como lava , las lágrimas vertidas,
resbalando mejillas...
quebrándose a pedazos
en un horno de angustia…
Y mi fe se adormece.
Mil preguntas que aturden.
confusiones de un norte, que aun
no direcciona la brújula…
Calles que me aburren, transito de
calzados trenzados y zapatillas de fiesta
suspendidos en el tiempo...
combustión de almas, taciturna espera.
El magma late en el corazón de un tepuy
en el hojaldre del humilde panadero
en la madre que amamanta
en las cuerdas del cantor que ve enmudecer
sus notas, sin menoscabar
su tiple que gritara en la alborada...
para reinventar con frutos, la tierra que navega
en sombras de los que a fuego y llanto
horadaron con su aliento y cuerpo,
sepulcros donde no germinan girasoles.
mientras en el hijo huérfano, ¡como arde, cuanto duele!
la furia se volvió océano y le gravita en los ojos
nubes de gaviota y llanto...
Que son lágrimas de todos...
sea de hojaldre…
Derechos de autor reservado.
Monte Roraima