Saludos @jorlando. Sabes, en mis tiempos de maestra activa y gracias a Dios nunca me tocó un niño así, por supuesto nunca faltó uno tremendo pero me imagino que la táctica de la maestra era darle responsabilidad al "niño malo" para darle la oportunidad de cambiar. Lo que nunca pensó fue que era peor ja,ja,ja. ¿Esa escuela es una que queda cerca de la estación de Agua Salud y frente al Unicasa que está en la avenida Sucre?, si es esa yo me inicie ahí como maestra suplente por un año.
Quedé fascinada con la comparación que le diste a tus recuerdos con la historia del libro. En mis tiempos de escolar, nunca fui traviesa pero no me dejaba someter por nadie, era como una hormiga (brava) de las amarillas de esas que pican duro; me echaba puño con cualquiera ja,ja,ja. Creo que en todas la épocas hubo, hay y habrá un @jorlando ja,ja,ja... Bueno, chico tímido gracias por la recomendación de esa lectura. MAESTRAS ACTIVAS A LEER ESE LIBRO Y A DESGLOSARLO PARA SU ANÁLISIS.
Sí la escuela en donde estudié es la misma en donde te iniciaste como maestra, que alegría conocerte, en mi tiempo la muchachera nos enamorábmos de las maestras suplentes, casi siempre eran jóvenes encantadoras que nos trataban con mucho cariño. Pero me gustó que no te dejaras someter por nadie, picabas durísimo y te hechabas puños. En ese mismo año del relato hubo una maracucha que me cayó a cachetadas delante de todos y yo soporté con hombría aquel azote de golpes, sin chistar, las muchachas se sorprendieron que yo la dejé que me golpiara, entonces les dije con hidalguía ¡A las mujeres ni con el pétalo de una rosa! y ellas celebraron.
oye, qué coincidencia. Yo trabajé entre 83 y 84, tenía 18 años y dí clases a un tercer grado en el turno de mañana. En ese entonces viví con una tía en el edificio que está arriba del Unicasa. También le hice suplencia a la difunta maestra Carmen Duarte. Y pues sí, de chica si se metían conmigo o mis hermanos ayayaiiiiii, ja,ja,ja; no jalaba cabellos, puro puños pero los varones nunca me hicieron nada, sin embargo igual los retaba, no les tenía miedo y a las muchachas no las perdonaba.
Que gracioso, no tenías miedo. No, yo estudié en esa querida escuela en el 70 exactamente, 13 años menos, yo vivía en la Av. Sucre, de Tinajitas a Agua Salud, en el edif Gran Mariscal Sucre. Mi mamá fue maestra en la Augustín Aveledo en Gato Negro, la hacía pasar pena cada vez que la citaban, entonces ocultaba su profesión. Gracias por tus comentarios, son muy divertidos. Nos leemos en el próximo reto.