Reseña a La mujer del último show de Lourdes González Herrero

Confieso que durante mucho tiempo evité leer las páginas de este libro por culpa de su portada, me daba la impresión de un bodrio político de los tantos que se publican en Cuba. Sí, ya sé, no se juzga un libro por su portada, pero en la actualidad la identidad visual debe cuidarse tanto como el contenido; y la de La mujer del último show, en mi opinión, no le hace justicia.
Lourdes González Herrero nos atrae con una narrativa en la cual, según qué historia estemos leyendo, podemos sentir que lo mismo nos encontramos ante una autora joven que ante una escritora más madura. Un mérito que nos hace ver que a sus 72 años (68 al momento de la publicación de este ejemplar) ha experimentado con los discursos narrativos de diferentes generaciones.

No hay tiempo en la vida de una sola persona para leer todos los libros o ver todas las películas que existen. Ni si quiera si limitamos la lista a lo que se consideran títulos clásicos o de culto. Sin embargo, cuando te encuentras con un cuento como el que abre este libro se te abre una ventana al deseo de consumir cine.
Claroscuro es un cuento que nos envuelve en una escena bañada por la torpeza de un ladrón, la terquedad de la anciana víctima y las fantasías de un imprevisto, ¿espectador? Mientras avanzamos en su lectura vamos recibiendo referencias cinematográficas y analogías con escenas del séptimo arte. Visto desde otro punto se podría decir que la autora aprovecha la trama de esta historia para hacer a sus lectores múltiples recomendaciones de buen cine. Definitivamente podríamos sacar una lista de películas para ver, aunque, lo verdaderamente atractivo de este cuento es que no se necesita haber visto ninguno de estos materiales fílmicos para disfrutarlo.

A medida que vayamos leyendo el resto de los once cuentos iremos notando que la obsesión, la lujuria, el miedo y la soledad son las líneas que enriquecen el eje central de las historias narradas. Sí, el cuestionamiento humano es el pilar de todos los cuentos aquí compilados. La reacción ante determinada situación o el análisis propio de su historia de los personajes, son herramientas que utiliza la autora para ubicarnos a nosotros los lectores en la capacidad de ser empáticos con la realidad de los protagonistas o como jueces y verdugos de sus acciones.

El cuento Sobre el uso de las armas de fuego nos sorprende a mitad de la historia con un giro inesperado que nos hace leer con más intensidad para descubrir el final. Los títulos que le siguen nos introducen en situaciones tan inverosímiles como lujuriosas. En La gran soriée nos podremos encontrar preguntándonos por qué el miedo y pudor de nuestros protagonistas. Nada se narra que nos dé un indicio de alguna consecuencia negativa de estar allí o de simplemente decir que no ante determinadas situaciones. Sin embargo, la extraña alianza que conforman los tres personajes se consolida como bien plasma la autora debido a la conexión del miedo.

Luego llega Blackmail, quizás el cuento más siniestro de todo el libro. Listo para golpearnos en nuestra decencia. Lujuria, miedo, sodomización, cobardía; cada personaje tiene un papel que jugar para impactar en nuestro subconsciente. ¿Por qué actuaron así? ¿Qué hubiera hecho yo en su lugar? Preguntas que si bien están presentes en todo el libro en Blackmail se acentúan.

Como sosiego para las emociones Lourdes González Herrero nos regala Naturaleza muerta y La transcendencia según V.G. y se agradece. Aunque de manera diferente abordan la necesidad de algunos escritores de trascender el círculo local y alcanzar la categoría de autor universal. Cuentos con una prosa suave que nos deja caer varias enseñanzas de vida.

Luego de esta pausa para las emociones fuertes nos llega Las manos rojas donde la culpa es el hilo conductor. Un título que pudiera llevarse perfectamente casi sin retoques a una obra de teatro o pequeño episodio de televisión gracias a la velocidad e impacto que genera el hecho de estar compuesto en su mayoría por diálogos.

Sin lugar a dudas es un placer, al menos para mí, que el cuento que le da título al libro sea al mismo tiempo el más humano de todos. La mujer del último show nos invita a revisarnos por dentro en el modo que tratamos a los demás y en cómo la sociedad intenta imponer o negar lugares a las personas solo por no seguir el canon tradicional. La historia de Leonor Desperate, una mujer que no hace mal a nadie, pero que se ve afectada por lo que una mayoría cree que debe ser. El amor, el rechazo, la amistad, la soledad todo se despliega para hacernos saber que mañana todavía no es una posibilidad, pero que el tiempo pasa y deberíamos ser más empáticos en la vida.

Con Días de lectura todos nos podremos sentir identificados. Al fin y al cabo, cada uno tiene un libro que nos ha dejado con hambre, con la existencia revuelta y tomándonos pausas entre lectura y lectura por los sentimientos que nos despierta. En cambio, Una boutique en el desierto nos deja en suspenso, tocará a cada lector definir cuál es la realidad de la historia. Espejismo, magia, locura, este cuento está abierto a los deseos de quien lee.

Lourdes González Herrero nos deja para último un cuento que refleja una de las realidades más tontas y crueles de la humanidad, la violencia hacia lo desconocido o diferente y el deseo de dominación. Una situación horrorosa y exultante, aviesa es precisamente eso. La aparición sin previo aviso de un grupo desconocido a un pueblo desata una serie de situaciones que bien podrían describir cada etapa de la humanidad desde que la civilización occidental, europea y monoteísta se hizo dominante sobre el resto.

Este es un libro que invita a la reflexión individual a través del surrealismo de sus cuentos. Es una obra que disfruté leer y que me hizo pensar en cada una de sus historias a una autora joven cubana con la que encontré algunos paralelismos. Similitudes que me hacen reconocer a Lourdes González Herrero como una voz contemporánea de la narrativa cubana.

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