A Través del Eco

He estado meses dentro de este abismo,
con mi alma atrapada en su propia trampa,
el peso de mis propios miedos,
arrastrándome hacia un lugar del que no quiero hablar.
Mi corazón ya no late con la misma fuerza,
se ha quebrado, como una flor marchita bajo la lluvia.
Y aún así, sigo buscando la paz
en los rincones más oscuros de mi mente.

Oye, espera
solo diré esto una vez:
por siempre estaré en deuda con ustedes,
por esos consejos que calmaron mi tormenta,
por la luz que ofrecieron cuando todo estaba oscuro,
por las palabras que me dieron aire cuando me ahogaba.

Sé que he sido frágil,
he mostrado mis cicatrices,
pero detrás de cada herida hay una historia
de lucha, de dolor y también de esperanza.
A veces no sé si soy yo el que me estoy destruyendo
o si simplemente estoy aprendiendo a reconstruirme,
pero este camino no es fácil,
y cada paso me pesa más.

Mis pensamientos siguen atrapados en la culpa,
como orquídeas carnívoras que no perdonan,
como hilos invisibles que cortan lentamente,
sangrando mi alma con recuerdos de promesas rotas.
Me he hecho daño, más veces de las que puedo contar,
con palabras que no debí decir,
con silencios que nunca debí callar.

Oye, espera
solo diré esto una vez:
me arrepiento de no haber sido más fuerte,
de no haber confiado más en ustedes,
de no haber creído que sí podía salir de esta tormenta.
Pero ustedes, en su generosidad,
me han dado lo que nunca imaginé que encontraría:
consuelo, comprensión,
y sobre todo, esperanza.

Quiero que sepan que, aunque a veces me sienta perdido,
siempre llevaré sus consejos conmigo.
Serán parte de mi vida, de mi cambio,
de mi reconstrucción, aunque no siempre lo demuestre.
Ustedes fueron los faros cuando el mar estaba bravo,
y aunque mi barco haya naufragado,
su luz me sigue guiando.

Oye, espera
solo diré esto una vez:
gracias. Gracias por ser ese abrazo invisible,
gracias por las palabras que nunca me cansé de escuchar,
gracias por recordarme que no estoy solo.
Porque incluso cuando me siento en la oscuridad,
ustedes han sido mi luz.

Me miro como soy cuando estoy débil,
y aunque aún me encuentro atrapado en mis propios pensamientos,
sé que esta lucha no es eterna,
que el amanecer llegará.
Y cuando lo haga,
será gracias a las huellas que dejaron en mi alma,
gracias a esos valiosos consejos que me han sostenido
cuando ya no podía seguir.

Oye, espera
solo diré esto una vez:
si alguna vez dudé de mí mismo,
fue porque aún no había visto mi propio valor,
pero ustedes me lo han mostrado.
Nunca podré agradecerles lo suficiente
por todo lo que hicieron, por todo lo que son.

Gracias por leer este ultimo poema , les deseo lo mejor. Que sigan escribiendo, sanando, y compartiendo su arte. Ustedes son más valiosos de lo que imaginan, y por siempre llevaré esta experiencia conmigo.