A keyboard as a gift on his birthday and friends in high school with whom he met to compose songs were the beginnings of my son's great passion for music, especially reggae.

His room was the place where the band began to form, where they played and wrote the music and lyrics. In the afternoon, friends began to arrive.

"Good afternoon ma'am", a young man with dreadlocks and a backpack on his back looked at me with a smiling expression.

"Come in; they are in the room".

I enjoyed listening to them and watching them dedicate themselves to music, expression of feelings, emotions and creativity to put it all together in a song.

The band consisted of a drummer, a guitar player, a bass player, and a keyboard player. My son and a friend were the singers. When they had to rehearse with all the instruments they would go to the house of the friend who played the drums.

One day, after a long time of rehearsal and preparation, they were invited to play near the residences where we lived. It was a small meeting place for young people, where musical groups performed.

"Mom, this week we are going to perform at the bar that is near here. I would like you and my dad to come and see us".

" I would love to go see them", I said excitedly. I liked that he invited us even though the place and the atmosphere were for young people, but that was not a limitation for me and his father; we would not miss his first time.

That night, it was about 8 o'clock in the evening when my husband and I arrived at the place. It was next to a bakery, on the second floor. The entrance was a narrow door, and when we went inside, there were some stairs that were also narrow.It was dark.

When we arrived upstairs, there were many young people chatting and laughing while drinking beer around the bar. There were no tables; everyone was standing. The place also had little light—just a few bulbs on the ceiling and walls. At the end was the stage.

We moved as close as possible to the stage to get a closer look. When the band got up to start playing, the young people came closer and closer, and we were in the middle of them. I think we were the only ones you could say "not young" in the place, where almost everyone was under 20 years of age.

They turned on the stage lights, and I could see my son in front of the microphone, the bassist and the guitarist on the sides, and further back, the keyboardist and the drummer.

He was standing there wearing a flannel with Bob Marley's face printed on the front, Blue jeans and a bandana with the colors red, yellow and green tied around his head.

After introducing themselves and thanking the audience, the music started. A strong and harmonious rhythm of all the instruments chanting the melody. And then my son started singing and cheering the audience.

I was first excited and then surprised. My son was usually of a calm and quiet temperament, but there he sang with his bass voice, while jumping to the beat of the music, and he had managed to spread his enthusiasm to the audience who were jumping at the same time, at the same rhythm, waving their arms and repeating the chorus of the song.

The energy of the young people was contagious, and my husband and I ended up jumping and singing until the music ended.

"I feel like when I used to go to my high school parties, although the music was different," said my husband, panting and with his forehead full of sweat.

"Me too, and I had a lot of fun tonight, and I think they liked the band; they kept jumping up and down and shouting".

After listening to another song, we decided it was time to go; we were tired of jumping so much, so we left my son and his band with their concert. We left excited and happy to share that special moment with him.

That was the first of several presentations in different venues in the city and the recording of some of the songs.

My son continued composing songs, but the band disbanded. They each went their separate ways. But for him, music continues to be his companion wherever he goes.

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Spanish Versión

La Noche de la Banda

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Un teclado de regalo, el día de su cumpleaños, amigos en el liceo con los cuales se reunía para componer canciones fueron los inicios de una gran pasión de mi hijo por la música, especialmente por el reggae.

Su habitación fue el lugar donde comenzó a formarse la banda, allí tocaban y escribían la música y la letra. En la tarde comenzaban a llegar los amigos.

—¡Buenas tardes señora!, un joven con drelos y un morral en la espalda me miraba con expresión sonriente en la puerta de la casa.

—Pasa adelante, están en la habitación. La música te guiará.

Me gustaba escucharlos y verlos, dedicarse a la música, expresión de sentimientos, emociones y creatividad para conjugar todo eso en una canción.

La banda estaba formada por un baterista, un guitarrista, un bajista, el tecladista. Mi hijo y un amigo eran los cantantes. Cuando tenían que ensayar con todos los instrumentos se iban a casa del amigo que tocaba la batería.

Un día, después de mucho tiempo de ensayo y de preparación, fueron invitados a tocar cerca de las Residencias donde vivíamos. Era un pequeño lugar de reunión de jóvenes donde se presentaban grupos musicales.

—Mamá, esta semana nos vamos a presentar en el bar que está aquí cerca. Me gustaría que tú y mi papá fueran a vernos.

—Me encantaría hijo, —fue lo que le dije emocionada. Me gusto que nos invitara aun cuando el lugar y el ambiente era para jóvenes, eso no era una limitante para mí y para su padre que no nos perderíamos su primera vez.

Ese día en la noche, eran aproximadamente las 8 de la noche, llegamos mi esposo y yo al lugar. Este quedaba al lado de una panadería, en un segundo piso. La entrada era una puerta estrecha y al pasar al interior había unas escaleras también estrechas. Estaba en penumbras.

Cuando llegamos arriba había muchos jóvenes conversando y riendo mientras tomaban cerveza alrededor de la barra. No había mesas, todos estaban de pie. El lugar también tenía poca luz apenas unas bombillas en el techo y en las paredes. Al final estaba la tarima.

Nos fuimos acercando lo más posible a la tarima para poder ver de cerca. Cuando la banda se montó para comenzar a tocar, los jóvenes se fueron acercando y quedamos en medio de ellos. Creo que éramos los únicos, se podría decir "no jóvenes" en el lugar, donde casi todos eran menores de 20 años de edad.

Encendieron las luces de la tarima que quedó un poco más iluminada y pude ver a mi hijo enfrente del micrófono, el bajista y el guitarrista a los lados y más atrás el tecladista y el baterista.

El estaba allí parado con una franela con el rostro de Bob Marley estampada en el frente, un Blue jeans y un pañuelo con los colores rojo, amarillo y verde amarrado en la cabeza.

Después de presentarse y agradecer al público, comenzó la música. Un ritmo fuerte y armonioso de todos los instrumentos coreando la melodía. Y entonces mi hijo comenzó a cantar y a animar al público.

Yo me quedé primero emocionada y luego sorprendida. Mi hijo era por lo general de un temperamento tranquilo y callado, pero allí mientras cantaba con su voz de bajo, mientras brincaba al compás de la música había logrado contagiar su entusiasmo al público que saltaba al mismo tiempo, al mismo ritmo, moviendo los brazos y repitiendo el coro de la canción.

La energía de los jóvenes se nos contagió y terminamos mi esposo y yo saltando y cantando hasta que terminó la música. Nos miramos y nos reímos.

—Me siento como cuando asistía a las fiestas de mi liceo, aunque la música era diferente, —me dijo mi esposo jadeando y con la frente llena de sudor.

—Yo también y me he divertido mucho esta noche y además creo que la banda les ha gustado, no paran de saltar y gritar Me alegra mucho por los muchachos.

Después de escuchar otra canción, decidimos que era hora de irnos, ya nos sentíamos un poco cansados de tanto brincar y dejamos a mi hijo y a su banda con su concierto. Nos fuimos emocionados y alegres de compartir con él ese momento especial.

Esa fue la primera de varias presentaciones en diferentes lugares de la ciudad.

Mi hijo continuo componiendo canciones, pero la banda se disolvió. Cada uno siguió por caminos diferentes. Pero para él, la música sigue siendo su compañera a donde quiera que va.

Traductor www.deepl.com