Todo comenzó en junio de 1943 cuando Peter van der Hurk, natural de Dordrecht, que pasado el tiempo sería más conocido como Peter Hurkos, tra.. bajaba como pintor en un campo de prisioneros en la Holanda dominada por los alemanes. Estaba en lo alto de una barranca, cuando resbaló y cayó al suelo desde nueve o diez metros y se fracturó el cráneo. Fue llevado de in. mediato al vecino Hospital Zuidwal, en La Haya, donde permaneció inconsciente durante tres días.
Se Revelan Sus Dones
Por fin, abrió los ojos y se encontró en una cama, al lado de un paciente, Aard Camberg, que nunca antes vio Por alguna razón que no supo com prender, Peter lo miro atentamente y le dijo:
- Es usted un mal hombre. Su padre le regaló un reloj de oro poco antes de morir, y usted lo acaba de vender...
El hombre se sentó en la cama y miro perplejo a Peter. Pero éste siguió hablando:
- Viene de Rotterdam, y en la bolsa tiene dinero que robó en el lugar donde trabaja.
El individuo recogió su ropa, se vistió a toda prisa y salió corriendo, a pesar de las protestas de la enfermera. Cuando Peter contó lo sucedido, la mujer fue en busca de un psiquiatra, el Dr. Pieters, que diagnosticó el caso como de "percepción extrasensorial".
Los siguientes meses, Peter sufrió de insomnio y constantes jaquecas, hasta que los médicos decidieron darlo de alta, cuando estuvo fuera de peligro. Pero acababa de entrar en una fase nueva y desconcertante de su existencia, y no volvió a ser el mismo de antes. Se daba cuenta que algo había su cedido en su cerebro, porque se sentía confuso y molesto cuando había alguna persona a su lado. Decía que las imágenes mentales de sus pensamientos y de sus temores asaltaban su mente.
Poco después descubrió que, si tocaba objetos íntimamente relacionados con otras personas, podía ver a éstas y describir todo cuanto a ellas se refería. Y con tanta gente extraviada a causa de la invasión alemana, comenzaron a hacerle preguntas sobre la mejor manera de recobrar a los amigos o familiares desaparecidos. Hacia el final de la guerra, Hurkos, se hacía llamar así ahora, ayudó a los grupos de resistencia holandeses para localizar a los espías que intentaban infiltrarse en su movimiento. No se conservan documentos de la época, a causa del peligro que entrañaban, pero Gert Goosens, figura importante de la resistencia, afirmaría años más tarde que la ayuda de Hurkos “fue infalible e inestimable”.
En Ayuda De La Justicia
Al terminar la guerra, Hurkos ayudó a la policía en varias ocasiones, para esclarecer un crimen o para hallar un objeto perdido. Una de las experiencias más extrañas en las que intervino Hurkos sucedió en 1948, cuando desapareció la joven Viola Widegren en Helgum, Suecia. Era una enfermera que se esfumó durante una visita que hizo a su padre y a su madrastra. En el hospital donde trabajaba Viola preguntaron a su padre si sabía dónde estaba su hija, y el hombre contestó que no la había vuelto a ver desde su última visita. Las autoridades locales, que habían oído hablar de Hurkos, acudieron a él. Lo llevaron a la casa donde fue vista por última vez la enfermera. A los pocos minutos, Hurkos palideció y se sintió enfermo
- La muchacha fue asesinada dijo a la policía. Quiero abandonar este lugar.
Más tarde explicó a las autoridades que la joven fue asesinada por su padre, y enterrado el cadáver en el sótano. Pero como el señor Widegren negó el permiso para que cavaran en su casa, el misterio no pudo ser solucionado.
Viaja A Estados Unidos
En 1957, Peter Hurkos fue invitado a conocer Estados Unidos, donde fue estudiado por varias eminencias. Entre los científicos que lo sometieron a diversas pruebas estaba el Dr. André Puharic, que lo encerró en una jaula metálica rodeada de cables metálicos con alto voltaje. El propósito era determinar si un poderoso campo magnético podría afectar sus poderes. Hurkos triunfó en todas las pruebas.
La policía norteamericana solicito su ayuda en varias ocasiones. En enero de 1959 desapareció una familia formada por los esposos Jackson y sus dos hijos de uno y seis años. Un par de meses después, fueron descubiertos sus cadáveres en un bosque vecino a la ciudad de Annapolis.
El Dr. Francis Riesenmann, psiquiatra amigo de la familia, se entrevistó con Hurkos para que lo ayudara a descubrir a los asesinos. En cuanto le entregaron la camisa del hombre muerto, Hurkos describió al asesino, un borracho de cabellos hirsutos que trabajaba como pepenador o algo así. Nombró la marca de cigarros que fumaba, y que vivía en una casa pintada en dos colores, en cuya parte anterior había una silla rota. La policía no tardó en atrapar al criminal.
Se han hecho cientos de pruebas a este hombre poseedor de dones tan singulares, pero nada se ha descubierto. Han obtenido decenas de encefalogramas en sus momentos de inacción, y cuando despliega sus extraños poderes, pero nada han mostrado. Lo único que se sabe es que recibió un golpe en la cabeza, y que a partir de entonces se revelaron los fenómenos que asombrarían al mundo. ¿Por qué? Ese enigma todavía no ha podido ser aclarado.