Soy defensor, como buen joven, de la existencia de la noción de "relevo generacional". Y le soy inclusive expectante. Pero ese relevo generacional tiene implicaciones históricas que la dejan en una situación endeble. Ninguna generación hace el mundo que hereda; el mundo nos precede, somos criaturas arrojadas al mundo. Como plantease Ortega y Gasset, la vida nos es dada pero no como algo hecho sino como algo por hacer, y agrego, en un mundo que ya hay cosas hechas. No nacemos salvajes sino culturizados y socializados. Los vicios culturales de la idiosincrasia si no son debidamente identificados como tales se reproducen sin necesitar ejercer sus estrategias de subsistencia.
Y en ese mundo heredado escribo siendo ya alguien que tiene que saberse con poder participación activa en el mundo mínimo que le rodea. Eso abruma pero es necesario. Y se sitúa un pensamiento duro pero que es curioso: ¿Quiénes serán esos que heredarán el listón y serán los líderes del porvenir? No me interesa responder por quiénes serán pero sí sé que esos prohombres en mi territorio tienen un deber único, tomar una única decisión: Permitir o no que el territorio siga encadenado a un modo monolítico de concebir las distintas esferas de la vida o construir un territorio de diversidad. Esto, llevándolo al terreno de un mejor castellano, es si el territorio seguirá moviéndose por distintas capas de dominación carismática y seducción teológica, fetichista y carismática. Este modo de hacer política construida desde la adoración y el seguimiento del correcto intérprete del camino sagrado del Progreso se han construido los liderazgos políticos en Venezuela. Aunque hayan diferencias ideológicas el sustento bajo es que ese líder es el camino, el medio, el comandante, el que sabe, llevarnos a la tierra prometida del Progreso. Eso puede continuar o, aprovechando que ese modo de hacer la política está debilitado, acabarse. Pero queda en manos de una generación que se descubre deprimida en un país cuya precedencia es la más desoladora ausencia
Excelente como siempre, Miguel.
Excelente, Miguel. Totalmente de acuerdo contigo. Llegará el momento en que los mejores hombres tomen posiciones de poder, ya lo he dicho antes, y espero verlos con mis propios ojos.
Lastimosamente no se ha mostrado ningún indicio de que la política, mayor aún las personas, hayan cambiado en algo con respecto a las generaciones previas.
Venezuela esta en la peor crisis de toda la historia del hemisferio occidental y nada parece suceder, todos esperan a que alguien, un líder los rescate, sea Leopoldo López, Óscar Pérez en su momento, y para algunos inclusive Bertucci. Si seguimos esperando que alguien haga las cosas y no empezamos a actuar, entonces este pueblo seguirá condenado a pasar por las mismas penurias que ha pasado, porque demostrara no haber aprendido nada.