La rutina diaria a veces cansa, demasiado. 😪
El frÃo de la madrugada, la cola de personas inquietas por llegar a sus destinos, niños llorando, adultos discutiendo por pasar de primeros o por quedarse afuera del transporte, una vez dentro del mismo, el ajetreo de las personas por la mañana: algunos ni hablan por lo dormidos que van, cayendo del sueño, otros en cambio casi gritando por cualquier conversación, sencillamente porque ese es su tono de voz, o tal vez sea alguna pelea entre señoras mayores y/o embarazadas.
¡Libre al fin del transporte!
La llegada temprana a la universidad, casi sola por completo, hasta que llego y mágicamente aparece el resto de los estudiantes y las personas que allà hacen sus labores. Procede entonces las clases de la hora de la mañana, en las cuales trato en lo posible de prestar atención, sin embargo soy vencida por el sueño en el pupitre, despertando al finalizar y me he perdido la explicación total. Aguanto un par de horas graves, las del mediodÃa, pasando hambre porque no tuve el tiempo suficiente de hacer almuerzo para llevar, esperando allà las clases de las horas de la tarde, en las cuales trato de no dormirme, o de prestar por lo menos un poco de atención, ya que tuve una lección en la mañana...
Finalmente es hora de regresar a casa, cansada, pasando la misma roncha con el transporte público, sólo que un poco más leve, ya que mi hora de salida, es la hora de salida de pocos. Llegar automáticamente a buscar la manera de alimentar mi estómago, dÃas en los que tengo que cocinar son los más difÃciles. Para posteriormente comenzar mis deberes desde la tarde hasta la hora de acostarme a dormir "temprano", donde resulta misión imposible teniendo internet, teniendo vÃdeos en youtube que ver, termino por dormir a la 1 de la mañana. Para madrugar al siguiente dÃa y preguntarme si aún tengo el pulso suficiente para seguir, si aún sigo viva.