The altars or monuments on the side of the routes have always seemed gloomy and mysterious to me. There are several types, some very popular such as those dedicated to the Difunta Correa, a myth widely spread in Argentina and Chile whose history is irrelevant, but the altars are small constructions, sometimes tiny houses with an image inside. and around him dozens - or more - bottles full of water. Another one that causes me a bad feeling is that of Gauchito Gil, red flags, buildings painted in red, red clothing and all red. I do not like them, although I recognize that both legends have an enormous number of followers, proof of this are those altars that are everywhere long and wide in this vast country.
It never occurred to me to stop at one of these tributes, only chance made me notice a very different and strange one that was located on the shoulder of national route number 3, one of the emblematic routes of my country that is born in Buenos Aires and It crosses the entire maritime coast until reaching Ushuaia, more than 3,000 kilometers to the south.
I parked there, between the city of Puerto Madryn and Rawson, because it occurred to the right rear cover of my car to make a symbiosis with a nail 7 centimeters long, to refer to the fact removing all the rhetoric from the text: a tire puncture.
The point is that I was standing there emptying the trunk of my vehicle to remove the spare cover and the cricket to lift it and make the replacement when I observed a small cross and a bronze plaque with an inscription in a language that I did not understand, the only date: August 5, 1865.
A couple of years after this encounter with the mysterious tombstone and in a chat with my friend Guillermo who is a resident of the city of Trevelin and descendant of the first Welsh settlers who came to Patagonia in the 19th century, it occurred to me to mention the Finding and my surprise was capital when mentioning my friend who not only knew the story but was himself a relative of the person who was honored in that place.
When El Mimosa, the first ship that transported settlers from distant Wales to our country, arrived at the Patagonian coasts and docked very close to what is now known as the New Gulf, the passengers got off the ship and began to settle there. It was inhospitable and wild but the main obstacle was the shortage of drinking water, so they decided to move by land to the mouth of the Chupat river - today Chubut -.
That trip of just a few kilometers was planned by dividing the people into three groups that left on consecutive days, for some people, that trip that today would be routine and of little importance was tragic. Among the first group was Cynrig Brown, a young craftsman traveling with his pregnant wife (although they did not know it), a cougar attacked him when he left the group to explore on his own, it was a fatal mistake and his mutilated body was only found two days later. They buried him in the exact place where the memorial stone now stands.
My friend did not know when they had put that tombstone that I found, although I did know its existence and of course the story that I have just told. He also told me that young Cynrig's widow had a beautiful and healthy girl seven months after the unfortunate events.
The end perplexed me, after several years the girl, one of the first descendants of Welsh-born in the country, became the wife of Guillermo's grandfather's brother. "The world is small" was one of my own grandmother's favorite sayings.
A curious story, now you will wonder about the title of this publication, well, and Wladfa in Welsh means colonization.
I regret not having a photograph of that headstone.
Siempre me han parecido tétricos y misteriosos los altares o monumentos a la vera de las rutas. Hay varios tipos, algunos muy populares como por ejemplo los dedicados a la Difunta Correa, un mito muy difundido en Argentina y Chile cuya historia no viene al caso pero los altares si, son unas pequeñas construcciones, en ocasiones unas casas diminutas con una imagen adentro y a su alrededor decenas –o más- botellas llenas de agua. Otro que me causa una mala sensación es el del Gauchito Gil, banderas rojas, construcciones pintadas de rojo, vestimenta roja y todo rojo. No me gustan, pese a que reconozco que ambas leyendas cuentan con una enorme cantidad de seguidores, muestra de ello son esos altares que están por todas partes a largo y a lo ancho de este extenso país.
Jamás se me ocurrió parar en alguno de estos homenajes, solo la casualidad hizo que reparara en uno muy distinto y extraño que estaba emplazado en la banquina de la ruta nacional número 3, una de las rutas emblemáticas de mi país que nace en Buenos Aires y recorre todo el litoral marítimo hasta llegar a Ushuaia, más de 3.000 kilómetros hacia el sur.
Estacioné en ese lugar, entre la ciudad de Puerto Madryn y la de Rawson porque a la cubierta trasera derecha de mi automóvil se le ocurrió hacer simbiosis con un clavo de 7 centímetros de longitud, para referirme al hecho quitando toda la retórica del texto: una pinchadura de neumático.
La cuestión es que estaba yo parado en ese lugar vaciando el baúl de mi vehículo para sacar la cubierta de repuesto y el cricket para levantarlo y hacer el reemplazo cuando observé una pequeña cruz y una placa de bronce con una inscripción en una lengua que no entendía, solo la fecha: 5 de agosto de 1865.
Un par de años después de este encuentro con la lápida misteriosa y en una charla con mi amigo Guillermo quien es residente de la ciudad de Trevelin y descendiente de los primeros colonos galeses que llegaron a la Patagonia en el siglo XIX, se me ocurrió comentar el hallazgo y mi sorpresa fue mayúscula al mencionar mi amigo que no solo conocía la historia sino que el mismo era pariente de la persona a la que se homenajeaba en ese lugar.
Cuando El Mimosa, el primer barco que transportaba colonos desde la lejana Gales a nuestro país arribó a las costas patagónicas y atracó muy cerca de lo que hoy se conoce como Golfo Nuevo, los pasajeros descendieron de la nave y comenzaron a establecerse en ese lugar, era inhóspito y salvaje pero el principal obstáculo era la escases de agua potable, por ello decidieron trasladarse por vía terrestre hasta la desembocadura del río Chupat - hoy Chubut - .
Ese viaje de tan solo unos pocos kilómetros se planificó dividiendo a la gente en tres grupos que salieron en días consecutivos, para algunas personas, ese viaje que hoy sería algo rutinario y de poca importancia resultó trágico. Dentro del primer grupo estaba Cynrig Brown, un joven artesano que viajaba con su esposa embarazada (aunque ellos no lo sabían) , un puma lo atacó cuando dejó al grupo para explorar por su cuenta, fue un error fatal y su cuerpo mutilado recién se encontró dos días después. Lo enterraron en el exacto lugar donde ahora está la lápida que lo recuerda.
Mi amigo no sabía cuándo habían puesto esa lápida que yo encontré aunque si conocía su existencia y por supuesto la historia que acabo de relatar. Además me contó que la viuda del joven Cynrig tuvo una hermosa y saludable niña siete meses después de los desgraciados sucesos.
El final me dejó perplejo, luego de varios años la niña, una de las primeras descendientes de galeses nacida en el país, se convirtió en esposa del hermano del abuelo de Guillermo. “El mundo es chico” era uno de los dichos favoritos de mi propia abuela.
Curiosa historia, ahora ustedes se preguntarán por el título de esta publicación, bien, Y Wladfa en galés significa colonización.
Lamento no tener una fotografía de esa lápida.
Las fotografías son de mi propiedad
The photos are my property
Héctor Gugliermo
@hosgug
Excelente relato @hosgug. Si debo agregar algo es el hecho que a diferencia de las colonias tradicionales, los galeses se hicieron amigos de los pueblos originarios.
Algo poco usual en la época.
Saludos!
Gracias @patagonian-nomad, la colonia galesa no solamente hizo eso, en el año 1902 votaron para seguir siendo argentinos en un laudo arbitral llevado adelante por Inglaterra, si no hubiera sido por esa votación y por el Perito Moreno, hoy algunas de las más hermosas regiones de la Patagonia serían de Chile y no nuestras.