Los humanos tenemos la capacidad del conocimiento y razonamiento, los cuales nos permiten construir increíbles y grandes cosas, más allá de lo material y la industria, también podemos hacerlo en el ámbito espiritual. Pero con la misma simpleza y facilidad con la que creamos, con las mismas habilidades podemos destruirlo todo en un abrir y cerrar de ojos; sobre todo en el siglo en el que vivimos actualmente, a pesar de que el humano en sus antepasados fue una total bestia, con el avance de las civilizaciones se ha mantenido la viveza del ser. Cuando hablo del ámbito espiritual, me inclino a hablar sobre el alma de cada uno de nosotros, de el nivel de noblezan el cual sólo existe en las personas mas inocentes de la tierra, como son los bebés, los niños y algunos adultos mayores de edad. Es lamentable que la mayoría los humanos de edades promedio (adultos, adultos jóvenes) no podamos mantener ese nivel de bondad en nuestros corazones, quizá esto se deba al aprendizaje, tanto el bueno como el malo, de las experiencias dadas por la vida, que automáticamente crean una defensa en nosotros para reaccionar a las mismas situaciones pero ya de manera más conveniente para si mismo, para el bien propio, sin pensar en cómo pueda afectar y/o dañar a los terceros, en cualquier área que se imagine, trabajo, hogar, sociedad, amor... Esto mismo nos ha vuelto el corazón una total y completa pila de vibras negativas, que en resumen son pura basura.