LAS DOS CARAS DE LA SOLEDAD

in #spanish4 years ago

Hay dos tipos de personas en la vida, y esas dos clases de personas tienen a su vez dos formas de pensar y de sentir, muy diferente a la de los demás.
Existen las personas que aman y defienden su soledad , y que por alguna razón se han vuelto adictas a ella por voluntad y no porque algo los haya ahorillado a ello.
Personas que sus sentimientos, emociones y pensamientos están enfocadas en otras cosas o en otro tipo de prioridades.
A su vez, existen las personas que adoptan la soledad por factores distintos, por diferentes tipos de situaciones, decepciones o desamores. Regularmente esta soledad es impuesta por la tragedia y es involuntariamente impuesta por un profundo dolor, existe el deseo de no estar solos o solas, de tener una compañía a su lado, pero por alguna razón diferente al primer grupo, el destino no se los permite.
Estas personas pasan todo el tiempo hambrientas de afecto, y de compañía.
El primer grupo, el de los que viven su soledad y su soltería, son independientes hasta cierto grado de los propios sentimientos que puede darles una compañía, están cómodos con cocinarse a sí mismos, ir a algún lugar a comer, o incluso salir a divertirse a solas, es un muy buen método para ellos para vivir alejados de cualquier responsabilidad emocional o afectiva, se van a la cama y la la acaparan en su totalidad y la disfrutan toda para ellos mismos, y así son felices hacen todo solos, así ellos ven su vida pasar.
El segundo grupo es todo lo contrario, en este grupo están los que cada día al levantarse lo primero que hacen es ver el otro lado de su cama sin ver a nadie ahí y eso les causa cierto pesar.
Desayunan, se cocinan su propia comida y no salen a comer fuera porque no le encuentran un sentido a estar comiendo solos.
Aquí están esas personas que aunque hacen todo solas, no se sienten del todo a gustos con su soledad y a veces están haciendo sus cosas, sus compras sus ejercicios, incluso están en sus trabajos y se detienen un instante a pensar el porqué de su falta de compañía.
Es irónico como en el primer grupo las emociones se vuelven simples, sin existir esa necesidad de sentir el acercamiento de otro ser humano por un periodo largo de tiempo.
Y en el otro grupo, es todo lo contrario, siempre andan en busca de esa necesidad de encontrar a esa persona con la cual reír juntos y caminar, ese alguien ideal.
Con la cual compartir una cama y dormir abrazados hasta el amanecer.
Todos vivimos la soledad, y la sentimos de distintas maneras.
No podemos comparar el comportamiento de unas personas con el de otras.
Hay quienes su soledad es un aliciente, el cual adoptaron como estilo de vida sin que les cause mayor ansiedad a sus vidas, y hay otros que no se resignan a vivirla, siempre están en busca de momentos que les den de cierta manera una certeza de que quizá su estado podría de un momento a otro cambiar.
El problema principal radica en esas ciertas ocasiones cuando una persona que vive su soledad sin ningún problema, se topa con una que vive su soledad como algo que no desea, que no ve justo vivirla.
Ya que una persona que está cómoda estando sola va a ser difícil que llene las expectativas de una que desea vivir o compartir en pareja una relación a largo plazo.
En el primer grupo las personas son un poco frías, bruscas en su manera de tratar, directas y a veces hasta indiferentes ante las necesidades ajenas.
Ya que su soledad les a enseñado que el ser egoístas les da cierta libertad, y a su vez los vuelve inmunes hasta cierto punto al dolor o al sufrimiento.
Y en el otro grupo, es todo lo contrario son personas sensibles preocupadas del bien de las común, afectuosas y dedicadas a la compañía que se les brinda.
Son personas que te llaman para preguntarte si ya comiste, como va tú día, si ya volviste de donde andabas, si ya estás a punto de descansar.
Son personas que buscan encajar en la vida de otra.
La soledad tiene dos tipos de personas, sus seguidores y sus retractores, los que viven una fiesta en su propia lejanía de los demás.
Y los que buscan acercarse a la vida ajena para una relación entablar.
La soledad tiene dos caras, y tiene dos formas de aceptarse y sentirse.
Ese es el mundo en el que ahora vivimos para bien o para mal.