El capitán de un equipo de béisbol tiene una palabra de peso tanto en el dugout como fuera de él. Por eso las palabras de Salvador, lejos de calmar la impaciencia de los fanáticos, lograron el efecto contrario. Para nadie es secreto que quienes juegan para los Leones del Caracas, se exponen a una serie de exigencias y exposición de los medios y el público, tales como las que ofrecen los Yankees de Nueva York (salvando las distancias, por supuesto). Siempre ha sido así. Por ende, los fanáticos de los Leones son demasiados grotescos cuando se trata de pedir cuentas por los resultados del conjunto. Y esto tiene que ver mucho con la idiosincrasia del venezolano: tal como pasaría con los Yankees, el Caracas siempre es el equipo a vencer y la chapa a la que está expuesto cualquier fanático por sus pares de otros equipos, es mucho más intensa. Así las cosas, es una cuestión de orgullo propio, como sería para un fanático del River Plate por poner otro ejemplo. Simplemente no se está dispuesto a pasar por ello, y si el equipo está en el sótano de la tabla, los fanáticos esperan que las cabezas rueden.

     Habría sido preferible que Salvador callara y respondiera algo así cómo: "Sin comentarios", dado lo voluble en el ánimo aficionado, luego del mal performance general del club (anoche volvieron a perder ante Bravos 6-5). La labor de un capitán es la de animar y dar el ejemplo a su roster puertas adentro y pelear en el campo las decisiones arbitrales injustas, nada más. Defender a un manager cuestionado por sus decisiones, no es papel de Salvador. Incluso, Alguacil perdió una excelente oportunidad de dar la cara, arropado por una victoria ante el Magallanes. Ha podido responder las preguntas en lugar de escudarse tras un jugador e intentar calmar los ánimos de la afición. Por supuesto, ningún dueño de equipo basa sus decisiones en el ánimo de la fanaticada, porque así no es como se maneja una empresa (sea de la naturaleza que sea). Pero si a usted lo contratan para ganar y eso no está sucediendo, lo más sano es al menos dar la cara a los medios, para responder las inquietudes. De otro modo, no merece vestir la camiseta del equipo. Así de simple. Leo sus comentarios.

ENGLISH VERSION (click here!)

     It would’ve been better if Salvador had just kept quiet and dropped a “no comment,” given how fickle the fans’ mood is after the club’s rough run (they dropped another one last night to the Bravos, 6–5). A captain’s job is to fire up the roster inside the clubhouse and scrap on the field when the umps blow a call, nothing more. Defending a manager under fire for his choices ain’t Salvador’s role. Even Alguacil blew a golden chance to face the music himself, riding the momentum of that win over Magallanes. He could’ve taken the questions instead of hiding behind a player and trying to cool down the crowd. Sure, no owner makes moves based on fan emotions—that’s not how you run any business. But if you’re hired to win and that ain’t happening, the least you can do is step up to the mic and answer. Otherwise, you don’t deserve to wear the jersey. Plain and simple.

     ¡Gracias por leer..! // Thank you for read..!

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