Impresionante como un barco hundido en una isla de nuestro país puede tener tanta historia, creo que es una experiencia que todos los venezolanos deberían conocer. Su nombre es Sesostris; y sí, es de origen alemán.
Conozco desde hace mucho tiempo Isla larga (Puerto Cabello), un paradisíaco lugar con aguas cristalinas, arena blanca y fina, es muy hermosa, realmente.
Esta embarcación, de origen Alemán, lleva en Isla Larga desde 1941. Puerto Cabello para el año 1930, jugaba un papel de gran importancia para el comercio entre Venezuela y Europa. Existía una fuerte colonia extranjera en la ciudad, especialmente la colonia alemana. Se dice que para principios de siglo, esta ciudad era el lugar de Venezuela donde se revelaba en su más amplia forma y con versatilidad, la iniciativa empresarial de los alemanes; estos eran dueños de las casas comerciales más importantes de la época. La frecuencia de los viajes era tal que se dice era más fácil viajar de Puerto Cabello a Alemania que de Puerto Cabello a Caracas, ya que abordar un barco era mucho más fácil que emprender el camino hacia la Capital. Los barcos mercantes rutinariamente surcaban las aguas que separaban la América de Europa. El interesante intercambio de bienes y cultura que se desarrollaba fue repentinamente interrumpido cuando en septiembre de ese año las tropas alemanas comienzan su avance sobre territorio polaco.
La segunda Guerra Mundial había comenzado. Durante este período, los barcos de Italia y Alemania se vieron envueltos en una terrible situación, ya que eran acosados por ingleses y franceses que rodeaban las rutas comerciales. Así seis barcos de bandera italiana y uno de bandera alemana se vieron obligados a pedir refugio a Venezuela, ya que ésta se encontraba en una posición neutral ante la guerra. Los capitanes de los barcos junto con sus tripulantes se instalaron en Puerto Cabello, e hicieron de Venezuela su hogar. Sin embargo, dos años más tarde, el 29 de Marzo de 1941 el presidente de los Estados Unidos, para ese entonces, Franklin D. Roosevelt, da la orden de incautar los barcos alemanes e italianos ubicados en puertos de Norteamérica. A raíz de estas declaraciones México y Cuba toman medidas parecidas. Los capitanes de dichos buques, habían recibido mucho antes, claras órdenes de sus países de no permitir bajo ninguna circunstancia, que las embarcaciones cayeran en manos enemigas. Amletto Rovelli, capitán de uno de los barcos italianos, recibió instrucciones de hundir inclusive el barco de ser necesario. Esto mismo se les fue dicho a los capitanes de los demás buques que permanecían en aguas venezolanas.
El 30 de marzo de ese mismo año, Roosevelt cumplió su palabra y fueron confiscados numerosos barcos y así la noticia llegó a oídos de los capitanes y marineros. En la madrugada del 31 de marzo las tripulaciones de los barcos refugiados incendiaron sus propias naves, siguiendo así las órdenes del alto mando. Aproximadamente a las ocho de la noche los venezolanos se reunieron en el puerto a observar lo sucedido, indignados, no podían creer que estos extranjeros hubiesen puesto en peligro la vida de quiénes les habían ofrecido refugio durante dos años. Gracias a la intervención de autoridades venezolanas, de los bomberos y de la capitanía de Puerto Cabello, no se incendió el barco italiano “Bacicin Padre”, el cual iba cargado de ocho mil toneladas de petróleo aproximadamente, y que de haberse incendiado, habría significado una catástrofe para el puerto y los habitantes del mismo. Este disgusto, se convirtió en una persecución de marineros, los cuales fueron capturados y se les fue otorgado de 2 a 4 años de cárcel en territorio venezolano.
Después de haber sido capturada toda la tripulación de los barcos (alrededor de 300, entre marineros y oficiales), fueron llevadas a distintos lugares ya que no cabían en la jefatura de la policía. Algunos marineros alemanes fueron llevados al cercano pueblo de San Esteban, donde se hospedaron en casas de familias alemanas que vivían en este pueblo. Por cierto que la historia de este interesante y hermoso pueblo merece ser relatada el clima les sería un poco más agradable y familiar; allí se instalaron. La gran mayoría de estos marineros y oficiales, vivieron el resto de sus días como ciudadanos venezolanos y adoptaron este país como el suyo.
Algunos ya habían contraído matrimonio con mujeres de Puerto Cabello como el capitán de la nave italiana "Jole Fassio" el señor Amleto Rovelli quien fundó una importante compañía aduanera en La Guaira. Sabemos que el capitán del "Sesostris" único barco alemán involucrado en el hecho, el señor Karl Ueding también se quedó en Venezuela y se casó. Luego de unos años, los barcos incendiados fueron recuperados y algunos vendidos a los Estados Unidos y otros a Argentina. Sin embargo el único barco alemán, el Sesostris, sufrió daños muy graves y no pudo ser reflotado. El presidente de Venezuela, para esa época, Isaías Medina Angarita, dio órdenes de remolcarlo y abandonarlo en una isla cercana a Puerto Cabello, llamada Isla Larga. Hoy en día la embarcación alemana se ha convertido en un arrecife coralino con una inmensa vida marítima. También es usado para expediciones marinas, práctica y entrenamiento para los buzos de nuestro país. Es impresionante como un barco hundido en una isla de nuestro país puede tener tanta historia, creo que es una experiencia que todos los venezolanos deberían conocer.
Me encanta leer este tipo de historias. Seguiré de cerca tus publicaciones. Un saludo.
muchas gracias, te leeré igual, saludos!
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