Saludos a todos los que habitan en esta verde comunidad. Nuevamente, paso por aquí para compartir algo de mis letras con ustedes.
En mi publicación anterior, motivado por participar en la Segunda Edición de La Forja Fractal a la que el amigo @cumanauta nos convocara, les conté que había escrito dos versiones de un relato. Cuando terminé de escribir la primera, me surgió la idea de rehacerla cambiando el rol de los protagonistas en la historia. Con esa segunda versión (pueden leerla 👉aquí) participé en el concurso, pues según mi criterio, me pareció una historia donde se involucra más la imaginación del lector por medio de un final abierto.
Sin embargo, no me parece justo dejar olvidado entre mis borradores el primero de los relatos. En fin de cuentas, ya está escrito. Por eso hoy les comparto la primera versión, dónde la historia toma por un camino más romántico y melancólico. En esta, la lluvia no es solo el telón de fondo, tiene su protagonismo, como se nos pedía en las bases del reto.
Además, sería muy estimulante leer el criterio de ustedes. Puede que no coincidan con mi elección al decidirme por la segunda versión para presentarla en la convocatoria de la Forja Fractal. No duden en comentarme al respecto.
Siempre agradecido por el tiempo que dedican para visitar mi blog.
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Un paraguas para dos
Hacía horas que diluviaba sobre la ciudad. La lluvia corría por las calles como ríos. Una guagua se acerca a la parada levantando grandes lenguas de agua a ambos lados. Al detenerse, por la puerta trasera, primero asomó un paraguas rojo y después la delgada figura de una mujer que corrió buscando refugio bajo el techo del estacionamiento.
Solitario, él había acomodado su espera en uno de los bancos. Se alegró de tener compañía. Un fugaz cruce de miradas le produjo un estremecimiento que agitó su pecho.
-No escampa – le dijo buscando conversación. Ella fingió no escuchar sus palabras.
-Parece que con este tiempo mi ruta no va a pasar – volvió a intentar el diálogo. Ella solo lo miró encogiéndose de hombros.
-Creo que tendré que mojarme para llegar hasta la avenida a coger un taxi – comentó como para sí mismo, enmascarando su verdadera intención, mientras la mujer se alejaba de la parada.
-Ven - ella lo invitó esperándolo bajo el paraguas - se me hace camino a casa –. Él no dudó.
En muchas otras noches lluviosas, mientras esperaba su ruta en la parada, acarició la esperanza, de que tras un paraguas rojo, apareciera, flotando, la mujer que colmaba sus sueños.
Imagen generada con Copilot IA
English Version
Greetings to everyone who inhabits this green community. Once again, I stop by to share a bit of my writing with you.
In my previous post, inspired by the Second Edition of La Forja Fractal, to which our friend @cumanauta invited us, I mentioned that I had written two versions of a story. After finishing the first, I felt compelled to rewrite it, switching the roles of the protagonists. With that second version (you can read it 👉 here) I entered the contest, as I felt it invited the reader’s imagination more deeply through its open-ended conclusion.
Still, it didn’t seem fair to leave the first version forgotten among my drafts. After all, it’s already written. So today I’m sharing that original version, where the story takes a more romantic and melancholic path. In this one, the rain isn’t just a backdrop—it plays a leading role, as the challenge guidelines requested.
I’d love to hear your thoughts. You may not agree with my choice to submit the second version to La Forja Fractal. Feel free to let me know what you think.
Always grateful for the time you take to visit my blog.
An Umbrella for Two
It had been pouring over the city for hours. Rain ran through the streets like rivers. A bus approached the stop, raising great tongues of water on both sides. As it came to a halt, through the rear door, a red umbrella appeared first, followed by the slender figure of a woman who ran, seeking shelter beneath the roof of the station.
Alone, he had settled into one of the benches to wait. He was glad to have company. A fleeting exchange of glances sent a shiver through his chest.
-It won’t let up - he said, trying to start a conversation. She pretended not to hear.
-Looks like my route won’t come in this weather - he tried again. She simply looked at him and shrugged.
-I guess I’ll have to get wet and walk to the avenue to catch a taxi - he murmured, masking his true intention, as the woman began to walk away from the stop.
-Come with me - she invited, waiting under the umbrella. - I'm going home the same way.
He didn’t hesitate.
On many other rainy nights, as he waited for his route at the stop, he held onto the hope that, beneath a red umbrella, the woman who filled his dreams would appear, floating toward him.
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