Año: 2017
Género: Bélico
Dirección: Christopher Nolan
Producción: Emma Thomas / Christopher Nolan
Música: Hans Zimmer
Fotografía: Hoyte van Hoytema
Montaje: Lee Smith
Sinopsis: Esta producción cinematográfica narra y expone lo sucedido en la ciudad francesa de Dunkirk, que sirvió de escenario para la operación militar de los Aliados entre mayo y junio de 1940 conocida como "Operación Dinamo". La estrategia consistía en la evacuación de las tropas aliadas que habían sido cercadas por el ejército nazi en plena invasión de Francia. Dunkirk presenta las tres perspectivas: tierra, mar y aire.
En Dunkerque todo se une para generar inquietud: la fotografía, el montaje, el tratamiento distante de muchos de sus personajes y por supuesto, la música y el diseño de sonido. Toda una maquinaria audiovisual para transportarnos a una de las batallas más importantes de la primera parte de la II Guerra Mundial.
El guión refuerza constantemente la trascendencia del tiempo, no sólo con su estructura sino con elementos más narrativos como la marea, la cantidad de combustible de una avioneta o la duda de cuánta agua filtrada por el casco de un barco se requiere para hundirlo. El tic tac, las notas estruendosas sostenidas y el tono perpetuamente ascendente se unen a esos elementos narrativos para formar la experiencia angustiosa y tensa que ofrece 'Dunkerque'. Y aquí entra el otro prisma desde el que se aprecia la música en la película como "diseño de sonido" más que como mero acompañamiento emocional.
Quienes han conocido sus trabajos, saben que, además de llevar grabado a fuego el sello de identidad de Hans Zimmer, las composiciones de esta producción son tan precisas que no dejan prácticamente espacio al silencio, acompañándonos en todo momento y resultando especialmente agobiantes. El truco del compositor para generar esta sensación va más allá del incesante sonido del segundero del reloj, y es un efecto conocido como "Shepard Tone".
"Es una ilusión donde hay un tono en continuo ascenso. Es un efecto como un sacacorchos. Siempre va arriba, y arriba, y arriba, pero en realidad nunca sale de su rango." declaró el director Christopher Nolan en una entrevista. Un “truco”, si se quiere, donde el oyente escucha sonidos que no están presentes en el estímulo, una especie de sonido imposible que engaña al cerebro.
La música transmite una sensación de tensión ascendente, como si en cualquier momento las puertas del infierno se fueran a abrir, pero nunca llega a ocurrir. El resultado es una fusión de música, efectos de sonido e imagen que no había conseguido alcanzar hasta ahora. Esta fue una técnica que usó también en The Prestige (2007) , The Dark Knight (2008) e Inception (2010). En esta última, Zimmer ya inyectó su banda sonora de los conceptos manejados por Nolan en su historia, reservando las notas más alargadas y sostenidas para los niveles más profundos de sueño donde el tiempo pasaba mucho más lento. En Interstellar (2014) y The Dark Knight escuchamos con frecuencia un ritmo pulsado que imita el tic tac de un reloj para apoyar la urgencia en cada momento.
Ahora, ¿qué hace a Dunkirk resaltar entre las otras creaciones de Nolan? Pues, esta ofrece una experiencia inmersiva única para el espectador. El apartado sonoro de la película enfatiza el realismo de la batalla pero también lo hace de una manera novedosa que se diferencia de cualquier otra película bélica. Richard King (editor de sonido) tuvo que grabar toda clase barcos, aviones y armas de la época, así como capturar el sonido de las olas y la arena que azotaron a los 400.000 soldados aliados que esperaban para ser evacuados.
La película es un crescendo continuo y, para incrementar la sensación de tensión en el espectador, se utilizaron trucos como sincronizar el ruido de los motores de las embarcaciones con las extraordinarias composiciones de Hans Zimmer.
Uno de los sonidos más llamativos de la secuencia son las sirenas que sonaban al paso del bombardero Stuka, un indicio de que lo peor aún no había llegado. Para recrear el terrorífico sonido del bombardero, King construyó una sirena acorde a lo que necesitaban y, añadiendo efectos de secreto comercial, aumentó la intensidad, creando un sonido ensordecedor para los soldados. Y para la audiencia, en definitiva.
Dunkirk consiguió la precisión en cada aspecto: infundió la emoción de angustia necesaria para el film. Con el hiperrealismo de cada sonido, trasladó al público a la Francia de 1940. Su montaje y edición fue más que acertado y en conjunto con la fotografía y dirección característica de Nolan, dan como resultado una majestuosa creación cinematográfica digna de distinguir.
Gracias por leer mi análisis sobre esta vibrante producción cinematográfica, ¡pronto estaré compartiendo más letras para la comunidad cinéfila!
María Buttó.
Increíble, la magia de esa película es la musicalización y la edición de sonido. Te hace temer de un enemigo que nunca se ve.