Hace casi ocho años decidí renunciar a la fe cristiana. Después de 21 años siendo creyente y un cristiano activo y devoto en mi iglesia y fuera de ella, opto, después de un año y un poco más de reflexión, análisis, investigación y meditación dejar de lado mi estilo de vida y empezar a vivir lo que llamo una vida libre de dogmas. Uno de los dogmas que me plació dejar fue el diezmo. ¿Por qué me pesara darle el 10% de mis ingresos a “Dios”? no, sino por el complejo de culpa que sentí cuando no podía dárselo debido a mis carencias económicas. Hoy entiendo que ese mandato es algo usado para manipular a las masas de creyentes que hacen vida en las iglesias protestantes y que, aparentemente solo sirven para enriquecer a los pastores y líderes de esas iglesias.

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Luego de dejar la iglesia y seguir reflexionando sobre mis antiguas creencias y costumbres, me hacía preguntas y me respondía en base a lo que había aprendido de la Biblia y de otros libros de estudio sobre religión cristiana una de esas preguntas y respuestas las comparto con ustedes en este post. ¿Por qué dar el 10% de mis ingresos a una iglesia? ¿O a Dios? Partiendo del hecho de que he dejado de considerar a Dios como autoridad en mi vida y dudo de su existencia entonces el diezmo no tiene ninguna importancia para mí. Pero no dejo de hacerme la pregunta con la que inicié. El diezmo dicen que es para hacerte dependiente de Dios. Pero la realidad es que te limita económicamente a ti y habilita económicamente a otros (entiéndase pastores).

Bíblicamente hay contradicciones con respecto al diezmo. Si era como parte de la ley de Moisés, entonces podríamos decir que fue abolido junto con las demás leyes. Si el mandato era de antes de formarse el pueblo judío, entonces analizando los textos podemos concluir que el diezmo era voluntario y no obligatorio como nos lo hacen creer los pastores. Y algo que me llama la atención es que la poderosa y demoniaca (para los protestantes, claro) iglesia católica no obliga a dar diezmo sino una ofrenda voluntaria. Allí si me anoto con los católicos. ¡Cuánto no sufrí cuando no podía dar el diezmo o me retrasaba y creía que estaba en pecado y que dios me veía con ojos acusadores! Hoy ya no sufro por eso. Me siento libre y relajado.

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No digo que no ayudemos a quien lo necesita, no solo solo con un 10%, ¡hasta en 25% si deseamos! Donemos dinero para causas nobles, incluso de alguna iglesia. No siendo creyente lo he hecho sin presión, pero no pienso sentirme obligado a dar de mi dinero solo porque un grupo de autoritarios me lo imponga. Esa es lo que más me gusta de mi actual filosofía de vida, la libertad que siento al hacer las cosas. Lo valores que me rigen son muchos de los que aprendí del cristianismo y la Biblia, pero la diferencia hoy es que no lo hago por un compromiso o inclusive amor con y por “Dios” o alguna iglesia, lo hago porque lo considero oportuno, necesario y me sale del corazón para con los demás y conmigo mismo.

Gracias por tu lectura y si tienes algún comentario, con gusto lo leeré. Un abrazo fuerte.