esa parroquia, formar el grupo juvenil, un ministerio de música y mucho más...

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