Eso de pedir demasiada calma y cordura como si estuviéramos a principios del siglo XX , cuando lo pidió el General López Contreras resulta una petición irresponsable. Desde hace veinte años se persigue, se amenaza, se encarcela, se asesina, se expulsa, se tortura, se hambrea, se enferma. Claro que somos inmediatistas pero en este caso se trata de vidas, de existencias, de enfermos terminales, de esqueletos ambulantes, y mientras tanto, Michel Bachelet está preocupada, los organismos regionales van a leer informes, los internacionales lo van a pensar, eso tiene un nombre: lo saben, lo sabían, pero no se atreven porque los intereses económicos valen más que un gentío, que un país, que un genocidio.
Se repite la historia de la pre segunda guerra mundial, pero en aquel tiempo, podían justificarse un poco más pues no había teléfonos celulares, cámaras invisibles, tecnología de punta que registra todo y más allá. Pero a pesar de la censura en los países ocupados por los alemanes, muchísima información sí se llegó a filtrar muy poco después de que las matanzas ocurrieran. Muchas cartas, postales e informes escritos llegaron a sus destinatarios. Entre los destinatarios se encontraban no sólo individuos comunes y corrientes, sino personal diplomático y cabezas de estado (incluyendo hasta el Vaticano). Muchos informes provinieron de personas que lograron escapar de campos de concentración, Uno de los libros más importantes es “The Terrible Secret” (“El Terrible Secreto”), de Walter Laqueur. La primera edición fue publicada en 1980; la revisión, en 1998. El libro trata acerca de lo que sabía, cuándo y dónde se sabía, y por qué ocasionó tanta incredulidad o se le prestó tan poca atención.
Sólo por carencia o secuestro de medicamentos y por su cambalache en votos chavistas, mataron a más de cuatro mil enfermos, eso únicamente en el Seguro Social, nombre incorrecto, Inseguro, cómplice, mafioso, fascista. Pero lo seguro es "la pre-ocupación" no lo ocupación como acto humanitario de emergencia.