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Minuto 93 del partido, todavía faltan 2 para finalizar el encuentro debido al descuento otorgado por el árbitro, en un instante que preferiría olvidar, nuestro capitán comete una dura falta dentro del área, penal pita el árbitro e inmediatamente lleva su mano al bolsillo donde guarda las tarjetas, saca la amarilla y revisa; si, el capitán de nuestro equipo ya estaba amonestado, levanta la tarjeta de color oro y luego le muestra la otra, la que nadie quiere ver, esa de color punzó, en una clara demostración de la doble amonestación y expulsión inmediata, tal como indican los reglamentos vigentes. Simple, claro, todos los jugadores, cuerpo técnico, periodistas y público en general han visto las señales y saben de qué se trata.
Las tarjetas en el fútbol son algo que vinieron no solo para quedarse sino también para imponer un orden que, hasta el mundial de 1966 incluido, los árbitros de fútbol no tenían y por lo tanto su función eran muy complicada al tratar de impartir justicia, más aún cuando la violencia en los partidos era por aquel entonces, generalizada.
Probablemente el árbitro Kenneth George Aston, quien fue uno de los que impartieron justicia en el mundial de 1962 disputado en Chile, haya visto totalmente sobrepasada su función al ser un observador casi sin reacción, de los encuentros del mundial más violento disputado hasta el presente.
En esa competencia, que es símbolo y la aspiración máxima de cualquier seleccionado en el fútbol mundial, se desarrollaron los partidos más violentos de los que se tenga registro en un torneo de semejante envergadura, más que partidos de fútbol parecían campos de batalla y ya desde el encuentro inaugural entre la Unión Soviética y Yugoslavia hubo que lamentar juego extremadamente violento donde varios protagonistas salieron lesionados, inclusive con alguna fractura.
En los encuentros entre Alemania e Italia hubo destacados hechos de violencia y en el que disputaron Checoslovaquia y España, el arquero español sufrió una patada en la cabeza que incluso le provocó un desvanecimiento por varios minutos. También en el partido entre Argentina y Bulgaria, varios jugadores terminaron gravemente lesionados.
Pero el sumun de la violencia ocurrió en el encuentro entre el anfitrión Chile e Italia, ese partido pasó a la historia con un rótulo de vergüenza: La Batalla de Santiago, allí pasó de todo, no solamente infracciones fuertes sino también escenas de pugilato y violencia extrema que provocó la intervención de la policía en múltiples ocasiones.
Justamente, al frente de ese encuentro estaba Kenneth George Aston que sufrió en carne propia la impotencia por controlar algo que estaba totalmente desmadrado.
Pero el momento cúlmine en que se decidió que algo había que hacer para cambiar la forma de impartir justicia y comunicarlo, surgió en el partido entre Inglaterra y Argentina por los cuartos de final del mundial de 1966, allí el árbitro alemán que no hablaba una palabra de español expulsó al capitán argentino Antonio Rattin porque según dijo, la expresión del jugador le indujo a suponer que lo había insultado. Se produjo una discusión entre ambos protagonistas que no entendían una palabra de lo que el otro decía y ante las poco claras expresiones del juez, el argentino no entendió que lo había expulsado demorando el reinicio del encuentro por mucho tiempo, incluso poniendo en peligro la continuidad del juego.
El árbitro inglés ya retirado pero a cargo de la gestión arbitral de la FIFA, pensaba la forma en que se podría mejorar el arbitraje dotándolo de herramientas que le permitieran imponerse y comunicar las decisiones de una manera clara y precisa. Manejando su automóvil, cuando el semáforo cambió de amarillo a rojo, tuvo la idea de las tarjetas que hoy se utilizan en todo el mundo.
En 1967 comenzaron a utilizarse esas tarjetas que rápidamente se convirtieron en símbolos mundiales del arbitraje y de las sanciones deportivas, no solamente el fútbol las adoptó, con ligeras variantes adaptadas a las circunstancias particulares, varios otros deportes hoy en día las utilizan y son parte indispensable de sus reglamentos y sanciones.
Entre otras muchas otras cosas, las tarjetas creadas por Kenneth George Aston colaboraron para que hoy en día impartir justicia y comunicarlo de forma fehaciente y clara sea una tarea rutinaria pero esencial de los árbitros deportivos.
Por su invención, el árbitro inglés fallecido en el año 2001, fue elegido como segundo mejor árbitro de la historia, solo por detrás de italiano Pierluigi Collina, el más grande.
Yellow and Red
At minute 93 of the match, there are still 2 left in the game due to the referee's extra time, in a moment that I would rather forget, our captain commits a hard foul inside the area, the referee blows a penalty, and immediately puts his hand in his pocket where he keeps the cards, takes out the yellow one and checks it; yes, our team captain had already been cautioned, he raises the gold card and then shows him the other one, the one that nobody wants to see, the red one, in a clear demonstration of the double caution and immediate expulsion, as indicated by the current regulations. Simple, and clear, all the players, coaching staff, journalists, and the general public have seen the signs and know what it is about.
Cards in football came not only to stay but also to impose an order that football referees did not have, up to and including the 1966 World Cup. Therefore, their function was very complicated when trying to dispense justice, even more so when violence in the games was widespread then.
Referee Kenneth George Aston, one of the referees at the 1962 World Cup in Chile, was probably completely overwhelmed by his role as an observer, almost without reaction, of the most violent World Cup matches played to date.
In that competition, which is a symbol and the highest aspiration of any team in world football, the most violent matches on record in a tournament of such magnitude took place. Rather than football matches, they seemed like battlefields. In the opening match between the Soviet Union and Yugoslavia, there was extremely violent play to be regretted, where several players were injured, including fractures.
In the matches between Germany and Italy, there were notable acts of violence. In the match between Czechoslovakia and Spain, the Spanish goalkeeper suffered a kick to the head that even caused him to faint for several minutes. Also, several players ended up seriously injured in the match between Argentina and Bulgaria.
But the height of violence occurred in the match between the host Chile and Italy, that match went down in history with a label of shame: The Battle of Santiago, where everything happened, not only serious fouls but also scenes of boxing and extreme violence that caused the police to intervene on multiple occasions.
Precisely, at the head of that match was Kenneth George Aston who suffered firsthand the impotence of controlling something totally out of control.
But the culminating moment when it was decided that something had to be done to change the way justice was dispensed and communicated, arose in the match between England and Argentina in the quarter-finals of the 1966 World Cup, where the German referee who did not speak a word of Spanish expelled the Argentine captain Antonio Rattin because, according to him, the player's expression led him to assume that he had insulted him. An argument broke out between the two who did not understand a word of what the other was saying and, faced with the unclear expressions of the referee, the Argentine did not know that he had been sent off, delaying the restart of the match for a long time, even endangering the continuity of the game.
The retired English referee, who is now in charge of FIFA's refereeing, was thinking about how refereeing could be improved by providing it with tools that would allow it to impose itself and communicate decisions in a clear and precise manner. While driving his car, when the traffic light changed from yellow to red, he had the idea of the cards that are now used all over the world.
In 1967, these cards began to be used and quickly became world symbols of refereeing and sports sanctions. Not only did football adopt them, with slight variations adapted to particular circumstances, but several other sports today use them and are an indispensable part of their regulations and sanctions.
Among many other things, the cards created by Kenneth George Aston helped to ensure that imparting justice and communicating it reliably is today a routine but essential task for sports referees.
For his invention, the English referee, who died in 2001, was chosen as the second-best referee in history, only behind the Italian Pierluigi Collina, the greatest.
Héctor Gugliermo
@hosgug
Sigo agradecido y aprendiendo de estas publicaciones que, además de recrear enseñan.
Importante la introducción de las tarjetas en el fútbol porque antes de su puesta en práctica hubo partidos que parecían carnicerías humanas y muchos futbolistas sufrieron graves lesiones.
En cuanto al árbitro italiano era un espectáculo verlo en escena. Si no recuerdo mal fue el árbitro de la final del mundial del 2002, entre Brasil y Alemania y Ronaldo Nazario y Colina fueron los mejores del partido. Feliz jornada. Salud y saludos.
Buen día @tonyes, hace rato que quería hablar de este tema, pero un artículo que salió hace poco en un periódico aportó más información de la que yo conocía y me decidió.
Ya había mencionado algunos de estos hechos que aquí traigo, en la historia de los mundiales que tratamos con @palabras1 en nuestro podcast que volverá recién en marzo luego de las merecidas vacaciones de los integrantes.
Saludos.
Volveremos renovados totalmente.
Gracias Héctor, por seguir confiando en este servidor.
Saludos.
Gracias por traer tus contenidos a nuestro feed..!
Nos encanta leerte..!
Abrazo.
@tipu curate 8
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Gracias querido amigo @fermionico!
Me has dejado una vez más impresionado soy muy fan de leerte, sin dudas de no haber llegado las tarjetas todavía estaríamos lamentando lesiones horribles, como siempre una brillante presentación mi estimado amigo @hosgug
Muchas gracias @sadiel0102, si no hubiera sido el inglés, seguramente a algún otro se le habría ocurrido algún método similar.
Saludos