En la inmensidad del mar
siento tu aroma,
busco tu mirada
y veo ese brillo en tus ojos,
tus abrazos tan cálidos,
y esa paz perdida vuelve a mí.
De repente una brisa fría cala mis huesos,
tu rostro se desvanece,
te busco desesperada entre las sombras,
mis manos tratan de alcanzarte sin éxito alguno,
¡es muy tarde!
Tristemente me doy cuenta
que solo me ha acompañado mi reflejo,
solo soy yo de nuevo, perdida, con miedo,
una soledad tan incierta en ese basto mar.
Nuca estuviste,
sólo fue una ilusión pasajera,
un invento cruel de mi imaginación,
pues yace las cenizas de tu cuerpo en este mismo mar.
Vengo a llorar tu ausencia,
a verte por un breve instante
aunque sea producto de mí invención
pues es la única manera de encontrarte de nuevo
aquí en este mar que va más allá de mis sueños.