"La paz se olvida y la serenidad se adormila tras despertar en una pesadilla..."
Vagando a ciegas en la completa oscuridad, un joven se recostó de una pared y desplazó su mano derecha por la tersa superficie de esta hasta hallar un interruptor: Cuando lo oprimió, Pudo contemplar su humilde hogar con claridad.
Un basurero, un nido de una sola rata, un lugar cuyo hedor solo podía ser tolerado por alguien sin sentido del olfato; Ya que no solo había ropa sucia acumulada en pilas y regada por todas partes, sino también paquetes plásticos de comida rápida de diferentes marcas tirados por doquier.
Era un espacio pequeño y limitado, La sala de estar, la cocina y el dormitorio eran uno solo.
El matizado blanco junto con el mosaico grisáceo se lucía tan aburrido como el de un complejo de oficinas.
Las únicas puertas a la vista eran la de un almario al lado del lavamanos de la cocina y la que conducía al único baño a la vista.
Había un colchón tendido en el piso, se destacaba por tener una sabana manchada con lo que parecía ser sudor medio vistiéndola, y por tener una pila de ropa sucia encima en vez de una almohada.
Apenas lo distinguió al encender la luz de la morada, el debilitado muchacho se acercó a su así llamada “cama” dando sutiles pasos lentos: En su camino, se fue desvistiendo.
Tiró el abrigo que traía puesto desde la mañana en el suelo como si fuera otra envoltura plástica.
Al llegar a ese colchón, se recostó de espaldas dando un largo suspiro seguido de un quejido; Miró sus zapatillas y procedió a quitárselos de inmediato por el palpitante dolor que sentía en el interior de estos…
Tras desamarrar sus agujetas y retirar el calzado, se quitó esos agujereados calcetines y los aventó hacia el almario a su distancia: Diviso con disconformidad sus pies entumecidos, Por más que se tocara sus talones y pliegues callosos, no podía sentirlos, el musculo había perdido toda sensibilidad tras la dura jornada de trabajo; Pero aun podía sentir la dolencia de la marcha…
Sin quitarse la camisa blanca que traía puesta o los pantalones con raspones en su tela, Se recostó a su comodidad en la colchoneta: Estiró sus brazos y piernas hasta los bordes de las esquinas, Respiro profundo e instintivamente cerró los ojos.
Su cuerpo postrado estaba listo para descansar, Su mente cansada ya estaba lista para declinar: Estaba listo para perderse en la oscuridad, para irse a la realidad de la dicha y fantasía para olvidarse de su malestar…
Pero mientras permanecía acostado en ese colchón tirado en el piso de su departamento: Cuando encontró la posición más cómoda para reposar, Cuando sus tensos músculos por fin se relajaron…
Su inoportuno estomago volvió a rugir para recordarle que tenía otra necesidad…
El joven estaba tan cansado que lo había olvidado…
Aun no había almorzado ni cenado…
Su cuerpo no solo exigía descanso, pedía los nutrientes necesario para recobrar las fuerzas perdidas.
Era un sentimiento insoportable:
No deseaba moverse, pero tampoco soportaba ese vacío que lo perforaba por dentro.
Arruinaba su serenidad y comodidad, En ese deplorable estado no lograba conciliar el sueño de buena manera…
Sus tripas no lo dejaban en paz, no se permitió resistir más ese terco apetito.
Disgustado y amargado, con cierta fatiga en sus movimientos: Se levantó de su lecho para dar unos arduos pasos hacia la cocina para abrir una de las alacenas, Sacó de una de estas una bolsa trasparente repleta de varias hogazas de pan integral:
El único alimento que tenía guardado para él mismo en casos de emergencia.
Ya que se rehusó a pedir comida a domicilio por su periodo de tardanza, no le quedaba de otra que ingerir esos trozos de pan para volver satisfecho a su así llamada “Cama”
Por lo que rápidamente y sin pestañear, abrió la bolsa plástica para engullir un par de bollos fríos difíciles de masticar: No pudo saborearlos, Tal vez por el cansancio; Pero lo cierto es que desde ya hacia un buen tiempo perdió por completo el sentido del gusto a causa de la depresión…
El joven se sintió simplemente satisfecho con solo devorar uno de los panecillos.
No había comido en todo el día, pero tan pronto como sacio su apetito, renovó solo un poco las energías que le faltaban.
En lo que se vio conforme, volvió a guardar la bolsa plástica en la estantería y se dio la vuelta para regresar por donde vino; Una vez que almorzó y cenó al mismo tiempo, Cayo rendido en el colchón boca abajo con la cabeza mirando a un costado.
Como si hubiera perdido el conocimiento al instante, rápidamente se adentro en el mundo donde las ambiciones se hacen realidad después de la oscuridad.
Su agitada respiración se calmó en el momento que perdió la conciencia…
Por fin había dejado de avanzar en la vía sin final…
Sin embargo, era una pausa temporal.
Ya que desafortunadamente, Tarde o temprano tendrá que despertar y continuar marchando.
Fin?
-Creditos-
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