Fiction: Aymara has the moon on her face/ Aymara tiene la luna en el rostro (ENG/ ESP)

in The Ink Well9 hours ago


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Aymara has the moon on her face

It was the night of the full moon when the midwife entered Chona's room to bring her tenth daughter into the world. Chona, a mature woman, about 50 years old, an expert in those labors, had already begun the labor of childbirth by herself. So when the old midwife came in, she found that half of the child's body was already coming out of Chona's old body, who was still pushing. The midwife approached and saw the girl's face. Her eyes widened in horror and she quickly crossed herself. Chona stopped her breathing and asked with difficulty:

"Tell me what's wrong?" -She shrieked as if something was breaking inside her.

"That girl is marked,” she murmured and did not have time to say more because then came the childish cry and the last sigh of Chona, who died without being able to see her daughter's face.


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It was not easy for Aymara to live in that village with those big marks: on the one hand, a red stain that covered half of her face, and on the other hand, the guilt for her mother's death. These were two stigmata that, in such a small village, weighed heavily. Thus, her siblings, all older than her, had neglected the child, who, to make matters worse, had been born with a short leg and a small hump on one of her shoulders. Only old Namiva took pity on the child and took her in, as one would take in an abandoned animal:

"You will be called Aymara",_ announced the old woman and made a place for her in her humble house, which was far from the village.

It cannot be said that Aymara had a sad childhood, because old Namiva, when she saw the rejection that Aymara provoked, ordered him not to go near the village and that if he met a villager, he should lower his face or hide:

"People are bad and can do you much harm, Aymara. Your mark is because of the moon: your mother looked straight ahead at an eclipse. You are not to blame for anything,” the old woman repeated, and the girl nodded as she helped with the housework.


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The problem began when Aymara grew up and the old Namiva died. Aymara had to survive and had to face a people who had always turned their backs on her:

"She is a spawn of evil",_ some would mutter when they saw her pass by.

"Hail Mary most pure!" -said others and made a cross on their faces.

Aymara, with her bent, deformed body, and dragging one of her legs, walked through the dusty streets just because she had to buy some provisions such as kerosene, matches and candles, because everything else was produced by Aymara:

"Give me the usual thing_,” Aymara, who always wore a rag over her face, so that no one could see her stain, could barely be heard to say:

"They say he has the spitting image of the devil on his face!" -the people conjectured.

"Apparently the stain is full of such long hairs that she must make bows,” they said, adding to the mystery and rejection.


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One afternoon when Aymara had to approach the town, he heard some gunshots. After the shots, he heard the screams of the people who came out terrified to take refuge in their houses. Aymara, seeing such an uproar, began to look for a place to hide, but everyone closed the doors. He had no choice but to start walking down the street, kicking up dust as he dragged his leg.

The three delinquents, who were in the middle of the road, ordered him:

"Back off",_ the men shouted and pointed at her. Aymara, who felt that her soul was more tired than her body and that all her life she had faced people, kept moving forward.

"Go back,” shouted the men again, who saw how the deformed creature was approaching them.

"I will not turn back,” were Aymara's words, and in front of the men, she removed the dirty cloth from her face. Immediately, the terrified eyes of the men opened in an incredible way, their mouths remained open and then, when they reacted, they ran away leaving Aymara in the middle of the street.

They say that after that Aymara walked down that long street as if she were carrying too heavy a weight, a wooden cross or her own body, and that only the moon, which had risen at that moment, accompanied her as a mother accompanies her daughter.

All images are free of charge and the text is my own, translated in Deepl

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Thank you for reading and commenting. Until a future reading, friends

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Aymara tiene la luna en el rostro
Era noche de luna llena, cuando la comadrona entró al cuartito de Chona, quien traería al mundo a su décima hija. Chona, una mujer madura, de unos 50 años, experta en aquellas labores, ya había comenzado ella sola la faena de parto. Por eso cuando la vieja comadrona entró, encontró que ya la mitad del cuerpo de la niña salía del viejo cuerpo de Chona, quién seguía pujando. La comadrona se acercó y fue quién vio la cara de la niña. Sus ojos se abrieron en señal de espanto y se persignó rápidamente. Chona detuvo su respiración y preguntó con dificultad:
_¿Dime qué sucede? -chilló como si algo la estuviera rompiendo adentro.
_Esa niña viene marcada -murmuró y no tuvo tiempo de decir más nada porque después llegó el llanto infantil y el último suspiro de Chona, quien falleció sin poder ver el rostro de su hija.
No fue fácil para Aymara vivir en aquella aldea con aquellas grandes marcas: por un lado una mancha roja que le cubría la mitad del rostro y por otro lado, la culpa por la muerte de su madre. Esos eran dos estigmas que, en un pueblo tan pequeño, pesaban mucho. Fue así que sus hermanos, todos mayores que ella, se habían desentendido de aquella niña, que para más males, había nacido con una pierna corta y una pequeña joroba en uno de los hombros. Solo la vieja Namiva, se compadeció de aquella criatura y la recogió, como se recoge un animalito abandonado:
_Te llamarás Aymara -anunció la anciana y le hizo un lugar en su humilde casa, la cual quedaba lejos del pueblo.
No se puede decir que Aymara tuvo una niñez triste, porque la vieja Namiva cuando vio el rechazo que provocaba Aymara, le ordenó que no se acercara al pueblo y que si se topaba con un aldeano, bajara el rostro o se escondiera:
_La gente es mala y puede hacerte mucho daño, Aymara. Tu marca es por la luna: tu madre miró de frente un eclipse. Tú no tienes la culpa de nada -le repetía la anciana y la niña asentía mientras ayudaba en las tareas de la casa.
El problema comenzó cuando Aymara se hizo grande y la vieja Namiva murió. Aymara tuvo que sobrevivir y debió enfrentar a un pueblo que siempre le había dado la espalda:
_Es un engendro del mal -murmuraban unos cuando la veían pasar.
_¡Ave María purísima! -expresaban otros y se hacían una cruz en la cara.
Aymara, con su cuerpo encorvado, deforme, y arrastrando una de sus piernas, caminaba por las calles polvorientas solo porque debía comprar algunas provisiones como queroseno, fósforo y velas,porque todo lo demás lo producía Aymara:
_Deme lo de siempre -apenas se le escuchaba decir a Aymara, que siempre llevaba un trapo sobre su rostro, para que nadie pudiera verle la mancha:
_¡Dicen que tiene la viva imagen del demonio en la cara! -conjeturaba la gente.
_Al parecer la mancha está llena de unos vellos tan largos que debe hacerse moños -decían alimentando el misterio y el rechazo.
Cierta tarde que Aymara tuvo que acercarse al pueblo, escuchó unas detonaciones. Luego de los disparos, escuchó los gritos de la gente que salió despavorida para refugiarse en sus casas. Aymara, al ver semejante alboroto, comenzó a buscar dónde esconderse, pero todos le cerraron las puertas. No tuvo más remedio que comenzar a caminar por la calle, levantando el polvo mientras arrastraba la pierna.
Los tres delincuentes, que estaban en el medio de la carretera, le ordenaron:
_Retrocede -gritaron los hombres y la apuntaron. Aymara que sentía que su alma estaba más cansada que su cuerpo y que toda la vida había enfrentado a la gente, siguió avanzando.
_Retrocede -volvieron a gritar los hombres que veían cómo aquella criatura deforme se acercaba a ellos.
_No daré marcha atrás -fueron las palabras de Aymara y frente a los hombres , se quitó el trapo sucio del rostro. Inmediatamente, los ojos aterrorizados de los hombres se abrieron de forma increíble, las bocas se quedaron abiertas y luego, cuando reaccionaron, huyeron dejando a Aymara en mitad de la calle.
Dicen que después de aquello Aymara se fue caminando por aquella calle larga como si llevara un peso demasiado grande encima, una cruz de madera o su propio cuerpo, y que solo la luna, que había salido en ese momento, la acompañaba como una madre acompaña a su hija.

Sort:  

Un relato que nos muestra la incomprensión y el rechazo a las diferencias. A pesar de eso la protagonista no vaciló en proteger a aquellos por los que tuvo que apartarse.
Lo cuentas tan bien que la lectura nos transporta al escenario y nos adentramos en la historia con facilidad.

Mi agradecimiento por tan buen regalo para el alma. 🌷