Vimos ardillas y era su primera vez, vimos chiguires, patinó en su monopatin por la pista de niños, jugó muchísimo en el parque y luego fuimos a comernos unas donas que de verdad estaban riquísimas justo después del tijerazo en la avenida Bolívar.

Hacer este tipo de actividades con los niños de verdad es algo super significativo tanto para ellos como para nosotras como madres, el compartir en familia, respirar el aire de la naturaleza, interactuar con la misma naturaleza, ver animales, ver otras caras, caminar, correr, aprender, creamos recuerdos y buenos hábitos para los niños que permanecerán en su memoria y los ayudará a crecer felizmente con valores y educación, les creamos buenos sentimientos y los llenamos de amor.

Su felicidad siempre será la mía, enseñarle la simplicidad de las cosas, la humildad y educación en nuestro ser, enseñarle a ser un gran chico que sin tener cosas materiales o cosas muy costosas el puede ser feliz, mostrarle que la vida nos ofrece muchas cosas bonitas solo hay que saber aprovecharlas de una bonita y buena manera, siendo sencillos.

Lo he ido criando a ser un niño amable y cariñoso, que se alegre y se emocione con cosas simples como una chupeta, detalles como decirle que es un niño genial e inteligente, compartir con el y darle importancia a sus cosas cada vez que me muestre un dibujo o algún logro como una construcción con sus legos.

Esas son las cosas que nos llenan, que quiero que el sienta, que este plenamente satisfecho y orgulloso de el mismo y de la vida y la crianza que le puedo brindar y que juntos unidos como madre e hijo podemos crecer y apoyarnos para lograr todo lo que queramos pero sobre todo para que el logre cada una de sus metas siendo un buen chico, teniendo presente el amor de su mamá en cada etapa de su crecimiento y formación.