Concurso de escritura creativa Merrys Adictos-Pasión Indomable

Martha es una mujer curiosamente diferente, siempre sintió curiosidad por sí misma, tanto, que descubrió rápidamente como controlar su cuerpo y dominar a cualquiera que lo quisiera, sabe dónde tocar y cómo hacerlo, su lengua te acercaba a las estrellas ¡aún más que cualquier telescopio! El placer era su descanso y tenía la imaginación más activa que cualquiera.   

Alberto es un chico normal de 17 años, con aspiraciones normales, vagamente tenía sexo con su novia, aunque la amaba, sentía que algo faltaba; este par de seres se topan de casualidad en los pasillos de su facultad. Martha era profesora y Alberto su estudiante, se conocen y, sin saberlo, tejían una inevitable red de pasión y deseo. 

Nunca compartieron más que libros y quejas, hasta que la deliciosa Martha decide tomarlo, como una leona ataca a su presa, lo deja sin escapatoria y luego consume todos sus deseos. Un día cualquiera, las clases han terminado, el hambre ha sido saciada y todos parten a sus casas, ellos, quienes ya hacía rato que estaban en su rincón favorito, nunca notaron la ausencia, hasta ese momento, no escuchar a nadie más activó rápidamente el morbo de Martha, quien siempre había soñado una sola cosa ¡sexo en un lugar público!    

Ese día agregó a su lista el sexo anal, solo sintió curiosidad, sólo porque si, sólo porque ese chico la excitaba al punto más alto de su lívido, en un intento por convencerlo empieza a besarlo, sin hablar, sin proponer, solo acariciando sus labios con su deliciosa lengua, poco a poco, hasta introducirla entre sus dientes y encontrarla con la de él, sin pensarlo nuestro chico empezó a tocar todo su cuerpo, su blanco, suave y provocativo cuerpo, paseó sus manos hasta bajar su pantalón marrón, su deseo aumenta cuando logra ver sus caderas, su trasero y su tan depilado monte de venus!    

Ambos morían por viajar fuera de ese mundo, Martha lo notó en lo rápido que Alberto se endureció, por su mente solo pasó una idea, ¡poder saborear el deseo de su cómplice! Poco a poco dejo de besarlo y besándolo poco a poco llega a su abdomen, le da un mordisquito que avisa lo siguiente, toma su duro y suave miembro para primero darle besos, lamerlo cual caramelo, su lengua se pasea por todo su miembro mientras sus manos suaves y dispuestas toman los testículos y los masajean hasta ver que su éxtasis es total, lo humedece para lo que ella desea, de repente lo introduce totalmente en su boca con labial rojo, succiona hasta sentir que su víctima se retuerce de placer, con ganas de volverlo loco, se detiene, lo mira y sabe que quiere más, con el deseo aún entre sus dedos sube y le susurra que quiere que la penetre, se voltea, y poco a poco baja su cabeza hasta llegar a una postura que la hace recibir una nalgada que sonroja su cuerpo, estando húmeda y dispuesta le pide que lo haga de una vez, con voz dominante, sin levantar el tono, solo ordenando a su esclavo, él hace lo que ella pide y poco a poco empieza a ver como desaparece su miembro dentro de su cuerpo, el dolor llega rápidamente, esa zona es difícil, aún así le pide seguir, no quiere que pare, cuando siente que tiene TODO lo que necesitaba tan dentro como quiere, él empieza sus embestidas, una, dos, cinco, miles, la nueva sensación, la idea de que cualquiera podría aparecerse sin aviso, hacen que ambos pidan más, sudando y con olor a sexo las embestidas continúan, la espalda suave de Martha ahora está roja y aruñada, sentir ese dolor le encanta, saber que él está a sus órdenes la hace sentir poderosa, nota que su ahora cómplice y complaciente amante está a punto de acabar y solo por puro gusto, se levanta y lo hace salir, la cara de nuestra víctima se oscurece al ver la satisfacción que ella siente con eso, y sin ganas de parar la voltea de nuevo, hala su largo y rizado cabello hasta someterla a sus deseos, ahora es él quien ordena, ahora es él quien demanda, gustosa y con una sonrisa en sus labios claudica y el juego sigue, minutos después ambos están sudados, asustados y excitados, Martha siente un orgasmo único, sus piernas tiemblan y comparte sus últimos gemidos en los labios de Alberto, él por otro lado le pide acabar sobre su abdomen, ésta lo complace y termina así un momento que nunca olvidarán.   

Alberto vuelve a casa a disfrutar de su amor, ella sólo recordará un momento, una fantasía cumplida...