Concurso de Microrrelatos de Ciencia Ficción #MicroCiFi256 - Semana 11 - Mente colmena.

Alexander estaba impresionado. Jamás había visto algo semejante en las comunidades que había estudiado antes y buscó infructuosamente información en todas las bases de datos a las que tenía acceso.

La muestra de microorganismos traídas de Europa, una luna de Júpiter, se comportaba de una manera muy extraña.

La capsula herméticamente sellada que le habían entregado contenía lo que parecían un polvo terroso cuando él estaba alejado del recipiente pero a medida que se acercaba, ese polvo terroso iba amontonándose y tomaba la forma de la parte del cuerpo que estuviese más cercana. Casi muere de la impresión cuando acercó el rostro: hasta gesticulaban igual que él. Era como sí tomaran la información a distancia, como una especie de telepatía.

Lo que Alexander no se imaginaba es que esos microorganismos estaban conectados con los que quedaron en su hogar, le pasaban información sobre las condiciones del planeta y que colectivamente habían decidido invadirlo.

Cuando el científico creía analizar, era analizado y cada vez que se acercaba a través de su campo vital las bacterias le inoculaban pensamientos usando sus campos vitales. Poco a poco fue su esclavo y poco a poco fue el instrumento.
Cada bacteria tomaría control de un humano.

Los colegas de Alexander nunca notaron el cambio pero se extrañaron cuando dejó la ciencia y se dedicó a la política. Mas asombro cuando llegó a ser el hombre más poderoso del planeta: el presidente de Estados Unidos.

Ahora las bacterias de Europa tenían el control y podrían viajar a la Tierra a su antojo.