Creo que nada es por casualidad, pues a mis manos llego un regalo que quiero compartir con todos ustedes. Un regalo que quizás lo andas buscando y que el autor Joan Garriga Bacardi nos lo presenta a través de su libro ¿Dónde Están Las Monedas? Con mucha gracia y sencillez relata un cuento que es para adultos dirigido a nuestros corazones de niño. A medida que nos profundizamos en la lectura nos damos cuenta como nos conduce a la sanación de nuestra alma comprendiendo y aceptando el regalo más maravilloso que hemos recibido, pero que, para mucho de nosotros por no saber qué hacer con él, por el dolor que nos produce, no lo aceptamos y buscamos las monedas en los lugares más erróneos imaginados.
Les invito a iniciar esta aventura con la narración que Garriga, J (2010) nos deja en su libro:
“Una noche cualquiera de un tiempo cualquiera, una persona tuvo un sueño especial: soñó que recibía unas cuantas monedas de manos de sus padres. No sabemos si eran muchas o pocas, si eran miles, cientos, una docena o apenas un par. Tampoco sabemos de qué metal estaban hechas, si eran de oro, plata, bronce o tal de simple hierro.
Mientras soñaba que su padres le entregaban las monedas…se llenó de ternura y durmió plácidamente el resto de la noche…” (p. 9)
Según como sigue narrando el autor a la mañana siguiente el soñador se dirigió a la casa de sus padres y relató lo que en sus sueños había visto y les dijo:
“…gracias, son suficientes. Son las monedas que necesito y las que merezco, Así que las tomo con gusto porque vienen de vosotros. Con ellas seré capaz de recorrer mi propio camino.”(p.11)
Mientras recorría su propio camino, éste le resultaba sereno y aplacible, en armonía con su espíritu, mientras recordaba con gratitud las monedas recibidas de sus padres y diciéndose a sí mismo “No hay mejor fertilizante que los orígenes”
El cuento prosigue relatando como en otro momento otra persona tenía el mismo sueño en donde recibía unas cuantas monedas de sus padres y esto le produjo repulsión y malestar y que a la mañana siguiente se dirigió a sus padres con aire de prepotencia y lleno de orgullo y le reclama a sus padres por las monedas que le habían regalado, como cita el autor:
“…Al soñar que recibía en sus manos las monedas de sus padres sintió espontáneamente un pellizco de incomodidad. La persona quedó invadida por una agria inquietud… sentía un fastidio que parecía enfado y enojo, pero que también tenía algo de queja y resentimiento.” (p.12)
“Quizá lo que más reinaba en ella era la confusión y su cara era el rostro del sufrimiento y de la disconformidad. Llena de furia y con un ligero tinte de vergüenza, decidió caminar hacia la casa de sus padres.
Al llegar allí, mirándolos de soslayo les dijo:
—Esta noche habéis venido en sueños y me habéis dado unas cuantas monedas… Vengo a deciros que vuestras monedas no son buenas ni suficientes. No son las monedas que necesito ni son las que merezco ni las que me corresponden. Así que no las quiero y no las tomo... Con ellas mi camino sería demasiado pesado o demasiado triste de recorrer y no lograría ir lejos. Andaré sin vuestras monedas.” (p.13)
Esta persona a medida que recorría su camino se encontró con otros, se preguntaba si ellos eran los que tenían las monedas que merecía y necesitaba, las monedas que no tomo de sus padres porque no supieron dárselas. Empezó a tener la esperanza que el otro tuviera aquello que no había tomado de sus padres y con tristeza descubrió que no tenían lo que le faltaba.
Tuvo un hijo y depositó en él todos sus anhelos y expectativas, tenía un vínculo especial con él. Se preguntaba si sería este, el hijo que tanto amaba, quien tenía las monedas. Pero al final comprendió que su hijo no las tenía y en su desesperanza pidió ayuda a un terapeuta, quien con su infinito amor lo ayudo a reenfocarse y centrarse. Al cabo de un tiempo el soñador se dio cuenta quién tenía sus monedas, según lo relata en el cuento el autor:
“— Sé dónde están las monedas. Siguen con mis padres.
Primero solloza, luego llora abiertamente. Después surge el alivio, la paz y la sensación de calor en el pecho. ¡Por fin!
Durante el trabajo terapéutico ha atravesado las purulencias de sus heridas, ha madurado en su proceso emocional y ha reenfocado su visión. Ahora se dirige de nuevo, como lo hizo hace tantos años atrás, a la casa de sus padres.
Los mira a los ojos y les dice:
— Vengo a deciros que estos últimos diez, veinte o treinta años de mi vida he tenido un problema de visión, un asunto óptico. No veía claramente y lo siento. Ahora puedo ver y vengo a deciros que aquellas monedas que recibí de vosotros en sueños son las mejores monedas posibles para mí. Son suficientes y son las monedas que me corresponden. Son las monedas que merezco y las adecuadas para que pueda seguir. Vengo a daros las gracias. Las tomo con gusto porque vienen de vosotros y con ellas puedo seguir andando mi propio camino” (p.25)
El siguiente texto nos lleva a reflexionar sobre el regalo más hermoso y genuino que hemos recibido de nuestros padres, el cual en la narrativa está representado por las monedas. Las monedas son todas las experiencias que hemos tenido con nuestros padres agradables o desagradables, felices o dolorosos, afortunados o desafortunados, tristes o alegres durante nuestros primeros años de vida y por ende en nuestra crianza.
Nos invita a tomar todo lo que vivimos con nuestros padres, tal y como fue, aunque estas hayan sido muy dolorosas, si hubo abuso, crueldad, si fue terrible, si se lastimo nuestra inocencia. Podemos tomarlo todo y seguir nuestro camino, teniendo el coraje de transformar lo vivido en recursos que nos permitan ser libres, usando las monedas que nos regalaron, puesto que no podemos desligarnos a nuestros orígenes.
Si te resulta difícil tomar las monedas es porque no sabes qué hacer con tanto dolor, la realidad vivida es muy fuerte porque tu corazón na sabe cómo manejar las emociones, pero en el momento que dices sí, acepto tal y como fue todo lo que paso y estas son las monedas que me corresponden, podrás ser libre.
Luchar con negarte a tus orígenes te hace encadenarte aún más a los sentimientos de desdicha. Dices que no te quieres parecer a tus padres, que no lo vas a hacer igual que ellos, para luego darte cuenta, muchos años más tarde, que eres una copia fiel se su proceder. Todo lo que rechazamos nos encadena y lo que amamos nos librera. Por consiguiente, tomar de tus padres lo que te dieron te hace amarlos en tu corazón y al mismo tiempo liberarte para seguir tu camino y escribir en un lienzo en blanco tu destino diferente a ellos.
Quizás te preguntes y cómo lo hago si ellos me abandonaron o me hicieron mucho daño, cómo agradecer el regalo de las monedas. Lo único que puedes agradecer es el regalo más genuino que te dieron tus padres que es la vida. Y aceptar las monedas que te corresponden y que vienen de ellos, sin críticas, sin pesar, aceptar tal y como fueron los hechos y a partir de allí comenzar a construir. Cuando en tu corazón cabe el amor hacia tus padres podrás ser diferente y seguir el camino de la felicidad.
Ahora viene lo difícil, cómo logro aceptar las monedas de mis padres, pues te guiare en una pequeña visualización que pone en orden tu concepto hacia el regalo de tus padres.
Cierra los ojos y visualiza a tus padres frente a ti (aunque estén muertos, nunca los conociste, te abandonaron) y dile a ambos: papá, mamá durante mucho tiempo tuve un problema de visión y ahora lo veo bien, gracias por darme la vida, lo tomo todo de ustedes, gracias por lo que me dieron y lo que no me dieron también, ustedes son los padres que hay y los acepto en mi corazón. Denme su permiso para hacerlo diferente. Seguidamente visualiza a tus padres detrás de ti; tu mamá del lado izquierdo tocando tú hombro y tu padre de tu lado derecho tocando tu hombro. Déjalos allí y mantén esa visualización todo el tiempo que pienses en ellos, porque ese el lugar que deben ocupar, dándote las monedas que te mereces para que desde allí veas tu futuro y escribas tu camino a la felicidad.
Les invito a leer este libro que nos envuelve a medida que descubrimos el regalo que nos dieron nuestros padres. Las monedas que nos permiten construir…
Gracias.
Hola @aurazusanli!!
Nuestra relación de origen es la de nuestros padres, si la llevamos en nuestro recuerdo con dolor y conflicto, esto inevitablemente lo vamos a ver reflejado en las diferentes áreas de nuestras vidas. Tal vez al principio sea difícil aceptar las penas que llevamos en nuestra alma producto de la relación que tuvimos con nuestros padres, pero si no nos detenemos para aceptarla y sentirla, seguiremos sin darnos cuenta causando más dolor, tanto a nosotros mismos como a las personas que nos rodean .
Saludos!!
Hola @rafalex51 nuestro origen es la base de todo. Seria imposible ser felices sin aceptar antes a nuestros padres, así que, al reparar la relación con los ellos, sin memoria y sin judgar, se nos facilita el camino a la felicidad.
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No recuerdo dónde leí una vez que "todos los hombres luchan por parecerse a sus papás y todas las mujeres pasan la vida evitando ser como sus madres". Y es completamente cierto, lo que no dijeron para complementar esa frase es que nosotras las mujeres estamos erradas anotando secretamente en nuestra mente cada mínimo defecto o disgusto para no ser iguales, criticarlas o juzgarlas. A mi me ha costado muchísimo eso y me ha tomado años aceptar adecuadamente, tuve que entender un día que yo me estaba victimizando demasiado y que tenía que aceptar también las cosas como son que vendrían siendo las monedas que me dio ella.
Excelente y muy reflexivo tu post como siempre, saludos, lástima que llegué tarde para votar.
El hecho que te tomes tiempo para leer el post es suficiente para mi. Gracias.
Que hermoso aporte nos has compartido @aurazusanli.
Lástima que no entró en el lente de los curadores.
Te doy las gracias por la orientación. Trataré de encontrar este libro.
Saludos y que disfrutes un hermoso día.
Gracias por tus palabras, este libro es un bonito aporte a nuestro entendimiento con los padres. Saludo.