CACO, UN FUERA DE SERIE

in #sabelotodo2 years ago

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Caco acaba de cumplir medio siglo.
Pero parece de cien.
Tiene olor a humedad porque se las pasa leyendo en el sótano de su casa donde guarda libros que al abrirlos se desarman. Su piel tiene el color de una vela vieja. Pálido. Casi muerto.

Lleva unos anteojos culo de botella que le dan un aspecto contrario a lo que en realidad es. No conozco persona más culta, más preparada, más ilustrada que Caco.

Él sabe de todo. Y su conocimiento no es superficial. Hablar con Caco puede resultar aburrido porque tema que se aborda no lo larga así nomas. Va hasta el hueso. Aunque ya se haya dilucidado la respuesta que nos trajo al asunto en cuestión, él la sigue.

Ya no nos sorprende, pero hace veinte años no le creíamos demasiado. Pensábamos que era un opinólogo profesional, que creía saberlo todo. Hoy con el Google al alcance de la mano todo lo que Caco revela se confirma cierto.

Por esas cosas de la vida Caco nunca formó pareja, aunque tuvo un par de novias en su adolescencia.

Hoy vive sólo. En realidad, con una enorme cantidad de gatos que ni él lleva la cuenta pero que le hacen buena compañía. Vive con lo justo y nunca pide nada, pero los amigos sabemos de sus carencias. Trabaja medio turno en la Biblioteca Popular, clasificando libros de donaciones, que son muy frecuentes.

Una vez encontró trescientos dólares dentro de un ejemplar de un libro de Mario Benedetti y no se los quiso quedar. Fue inmediatamente a entregárselos al tesorero.

Un día, sin su consentimiento, lo inscribimos en un programa de preguntas y respuestas que salía los viernes por Canal 12 de Montevideo. Fue en 1987. Lo conducía Juan Carlos Mareco ¨Pinocho¨.

El formato del programa era sencillo. Tres participantes debían responder la misma pregunta, encerrados en una cabina. Los participantes llevaban auriculares y micrófono como el de los helicopteristas y no se escuchaban entre sí.

Aquel participante cuya respuesta fuera incorrecta era invitado a abandonar automáticamente el programa, cuya emisión constaba de sólo cuatro preguntas, que entre la tanda publicitaria que era gorda y las respuestas de los tres participantes ocupaba una hora completa del Prime Time del viernes uruguayo.

Al finalizar su tercera semana llevaba acumulado algo parecido a ocho mil dólares, el equivalente a dos años de trabajo en la Biblioteca Popular. Caco ya era famoso en Montevideo. Por más de que perdiera en la cuarta y última semana eso que había acumulado hasta hoy ya era suyo. La producción del programa empezaba a ponerse nerviosa.

Quedaba una ultima emisión porque el límite establecido a pagar, el pozo mayor al que nadie había llegado, era de diez mil dólares.

Y llegó el cuarto viernes.

Caco nunca demostró estar nervioso. Era gracioso verlo salir de la sala de maquillaje. Le aplicaban unos polvos mágicos que le sacaban ese color cetrino y parecía recién llegado del Caribe.

En las gradas del estudio se veían carteles de apoyo a Caco. Caco ya tenía un Club de Fans y a él eso le encantaba. Nos reíamos cuando le pedían autógrafos. Caco tenía la estatura de una estrella de Rock.

Y arrancó el cuarto programa. La primera pregunta fue de deportes. Hecha con mucha mala leche.

Caco se acomodó los auriculares y el micrófono y respondió: El inglés George Reader fue el árbitro de aquella memorable final. Dirigió el famoso partido que pasó a la historia como "Maracanazo", jugado el 16 de julio de 1950 en Río de Janeiro entre Brasil y Uruguay.

-¡Correcto! – gritó Mareco

Los otros dos participantes dejaron el estudio al no saber la respuesta dando ingreso a otros dos nuevos contrincantes.

Segunda pregunta, ¿está preparado?...
¿Cuántos de los Treinta y Tres Orientales no eran uruguayos?

-Nueve. Hubo cuatro argentinos, cuatro paraguayos y uno nacido en Mozambique, Joaquín Artigas. Como dato curioso el cordobés Simón del Pino fue el único de los cruzados que estampó su firma en el acta de la Declaratoria de la Independencia.

-¡Correcto! – gritó Mareco, mientras la tribuna sacudía los carteles de Caco, y otros dos contrincantes se retiraban del estudio.

Pero Caco, según la producción, no supo contestar correctamente la tercera pregunta.

Un profundo silencio invadió el estudio.

Caco desde su cabina hacía el gesto de “No” con su dedo índice.

El grupo de fans de Caco no lo podía creer. Sabían que Caco era infalible. Y de la tribuna comenzó a bajar un grito que se multiplicó en todo el publico presente. “– NO SE VA… CACO NO SE VA… CACO NO SE VA… CACO NO SE VA”.

La discusión devino porque la producción del programa sostenía que el músico autor de la famosa Marcha de San Lorenzo, Cayetano Alberto Silva, era uruguayo. Mientras que Caco aseguraba que Cayetano Alberto Silva, si bien había nacido en San Carlos, Departamento de Maldonado, Uruguay, había adoptado la ciudadanía argentina, lo que lo hacía argentino.

Los tres miembros del jurado, incómodos, cruzaban miradas mientras consultaban libros gordos sobre sus escritorios. Hasta que encontraron la respuesta. Se pusieron de pie los tres aplaudiéndolo a Caco.

-¡Correcto! – gritó Mareco

Los fans de Caco lo sacaron de la cabina y lo llevaron en andas hasta el centro de Montevideo.
Caco se llevó los diez mil dólares.