Lagunillas de Mérida en Venezuela, comenzó siendo un pueblo bendecido por la agricultura, la crianza de animales y terminó convirtiéndose en un gran desierto, difícil de sobrevivir.
Se comenta que la historia de esta región se remonta a el siglo V a.C, con indígenas muy bien organizados que conocían técnicas de cultivo de maíz, yuca, plátanos, papas y gran variedad de hortalizas, plantas medicinales. Igualmente, gran variedad de animales domésticos, para el trabajo y para el consumo humano, tales como burros, caballos, yeguas, bueyes, vacas, chivos, ovejos, cochinos, pollos y gallinas, entre otros. Adicionalmente, conocían técnicas de cultivo, de riego y almacenamiento de agua en pozos, estanques, entre otras.
Lagunillas, por ser una región xerófila por naturaleza, no dispone de fuentes naturales de agua, excepto la laguna de Urao. Por lo tanto, dependía de fuentes de agua externas de propiedad privada, las cuales se almacenaban y vendían a los pobladores como fuente de riego para las plantaciones. Semanalmente a cada conuquero le correspondía una hora de agua, la cual compraba los derechos de uso. Al correr de los años estas fuentes de agua se agotaron o cambiaron por otras necesidades de sus dueños. Los gobiernos de turno de los últimos 50 años, estuvieron haciendo promesas que el agua se traería hasta Lagunillas de otra región y que se resolvería el problema de manera definitiva.
Hasta el presente el problema sigue sin resolverse y poco a poco, el pueblo solo ha quedado como zona de residencia para los pobladores que trabajan en Mérida, la capital (20 minutos en transporte terrestre). Actualmente, el pueblo tiene unos 50.000 habitantes.
El pueblo tiene una economía informal de venta de souvenirs, pastelitos, comidas típicas, así como, la venta de artesanía regional. Casi toda esta actividad económica se realiza alrededor de la laguna de Urao. Lamentablemente, esta laguna esta en proceso de extinción, ya que se esta utilizando el agua para otros usos y las fuentes naturales de alimentación de agua a la laguna se han bloqueado producto de la construcción se viviendas en sus alrededores.
Finalmente, hablar de este tema me resulta melancólico ya que viví la mayoría de mi infancia en este lugar, donde me tocaba acompañar a mi papa en todas las labores de cultivo, especialmente las relacionadas con el riego del conuco. Indudablemente, me divertía un mundo, por lo que no necesitaba juguetes para sentirme feliz.
Espero, que le haya gustado este post y voten por el mismo. Que tengan un feliz día para todos los miembros de esta familia STEEMIT
excelente post,me gusta la forma en que describe todo, te sigo!!
Muchas gracias, ya te sigo para tener un apoyo mutuo
Muy buena redacción, me gustó.